Miércoles. Una sala luminosa, blanca, sencilla. Las mesas, colocadas en forma de círculo, ocupan casi todo el largo de la habitación. Detrás, unas diez sillas, preparadas para una nueva jornada del encuentro Hablemos tranquilamente. En la pizarra, destaca un juego de palabras escrito a mano con rotulador rojo: “SOL-EDAD”, con las tres primeras letras dentro del dibujo de un sol. Es una metáfora que guiará el coloquio semanal en el que un grupo de personas se reúne para charlar sobre la soledad. O más bien sobre cómo mirarla de frente y esquivarla.

Edificio BIZAN info ubicado en el parque de La Florida Unai San Pedro Camacho

Esta es una de las más de 300 actividades de todo tipo que ofrecen los 16 centros del servicio Bizan repartidos por Vitoria-Gasteiz. “Son espacios cercanos donde las personas de más de 60 años disponen de lugares de encuentro, ocupaciones y toda una oferta de participación”, describe Laura Ona, coordinadora del servicio. Los centros trabajan en red, pero además cada uno de ellos tiene su propia red de barrio. “Estas redes permiten visibilizar a las personas mayores, que hasta hace unos años no estaban muy presentes en este tipo de espacios”, cuenta el auxiliar de información de Bizan, Andoni Ramos.

Su objetivo es fomentar un envejecimiento activo que rompa con la imagen pasiva que durante décadas ha acompañado a la vejez. Y lo hacen creando entornos que valoren el rol proactivo de las personas mayores en la sociedad, más allá de conformarse con ofrecer un catálogo de talleres o lugares donde reunirse.

La Organización Mundial de la Salud definió en 2002 el envejecimiento activo como “el proceso de optimización de las oportunidades en relación con la salud, la participación y la seguridad para mejorar la calidad de vida a medida que se envejece”. Esta nueva visión hace referencia a la participación continua en todos los ámbitos de la sociedad, y ha servido en los últimos años como orientación para políticas gubernamentales, investigaciones científicas y programas comunitarios en diversos países.

La actividad ‘Hablemos tranquilamente’ se celebra cada miércoles en BIZAN Unai San Pedro Camacho

En Vitoria-Gasteiz, antes existía la percepción de que los espacios de Bizan eran centros tradicionales de jubilados. “Había como un velo de edadismo dentro de los propios centros, como si no estuvieran pensados para personas activas, sino para activar a quienes ya no lo eran”, menciona Ramos. Pero en los últimos años ha habido “un cambio muy grande”.

Dar y recibir

Una de las pruebas de esta evolución son los llamados cursos generativos, en los que las propias personas mayores comparten sus conocimientos y experiencia e imparten las clases. De forma voluntaria, enseñan francés, ganchillo, canto, poesía, baile, billar francés… Según cuenta Ramos, este voluntariado es una forma de participación comunitaria que está creciendo, “y que les hace sentirse parte activa de Bizan, es una manera de empoderarles y darles autonomía”.

La actividad ‘Hablemos tranquilamente’ se celebra cada miércoles en BIZAN Unai San Pedro Camacho

Estos cursos se gestionan en comisiones formadas por las personas usuarias, que son quienes organizan la programación mensual de actividades, en coordinación con la persona responsable del centro. De esta manera “no solo participan en las actividades, sino que las impulsan desde dentro”, sostiene Laura Ona.

Entre las actividades que fomentan el envejecimiento activo y el bienestar destacan también las que menos llaman la atención en los folletos, como grupos de encuentro, espacios para compartir vivencias o grupos de mujeres. “La dinámica de estas sesiones no se determina al inicio del curso, sino que se va diseñando con el paso de los meses según las necesidades del grupo”, detalla Andoni Ramos. “Eso se convierte en la excusa perfecta para participar y hablar, y es entonces cuando se detectan muchas necesidades en las personas que de otro modo pasarían desapercibidas”, aclara.

La actividad ‘Hablemos tranquilamente’ se celebra cada miércoles en BIZAN Unai San Pedro Camacho

Otra modalidad es la llamada ‘Activa tu barrio’, que ofrece un espacio a personas en situación o sentimiento de soledad. Se reúnen todas las semanas para trabajar en el propio barrio. “No hace falta apuntarse ni comprometerse, puedes acercarte a probar cuando lo necesites, y eso también es otra forma de participación”, añade Ramos.

Impacto positivo

Esta nueva línea de trabajo permite que estas personas se sientan válidas para proponer y organizar talleres, lo que influye directamente en su bienestar. Las mejoras en el estado de ánimo, la autonomía y las relaciones personales se notan muchísimo. “Tanto los que vienen por primera vez como quienes llevan años lo verbalizan, te dicen que esto les está ayudando mucho y que les está cambiando la vida”, afirma Laura Ona con orgullo.

Diferentes folletos informativos del programa BIZAN Unai San Pedro Camacho

Muchas personas mayores entran a los centros simplemente para ver si encuentran a alguien. “Suelen venir a la misma hora, sentarse en el mismo sitio… y saben que allí siempre habrá alguien con quien charlar o compartir una actividad que les motive. Eso, al final, les beneficia en todos los aspectos: en lo físico, en lo emocional y en lo social”, recalca Ona.

“Lo primero que hago cuando me levanto cada día es planificar la jornada: gimnasia, recogida de los nietos, ensayo del coro… Al centro vengo varias veces por semana”, repasa Marian, una usuaria del programa BIZAN

Marian y Luis son dos personas usuarias. Cada uno, desde su rutina diaria, ha encontrado en este espacio una manera de mantenerse activos y con compañía. “Lo primero que hago cuando me levanto cada día es planificar la jornada: gimnasia, recogida de los nietos, ensayo del coro… Al centro vengo varias veces por semana”, repasa Marian.

Como enfermera jubilada, Marian se implicó desde el principio en la comisión de salud y sigue colaborando con ilusión. “Yo me siento bien porque creo que a Bizan no se viene solo a recibir, sino también a dar. Todo lo que esté en nuestra mano para aportar a los demás, y todo lo que podamos recibir de ellos, está fenomenal”.

Luis también lleva una vida activa. “Cada mañana, me aseo, consulto mi libreta de recordatorios, organizo el día con mi mujer y me acerco a Bizan”. Para él, las actividades que allí hace significan “vitalidad, conocimiento, fuerza” y le permiten dar valor a toda la experiencia de vida que lleva a sus espaldas. “Y si algún día tengo que quedarme en casa, por ejemplo porque vienen nuestros nietos, también disfruto”.

La actividad ‘Hablemos tranquilamente’ se celebra cada miércoles en BIZAN Unai San Pedro Camacho

Algunas personas llegan con una necesidad muy concreta y explican que se sienten mal, que les falta motivación o que están aburridas. Pero otras no lo manifiestan directamente, llegan por un servicio concreto o por una actividad que les interesa, y al principio son más reticentes a participar en otras cosas. Por ejemplo, alguien puede acercarse al taller de talla en madera solo porque le gusta, sin hablar mucho con nadie. “Pero poco a poco vas viendo que se queda más tiempo, que empieza a llegar antes para tomar un café. A veces ni ellos mismos se dan cuenta de que cada vez están más implicados”, destaca Andoni Ramos, el auxiliar de información de Bizan Info.

Contra la soledad no deseada

Las redes como Bizan también contribuyen a evitar el problema de la soledad. Según datos del Barómetro de soledad no deseada en el País Vasco 2024, el 14,5% de la población la sufre en Euskadi, y el 34,4% la ha padecido en algún momento de su vida. Por ello, el encuentro Hablemos tranquilamente que se lleva a cabo cada miércoles en el centro Bizan de San Martín tiene como objetivo ofrecer un espacio seguro donde los y las participantes hablan de sus sentimientos con otras personas de perfil parecido.

Asier Manero, coordinador de la actividad y técnico medio en animación sociocultural, aclara que no hay ningún profesional dinamizando la actividad, por lo que todo el mundo participa “desde el mismo nivel”, llegando a crear “unos mayores vínculos de confianza”.

Las conversaciones y el contacto habitual de la actividad generan relaciones afectivas que trascienden el propio encuentro y que pueden tener continuidad fuera de la sesión. “Así, las personas usuarias reconstruyen esa red social que se ha debilitado por el motivo que sea”, explica Manero.

La actividad ‘Hablemos tranquilamente’ se celebra cada miércoles en BIZAN. Se ofrece un espacio seguro donde las personas participantes hablan de sus sentimientos con otras personas de un perfil parecido creando así unos vínculos de gran confianza

Después de varias sesiones se genera un impacto positivo en la salud y el bienestar de las personas mayores. “Muchas veces no hace falta que cuenten nada”, detalla Manero. “La expresión que tienen cuando salen de cada sesión, en comparación con la que tienen cuando entran, es completamente diferente”. Reciben ese beneficio propio, pero, además, también acogen y ayudan a nuevos participantes que llegan con algo de miedo.

Atardece el miércoles. La sesión de las 17.30 llega a su fin tras más de una hora de conversación y sin que ningún coordinador haya intervenido. Una simple pero humana charla ha sido la protagonista de la luminosa sala de Vitoria, bajo la mirada de la pizarra de la “SOL-EDAD”. Un coloquio con el objetivo de que puedan mirar de frente y esquivar la soledad que no han elegido.