Energías renovables, sí. ¿Pero cómo y dónde? Son la conclusión más clara y, a renglón seguido, las dos grandes preguntas que sobrevuelan Álava al hablar sobre la ineludible necesidad del territorio de descarbonizarse.
Y de hacerlo además rápido, porque el tiempo apremia para cumplir con la Ley de Cambio Climático y Transición Energética: una norma que obliga a la provincia a multiplicar por siete sus fuentes de producción limpia de aquí a 2030 y al Estado español a alcanzar la neutralidad climática para mediados siglo, apenas 20 años después, al igual que el conjunto de la Unión Europea.
Más instalaciones
La puesta en marcha de nuevos parques eólicos y fotovoltaicos, más allá de la repotenciación de instalaciones ya existentes o de la imprescindible reducción del consumo, es la vía por la que apuestan las instituciones del territorio y una amplia mayoría política y social para avanzar en esa dirección.
La alternativa, no en vano, pasaría por seguir importando la energía y por esas grandes autopistas de alta tensión que serían necesarias para poder transportarla aquí.
La urgencia radica en que no solamente se precisa la descarbonización de la industria, que aglutina el 33% del Producto Interior Bruto (PIB) alavés y realiza un gasto intensivo de combustibles fósiles, sino también la del transporte y la de los hogares, que son los otros dos grandes consumidores de energía.
En este contexto, el Gobierno Vasco –competente en la materia– maneja un amplísimo listado con más de 70 proyectos de renovables, la mayoría de huertos solares, que han pedido instalarse en casi todas las latitudes del territorio y han despertado de paso la inquietud, cuando no la alarma social, entre no pocos alaveses.
Normativa garantista
Sin embargo, gran parte de estas iniciativas se quedarán en el camino en algún momento de su larga tramitación, si no lo han hecho ya, por no ajustarse a la legalidad vigente.
El diputado general de Álava, Ramiro González, ha insistido en ello en múltiples ocasiones a lo largo de los meses recientes: “la mayor parte va a decaer” al “no ser sostenibles desde un punto de vista ambiental, urbanístico, social y agrícola”.
Primeros reveses
Hace solo dos meses, por ejemplo, se cayó definitivamente el proyecto eólico de Cantoblanco, promovido por Euskal Haizie S.L. en los términos municipales de Añana y Ribera Alta por los efectos negativos “irreversibles” que causaría sobre la fauna y la flora del entorno.
La potencia de esta instalación que no superó la declaración de impacto ambiental pretendía ser de 49,6 megavatios (MW), más de la mitad de la que ahora generan las dos únicas instalaciones de estas características que existen en Álava, Badaia y Elgea-Urkilla, que suman 82 MW.
Por otro lado, los planes de la firma Solaria para producir energía a través de huertos solares y llevarla mediante un tendido eléctrico a la subestación de Zierbena (Bizkaia) han comenzado con mal pie tras el rechazo ambiental de la Diputación a las plantas Zierbana Solar 2, 3 y 4, que tendrían afecciones “no admisibles” en la actividad agraria de las zonas afectadas, los municipios de Ribera Baja y Zigoitia y los concejos de Mendoza y Martioda, respectivamente, según varios informes recientes.
En este caso, como en todos, será sin embargo el Gobierno Vasco el que tendrá la última palabra.
Vitoria Solar 2
Esta misma semana ha decaído también el Plan Especial del parque fotovoltaico Vitoria Solar 2 –proyectado en Lubiano– de Indarberri SL, que está participada también por Solaria junto al Ente Vasco de la Energía (EVE).
El proyecto, según la resolución publicada ayer en el BOTHA por el diputado saliente Anartz Gorrotxategi, cuenta con “aspectos sustanciales no subsanables” que “incumplen” el planeamiento urbanístico de Gasteiz.
A la espera del PTS
El Plan Territorial Sectorial (PTS) de las Energías Renovables llamado a ordenar el mapa alavés, que se encuentra todavía en fase de tramitación, apunta hasta a 30 municipios de la provincia susceptibles de poder albergar instalaciones eólicas y fotovoltaicas, aunque la Administración está todavía pendiente de responder a centenares de alegaciones.
Hasta 4.000 recibió el Gobierno Vasco, que se comprometió a contestarlas antes de que concluya este octubre.
Las potenciales ubicaciones de los aerogeneradores y las placas solares están repartidas por todas las cuadrillas del territorio histórico, aunque se encuentran principalmente en la Llanada, Ayala y Añana por sus particulares características geográficas.
Con todo, de toda la lluvia de proyectos que han solicitado autorización para instalarse en Álava, 15 eólicos y 56 fotovoltaicos según la documentación remitida recientemente a la parlamentaria alavesa Ana Morales (PP) por el consejero de Industria, Transición Energética y Sostenibilidad, Mikel Jauregi, solo unos pocos han logrado hasta ahora la autorización ambiental de Lakua para poder iniciar su construcción.
En obras en 2025
Se trata de los proyectos eólicos de Azazeta, Labraza e Itsaraz (los tres de 40 MW) y de los fotovoltaicos FV Comunión I, II y III, FV Lantarón y Jit Housing, que entre todos tendrán unas potencia de apenas 18 MW más.
Se suman a ellos el parque solar Ekienea (100 MW), cuya tramitación corresponde al Gobierno central por su magnitud. Se ubicará cerca de Arasur y será el que más potencia tendrá de todos los proyectados.
Las obras de los parques de Labraza, Itsaraz y Ekienea arrancarán en el primer semestre de 2025 y comenzarán a producir energía en el ejercicio 2026: 180 MW que implicarán casi triplicar la producción de renovables que a día de hoy cuenta con sello alavés.
El autoconsumo y la repotenciación de instalaciones eólicas o fotovoltaicas ya existentes son las otras dos vías por las que las instituciones están apostando para avanzar hacia la descarbonización del territorio, un doble camino en el que también han comenzado a darse pasos importantes. En el primero de estos ámbitos sobresale el proyecto de comunidades energéticas Ekiola, que acaba de vivir un nuevo hito con la aprobación definitiva del Plan Especial que derivará en la puesta en marcha de la cuarta instalación de estas características en Salcedo (Añana), según recogió ayer el BOTHA. A finales de 2023 echó a andar el primer parque fotovoltaico en formato cooperativo de todos los previstos en el conjunto de Euskadi, concretamente en Maeztu (Mendialdea), un Ekiola al que antes de que acabe este 2024 se sumarán dos más, en Gorbeialdea y Lautada. Además, Álava va a contar también antes de final de año con una nueva Oficina de Transformación Comunitaria, que asesorará e informará a quienes deseen poner en marcha infraestructuras de este tipo en el territorio. Por otro lado, la sustitución de los aerogeneradores del parque de Badaia por otros de mayor potencia ya está en la mesa de Lakua para más que duplicar los 50 megavatios (MW) de esta instalación.
“Un incremento notable, pero insuficiente” en palabras del propio Ramiro González, quien en el último debate de política general llamó a un gran acuerdo político para abordar el despliegue de las renovables en Álava. “Nos jugamos el futuro del planeta y también el de nuestro territorio”, apuntó.
Esta misma semana, González ha insistido en la importancia de “sacar las renovables de la confrontación política, del lío”, y de “intentar ir hacia un acuerdo” lo más amplio posible para el desarrollo de estas nuevas fuentes de generación en la provincia.
El lunes, una jornada en la que el líder foral avanzó que la Diputación va a promover también la implantación de más instalaciones de renovables en los polígonos industriales del territorio para avanzar en su autosuficiencia, González insistió en que “hay que avanzar, y hay que hacerlo con rapidez”.
Algunas cifras
A día de hoy, la CAV suma solo 153 MW de potencia eólica proporcionados por los parques de Punta Lucero, Oiz y los alaveses de Elgea-Urkilla y Badaia, que aportan más de la mitad de la producción.
Sin salir de Álava, la otra única instalación renovable ya en funcionamiento –desde el año 2020– es Ekian, junto a Arasur, el mayor parque fotovoltaico de Euskadi, que cuenta con una potencia de 24 MW.
Al margen de estos huertos solares, el territorio cuenta también con varias pequeñas iniciativas de autoconsumo. En total, el territorio solo produce a día de hoy el 15,1% de sus necesidades energéticas sin generar emisiones de gases de efecto invernadero.
Según los últimos datos del EVE, el territorio produce en total 1.566 gigavatios-hora (GWh), apenas un 11,6% de la energía que consume, que asciende hasta los 13.461 GWh.
La mayor parte de la demanda energética proviene de la industria –un 34% del total–, en una proporción similar a la de la movilidad.
Las cifras que, por ahora, proporcionarán las instatalaciones de Labraza, Itsaraz y Ekienea ponen de relieve la apuesta privada y pública por una modalidad que en su despliegue deberá seguir encontrando un equilibrio entre la optimización de su rendimiento y el imprescindible respeto al medio natural.