En la era digital en la que vive la sociedad actual, la tecnología ha transformado todos los aspectos de la vida cotidiana, desde la forma en que las personas se comunican hasta cómo realizan transacciones económicas.
Sin embargo, esta revolución digital también ha dado lugar a una serie de amenazas y delitos que afectan tanto a individuos como a empresas y gobiernos. Los delitos informáticos, también conocidos como ciberataques, son acciones ilícitas que se cometen utilizando sistemas informáticos, redes o Internet con el fin de obtener beneficios ilegales, causar daños o vulnerar la privacidad. Según explican desde la Ertzaintza, y a falta de datos concretos para confirmar esta valoración a la espera de la memoria de delitos del pasado ejercicio, desde la pandemia del covid-19 han aumentado de manera exponencial los ciberataques, especialmente las estafas.
Amplia variedad
Así, cabe explicar en primer lugar que estos delitos abarcan una amplia variedad de actividades delictivas, incluyendo el robo de datos personales o financieros, la distribución de malware, ataques de denegación de servicio, suplantación de identidad y fraudes en línea. Entre estos, uno de los tipos más comunes y peligrosos son las estafas digitales. Las estafas en línea consisten en engañar a las víctimas para obtener dinero u otros beneficios mediante engaños, falsas promesas o incluso se han visto cada vez más casos de manipulación emocional.
En particular, las estafas representan una parte significativa del incremento en los delitos informáticos.
Crecimiento exponencial
Lo alarmante es que los delitos informáticos están experimentando un crecimiento exponencial en los últimos años. La facilidad con la que los delincuentes pueden acceder a tecnologías avanzadas y la creciente dependencia de plataformas digitales han facilitado la proliferación de estas actividades ilícitas. Además, el aumento del comercio electrónico, las transacciones bancarias en línea y el uso masivo de redes sociales han ampliado el campo de acción para los ciberdelincuentes.
En particular, las estafas representan una parte significativa del incremento en los delitos informáticos. Desde fraudes relacionados con compras falsas hasta esquemas de phishing que buscan robar información confidencial, estas prácticas se han vuelto cada vez más sofisticadas y difíciles de detectar. Los delincuentes aprovechan vulnerabilidades humanas y tecnológicas para engañar a sus víctimas y obtener beneficios económicos ilícitos.
Entre las tipologías delictivas que más han crecido destacan las estafas digitales, que representan la mayor proporción del incremento.
Confianza en las plataformas
Así, según explica Iskander Segurola, responsable de delitos informáticos de la Ertzaintza, este fenómeno no solo genera pérdidas económicas a nivel global sino que también afecta la confianza en las plataformas digitales y pone en riesgo la seguridad personal de usuarios. Por ello, entender qué son estos delitos y cómo se están expandiendo resulta fundamental para tomar medidas preventivas y protegerse en un entorno digital cada vez más peligroso.
Desde 2015
Así, según sus explicaciones ofrecidas a este periódico, desde aproximadamente el año 2015, se comenzaron a recopilar de manera más sistemática y rigurosa las estadísticas relacionadas con los ciberdelitos. Hasta esa fecha, la información disponible era fragmentada o incompleta, pero a partir de entonces se estableció un marco más formal para el seguimiento de estas actividades ilícitas en el ámbito digital. Los datos recopilados en estos años muestran una tendencia clara: los delitos informáticos han experimentado un crecimiento exponencial, alcanzando niveles alarmantes en los últimos años. El incremento ha sido especialmente pronunciado a partir del año 2020, coincidiendo con la llegada de la pandemia de covid-19. La crisis sanitaria provocó cambios profundos en la comportamiento social y económico, acelerando la dependencia de las plataformas digitales para realizar compras, trámites, trabajo y comunicación. Este contexto facilitó que los ciberdelincuentes aumentaran sus actividades delictivas, aprovechando la vulnerabilidad generada por el aumento del uso de Internet y la menor atención por parte de los usuarios. Como resultado, se registró un repunte muy significativo en los delitos informáticos respecto a años anteriores.
Tipologías delictivas
Entre las tipologías delictivas que más han crecido destacan las estafas digitales, que representan la mayor proporción del incremento. Sin embargo, no son las únicas; también se han observado aumentos en otros tipos de delitos como usurpaciones de identidad, ataques a sistemas informáticos y otros fraudes relacionados con la manipulación o el engaño. A pesar de ello, las estafas siguen siendo las que más se han intensificado en volumen y sofisticación.
Metodologías
En cuanto a las metodologías utilizadas por los ciberdelincuentes, existe una cierta dualidad entre innovación y tradición. Por un lado, muchos métodos tradicionales (como el phishing o el fraude por correo electrónico) continúan siendo utilizados debido a su efectividad y sencillez. Por otro lado, los delincuentes también han innovado y adaptado sus técnicas gracias al avance tecnológico. La base del delito suele mantenerse similar: aprovecharse de situaciones vulnerables o confiar en engaños para obtener beneficios ilícitos. Sin embargo, “lo que ha cambiado es la forma en que llevan a cabo estos engaños”, explica el profesional.
“Actualmente estamos a la espera de que se publique la memoria estadística correspondiente al año 2024, lo cual permitirá confirmar si esta tendencia alcista continúa o si se estabiliza”
Métodos perfeccionados
Así, y en este mismo sentido, la tecnología avanzada ha permitido a los cibercriminales perfeccionar sus métodos y crear nuevas formas de engaño más sofisticadas. Utilizan herramientas como automatización y técnicas de ingeniería social cada vez más elaboradas para hacer sus fraudes más convincentes y difíciles de detectar. La evolución tecnológica ha facilitado tanto a los delincuentes como a las víctimas: mientras unos perfeccionan sus técnicas delictivas, otros “deben adaptarse constantemente para protegerse”.
A la espera
“Actualmente estamos a la espera de que se publique la memoria estadística correspondiente al año 2024, lo cual permitirá confirmar si esta tendencia alcista continúa o si se estabiliza”, aunque todos los indicios apuntan a que el crecimiento seguirá siendo importante si no se implementan medidas preventivas eficaces y una mayor concienciación ciudadana sobre los riesgos digitales.
Por último, cabe destacar también que en los primeros años del auge de los delitos informáticos, la mayoría de las estafas eran perpetradas por individuos o personas aisladas. Estas personas solían actuar de manera independiente, utilizando técnicas relativamente sencillas y con recursos limitados. Sin embargo, con el tiempo el panorama ha cambiado significativamente. Actualmente, lo que predomina son las bandas organizadas que operan a gran escala, funcionando casi como empresas ilegales.