La Diputación Foral de Álava publicará el próximo mes de noviembre la convocatoria de ayudas para paliar los daños producidos por el mildiu en la cosecha de uva de Rioja Alavesa y ofrecer protección a los agricultores frente a eventos críticos no asegurables. Así lo anunció ayer la diputada foral de Agricultura, Noemí Aguirre, a preguntas de su grupo juntero (PNV) en el pleno de control de las Juntas Generales de Álava.
Aguirre destacó una línea de ayudas “que cobra especial importancia este año, marcado por la excepcional de mildiu”, al tratarse de una enfermedad no cubierta por el seguro agrario oficial y ha resumido los principales requisitos para acceder a las mismas. Al respecto, enumeró que las explotaciones deben contar con un mínimo de seis hectáreas inscritas y el máximo de pago será para 50 hectáreas.
Se busca “reforzar la calidad, la sostenibilidad y la singularidad de nuestros viñedos y vinos”, a través de varias vías de actuación
Deben ser viñedos de más de dos años y se establece una ayuda base de 80 euros por hectárea hasta 4.000 euros por explotación. Asimismo, la convocatoria contempla una ayuda variable de 80 euros por hectárea, si el sobrecoste justificado está entre el 20 y el 50%, y de 20 euros por hectárea si supera el 50%, todo ello con un límite total de 9.000 euros por beneficiario.
“Con este decreto, reforzamos nuestro compromiso con Rioja Alavesa, apoyando a quienes cultivan sus viñedos, protegiendo un paisaje cultural único, y apostando por la calidad y la sostenibilidad de nuestro sector vitivinícola”, valoró. La diputada de Agricultura destacó que el ‘Decreto Foral de Ayudas para el Fomento y Puesta en Valor del Terroir Vitivinícola de Rioja Alavesa y el Desarrollo de la Excelencia de sus Producciones’ busca “reforzar la calidad, la sostenibilidad y la singularidad de nuestros viñedos y vinos”, a través de varias vías de actuación.
Además de las ayudas por el mildiu, la Diputación se centra en las buenas prácticas en el viñedo, donde se recogen actuaciones relacionadas con la conservación de la biodiversidad y manejo sostenible con insumos orgánicos, que “protejan el equilibrio de la vid”, así como la “vendimia que preserve la calidad de la uva”. También contempla actuaciones que se centran en “etiquetados que valoren la zona, los pueblos y los viñedos, certificados de producción sostenible o prácticas de elaboración que reflejen la identidad del Territorio”.