La historia reciente del Deportivo Alavés no puede entenderse sin la presencia, en el papel de protagonista principal, del Celta de Vigo. A lo largo de las últimas temporadas, no ha habido año en el que no se hayan producido enfrentamientos entre vitorianos y vigueses y en las dos últimas campañas ha sido en la ciudad pontevedresa donde el cuadro albiazul ha acabado sellando su destino con sonrisas y lágrimas. Un escalón competitivo más abajo, El Glorioso vuelve a encontrarse de nuevo con su compañero de viaje a lo largo de los últimos años, aunque en esta ocasión lo hará con las jóvenes promesas del conjunto celeste.

Desde la temporada 1998-99, la del regreso del Alavés a Primera División, todas las campañas se ha producido un enfrentamiento entre vitorianos y vigueses ya fuera en Primera, Segunda o en la Copa del Rey. Todo un clásico que volverá a repetirse ahora, aunque para desgracia albiazul este sábado no será el primer equipo celeste el que visite el estadio de Mendizorroza.

Tampoco es novedad la visita del Celta a Mendizorroza en fechas cercanas a las festividades navideñas, ya que en las dos últimas temporadas -las dos saldadas con victoria gallega-, el cuadro vigués aterrizó en Vitoria para aguar la fiesta vitoriana e, incluso, en la temporada del regreso a Primera el partido, en pleno mes de marzo, estuvo a punto de suspenderse por la nevada que cubrió el terreno de juego pero que no fue impedimento para que el por entonces celeste y después albiazules Jandro se despachase con tres fenomenales goles.

El contrapunto de esta historia se encuentra en las visitas primaverales y casi veraniegas del Alavés a Balaídos, lugar de resurrección y posterior caída del Glorioso en dos temporadas consecutivas, ya que del milagro a la debacle sólo hubo un año de diferencia siendo precisamente el Celta el que se salvó de la quema con la certificación del descenso albiazul gracias a dos goles del canterano Iago Aspas.

potente cantera Como en tierras alavesas, en las viguesas el fútbol no pasa por un buen momento después de los grandes éxitos que se vivieron en el cambio de siglo. El primer equipo lleva ya varias temporadas dando serios bandazos y el club se encuentra sumido en un proceso concursal que le ahoga económicamente.

Por todo ello, la ilusión celeste reposa sobre una cantera que una temporada tras otra regenera la esperanza del celtismo. Las últimas camadas han sido extraordinarias y han obtenido unos resultados extraordinarios. Sin ir más lejos, y aunque finalmente no pudo alzarse con el título, el cuadro celeste en categoría juvenil protagonizó el año pasado una temporada espectacular que sólo el todopoderoso Barcelona pudo frenar en la final de la Copa de Campeones.

Invicto a lo largo de los treinta compromisos ligueros, el Celta juvenil sólo se vio superado en la gran final por el Barcelona para acabar proclamándose subcampeón estatal con muchos de los jugadores que ahora militan en el segundo equipo vigués y entre los que también figuraba el actual alavesista Juanjo Luque. Precisamente, un gol del propio Luque pudo haber encauzado el título de los gallegos, pero fue anulado por fuera de juego y después el Barcelona superaría al meta vigués en dos ocasiones para acabar con el sueño celeste, que vio escapar el título en su única derrota de toda la temporada.

Tras esta hazaña sin final feliz, muchos fueron los canteranos que, al menos, vieron recompensada su gran temporada e, incluso, alguno de ellos recibió la llamada del Real Madrid -el caso de Rodrigo Machado-, Hugo Mallo pasó a formar parte del primer equipo, mientras que otros cinco futbolistas (Hortal, Iván, Lede, Pedro y Toni) militan ahora en el filial celeste.