Integran un grupo extenso y heterogéneo, en el que conviven mujeres jóvenes, mayores, trabajadoras, jubiladas, casadas, solteras o viudas, así como de ámbitos sociales y profesionales muy diferentes.
Les une, eso sí, que son feministas y creyentes y que participan de forma activa en la Iglesia católica, trabajando en consejos parroquiales, en la pastoral penitenciaria, en Cáritas, impartiendo clases en colegios o en la universidad o como parte de distintas congregaciones religiosas.
Comparten, también, que han dicho “basta ya”. Alto y claro. Y que no van a parar hasta lograr la plena igualdad tanto en la institución como en todos los ámbitos de la sociedad. Puertas adentro y afuera.
El paraguas bajo el que se agrupan tiene como nombre Revuelta de Mujeres en la Iglesia, un movimiento que, desde que dio sus primeros pasos allá por 2020, cuenta ya con 33 sucursales en todo el Estado, una de ellas en Gasteiz.
En expansión
A nivel local son alrededor de 40 las integrantes del colectivo, la mayoría residentes en la ciudad, aunque el grupo se ha abierto ya a la comarca de la Llanada alavesa y pretende contactar también con mujeres de la zona de Laudio desde el próximo curso.
Marta Zubía Guinea y Cristina Aranceta, que han aceptado la invitación de NOTICIAS DE ÁLAVA, son dos de ellas. La segunda pone palabras al gran objetivo de esta Revuelta ya más que incipiente, que incluso hunde sus raíces en el Concilio Vaticano II: “llegar a la plena participación en la responsabilidad de la Iglesia, con todo lo que conlleva: en los órganos de gobierno, de decisión, de orientación...”, enumera Aranceta.
Revuelta de Mujeres en la Iglesia, que dio sus primeros pasos en el año 2020, cuenta ya con 33 agrupaciones en todo el Estado
Una “corresponsabilidad” de todas las personas bautizadas que también incluiría el sacerdocio. Luchan, en resumen, por alcanzar una “plena igualdad” para “llevar adelante el proyecto” de la Iglesia.
Aunque centradas en un ámbito tan específico, ambas insisten en subrayar que no van “aparte”, sino “junto con la sociedad” en todos los cambios necesarios a nivel global para poner fin a males como la pobreza, la violencia, la pederastia o el analfabetismo.
“El nudo gordiano es que tanto en la Iglesia como en la sociedad el paradigma sigue siendo patriarcal. Vamos cambiando cosas, dando pasos, pero el varón sigue siendo el modelo del ser humano”, subraya en este punto Zubía Guinea.
La “experiencia personal” de cada mujer que participa activamente en la Iglesia, pero también las compartidas con otras compañeras, han ayudado a quienes forman parte de la Revuelta a darse cuenta de las “contradicciones” existentes.
“El nudo gordiano es que tanto en la Iglesia como en la sociedad el paradigma sigue siendo patriarcal"
“Por un lado está lo que la Iglesia nos dice que es voluntad de Dios y lo que la sociedad nos dice que tiene que ser por naturaleza y, por otro, lo que las mujeres descubrimos por la razón y por la fe. Es decir, que en la vida de cada día, en nuestro compromiso de fe, en nuestra relación con Jesús y el Evangelio, vamos descubriendo que Dios no ha podido querer las cosas así y que la naturaleza no lo puede haber establecido así”, resume de nuevo Zubía Guinea.
Es lo que ha derivado en el “compromiso” de estas mujeres por “la transformación de la Iglesia y la sociedad”.
Empezando por lo más cercano, Aranceta y Zubía Guinea subrayan la importancia de ir modificando el lenguaje y las imágenes que se emplean en el seno de la Iglesia. Porque sigue hablándose de Dios en masculino, cuando “no es ni varón, ni mujer”.
Apuntan estas mujeres, también, a la necesidad de “revisar” los textos que se leen en las liturgias y “ver cuáles realmente son transmisores del mensaje de Jesús”, evitando aquéllos que hablan, por ejemplo, de una mujer “sometida” al varón. Todavía hoy continúan utilizándose.
“No se trata de ir contra la Iglesia oficial ni contra nadie, sino de ir a favor de que se aporte la gran riqueza que supone la mitad de la humanidad fuera y más de la mitad en la Iglesia”, advierten Zubía Guinea y Aranceta.
“Lo que se pretende es ir quitando todas esas capas de ideología patriarcal que a lo largo de los siglos se han ido pegando tanto dentro como fuera”, resume la primera.
Relación con la Diócesis
Hasta la fecha, la relación del movimiento local con la Diócesis de la capital alavesa se ha limitado a una “comunicación” de los pasos o actividades que la Revuelta ha ido desarrollando. “No necesitamos permiso”, remarca en este punto Aranceta. “Una cosa es lo que la institución nos deja hacer o nos va permitiendo hacer, y otra cosa es lo que vamos haciendo como personas también responsables de la vida de la Iglesia”, apostilla Zubía Guinea.
La elección del papa León XIV, que la Revuelta de Mujeres en la Iglesia calificó tras su reciente III encuentro estatal como “una razón de esperanza”, es todavía muy reciente como para establecer muchas conclusiones. “Vamos a ir viendo qué pasos da. Lo que sí es verdad es que se va a encontrar una sociedad totalmente distinta a la que se encontró Francisco”, enfatiza Aranceta.