vitoria. Decepcionado.Así acabó ayer Javier Pereira con lo sucedido en Mendizorroza. El pacense no daba crédito minutos después del término del partido a lo que había pasado en el terreno de juego. El preparador albiazul no encontraba siquiera palabras para explicar el cruce de cables que sufrieron ayer sus pupilos. "No sé qué decir. De una manera coherente no puedo explicar esto".

Y es que a su entender, lo sucedido ayer contra el Mirandés tiene difícil explicación. "No se puede justificar lo injustificable. No te lo explicas, ya que nunca habíamos hecho esto". Al menos, Pereira tenía claro que los responsables del desaguisado habían sido ellos mismos y lo reconoció abiertamente. "Hemos perdido el control y siento vergüenza como máximo responsable de lo que ha pasado. Nosotros somos los únicos culpables", se sinceró.

QUERÍA UN TIEMPO MUERTO El técnico del conjunto vitoriano no quiso excudarse en la labor arbitral para defender a su equipo. "Si buscara una justificación, sería una excusa". No quería eso el extremeño. Ayer tenía bien claro que los que no rayaron como se esperaba fueron ellos. "Teníamos que haber estado a la altura y no ha sido así. El comportamiento debe ser otro, pero no se puede perder los papeles como los hemos perdido".

Por todo ello, el entrenador del cuadro babazorro acabó "muy dolido" y con "pocas ganas de hablar". Y es que lo peor de todo, a su juicio fue la imagen que dio el Alavés, que echó por tierra lo realizado anteriormente. "Se puede perder un partido, pero aquí hemos perdido mucha credibilidad", lamentó.

Estaba tan alucinado Pereira con lo que estaba viendo, que si le hubieran dejado parar el partido para tratar de enderezar el errático comportamiento de su equipo ayer en Mendizorroza lo habría hecho. "Veía que estaban acelerados. No sé que les pasaba por la cabeza. Si hubiese podido, pido tiempo muerto", desveló.

De todos modos, Pereira no quiso eludir su responsabilidad y asumió para él toda la culpabilidad. "La decepción es conmigo mismo, porque el que tengo la culpa soy yo".

Pese a todo, Pereira no está preocupado ya que considera a su equipo capaz de reaccionar. "Convivo con ellos, sé que personas que merecen la pena, trabajadores y espero que podamos recuperar la credibilidad perdida", concluyó un técnico para quien su principal quebradero de cabeza es el de formar un once y una convocatoria para la próxima jornada habida cuenta de las innumerables bajas que tiene.