Alicante y Málaga con conexión Euskadi. Estos serían los tres puntos cardinales de la vida personal y profesional de Diego René, chef y director de cocina del restaurante malagueño Beluga. Diego es uno de los profesionales de la gastronomía que este martes estará en el XI Minitaure Pintxos Congress como parte del equipo de Andalucía que participará en el concurso Miniature Cooking Championship, todo un clásico de esta cita culinaria de Vitoria-Gasteiz. Tanto de su participación en el evento que estos días llena de alta cocina en miniatura la ciudad como de su vida en los fogones hablamos con el chef alicantino.
“Dejé los estudios y me puse a trabajar con mi padre en la cocina”. Muchas veces se escucha esto en los inicios de grandes chefs.
–Sí, en mi caso así es. Yo empecé cuando era joven en el restaurante de mi padre en la Isla de Tabarca y poco a poco me fue gustando esto de la cocina y decidí formarme en la Consejería de Turismo de Alicante. Fui aprendiendo cada vez más y fui haciéndome un hueco en los concursos gastronómicos a los que me presentaba. De ahí di el salto a las cocinas de Martín Berasategui y María José San Román, pasando por restaurantes en Londres, Argentina y Francia antes de llegar a Málaga.
A Martín Berasategui le conociste en un concurso de cocina donde tuviste la valentía de decirle que querías trabajar con él. Y dicho y hecho.
–Estuve un año en su casa y para mí fue una experiencia única aprender de alguien como Martín. Además, pude comprobar (y eso es algo que he seguido corroborando tantos años de viajes a Euskadi en los que tengo amigos y familia) el respeto y la seriedad absoluta que se le tiene al negocio hostelero. No importa si es un bar humilde de un pueblo que si se trata de un gran restaurante de lujo en la ciudad; en todos los casos es de admirar y todo un orgullo ver cómo tratáis los ingredientes, cómo se cuida la cocina y eso al final tiene la respuesta en la lealtad de la gente que va a comer a esos restaurantes.
En pocos sitios como en Euskadi, y mira que viajo, he visto ese respeto y esa seriedad al negocio, al producto y a la cocina
¿Cómo hace uno para no cambiar y ser el mismo que nació en un barrio muy humilde y ahora dirige un grupo gastronómico de 5 restaurantes con enorme éxito?
–No hay nada que te ate más a la tierra y te dé un golpe de realidad brutal que el simple hecho de levantarte por la mañana y ponerte a limpiar la grasa de la freidora. Eso te quita cualquier atisbo de tontería. La verdad es que si pienso en el pasado nunca me lo hubiera imaginado cuando era un chaval y empecé con esto de la cocina; pero las cosas no vienen solas y detrás hay mucho trabajo, mucho esfuerzo, mucho aprendizaje y mucha dedicación y amor por la cocina. Esa que empecé a descubrir con mi padre que ahora ve lo lejos que he llegado y se siente tremendamente orgulloso.
Una vez más vuelves a Vitoria y al Miniature Pintxos Congress.
–Una vez más vuelvo a la ciudad que siento también como mi casa y donde me tratan de maravilla. Es un lujo seguir formando parte de la familia de este evento donde se pone en valor la importancia y la filosofía que hay alrededor del pintxo.