La llegada del verano viene acompañada por la fiesta de San Juan. Diversos rincones de la provincia se llenan de fiestas. Barrios y localidades acogen diversos rituales que han permanecido a los largo de los años como en Agurain que, después de la plantada del chopo en la plaza de la villa la víspera de la festividad, la localidad se sumerge en una serie de actos mantenidos a lo largo de los años.
Un año más la capital de la Llanada Oriental volvió a repetir sus ritos, pese a los imprevistos. Tras una larga noche de fiesta y bajo el cobijo del símbolo de una de las tradiciones más arraigadas de la localidad, el chopo de San Juan, los primeros rayos de luz iluminaban el camino de aquellos que se reunieron en el Casco Histórico de la localidad para cumplir una de las tradiciones que se remonta a siglos atrás; acompañar a los miembros de la corporación –éstos a caballo- y resto andando hasta la pequeña localidad de Arrizala, a escasos cuatro kilómetros de la capital de la Llanada.
Sin embargo, este año ésta tradición no pudo cumplirse. La escapada por la noche de los caballos que debían montar los miembros de la corporación impidió que el alcalde y los y las concejalas no pudieran subirse a lomos de los caballos y las yeguas para cabalgar, acompañados de las carrozas realizadas por los vecinos, hasta Arrizala donde cada año se celebra una misa.
El alcalde y los concejales de su agrupación (EH Bildu) se decantaron por el coche para desplazarse hasta Arrízala, mientras que los miembros de EAJ-PNV, ataviado con los típicos trajes de neska y casero, optaron por subir andando y recorrer a pie los cerca de 4 kilómetros que distan de la pequeña Ergoiena de Agurain. “Nadie recuerda que no se haya podido subir a Arrízala en caballo por San Juan, es la primera vez”, comentaban en el corrillo previo al acto religioso.
“La noche de San Juan es muy, muy especial para las y los aguraindarras. Siempre lo ha sido. Fiesta entrañable donde las haya. Nos llega muy dentro, la llevamos muy marcada en nuestros corazones, en nuestra retina, en nuestra memoria. Se pone la carne de gallina cuando el txopo encaja en el agujero habilitado al efecto, cuando la banda empieza a entonar la “Sanjuanada”, cuando mozas y mozos comienzan a trepar el txopo”, señalan desde la localidad.
Los más ancianos del lugar recuerdan haber escuchado a sus mayores cómo al amanecer del día de San Juan Bautista andaban descalzos en el campo recibiendo el rocío. Así cumplían el rito de la sanjuanada, que evitaba la pereza durante todo el año. Más tarde, las mozas de las diferentes casas recogían flores en las huertas para posteriormente confeccionar diferentes ramos de flores para entregárselos posteriormente a los miembros de la corporación que acudían desde Agurain hasta la iglesia de San Esteban Protomártir de Arrízala.
La costumbre ha sido, y es, que las autoridades acudan a esta localidad montados en sus respectivos caballos. Este año tampoco se rememoró la tradición de recibir a la corporación con cánticos. “Al ilustre ayuntamiento venimos a saludar y a darle la bienvenida como el día de San Juan”, se ha cantado tradicionalmente por las vecinas de Arrízala con el pandero en la mano ante la llegada de los miembros de la corporación.
Gracias a Dios que ha llegado la mañana de San Juan, Gracias a Dios que ha llegado la justicia principal. Ya viene el señor alcalde en el sillón, ya viene al pueblo de Arrízala a tomarlo en posesión. En la puerta de la iglesia hay un arbolito en flor en cada ramita un ángel y en medio nuestro señor, se entonaba antiguamente a la entrada de la corporación a la localidad.
Más tarde, en la antigüedad, las mozas se desplazaban a las huertas y se hacían con distintas flores, de manera especial azucenas, que las llevaban a la casa de la “moza mayor”, la chica casadera con más edad de la aldea, que interviene directamente en las distintas celebraciones festivas del año. “La moza mayor” cesa al perder la condición de soltera, y sin acto de nombramiento alguno le sucede la siguiente en edad.
En la casa de la moza mayor, las mozas confeccionaban los ramos de San Juan y tiempo ha preparaban también las coronas de San Juan, destinadas a los miembros del Ayuntamiento de Salvatierra-Agurain, que acude en corporación y acompañado del párroco de la iglesia de San Juan de ésta villa alavesa a la misa que éste sacerdote celebra en el templo parroquial de Arrizala.
La iglesia de Arrizala, dedicada a San Esteban Protomártir, acogió el acto religioso mientras en el exterior los integrantes de las tres carrozas que acudieron a la cita anual continuaban con la fiesta. Música y bailes trastocó la paz de la bella localidad conocida por el Sorginetxe.
En tiempos atrás en la plaza las autoridades dejan los caballos que son recogidos por los mozos para retirarlos a las cuadras dispuestas para ello. Y a continuación de la Misa Mayor el Ayuntamiento desayunaba con chocolate y galletas en la casa parroquial, hoy el vino dulce ha sustituido este agasajo a las autoridades.
En el transcurso de éste comité municipal, el depositario hacía firmar al mozo mayor y a la moza mayor el recibo de la entrega de cierto dinero a título de gratificación que la juventud del barrio la destina a una merienda a los pocos días de San Juan.
Tras el oficio religioso se sirvió café, chocolate, moscatel y dulces entre los presentes y las autoridades que esperaban ansiosos la llegada de los caballos y las yeguas tras el incidente matutino. A las nueve en punto de la mañana partieron desde Arrízala hasta Agurain.
Este año no se escucharon los cantos antiguos en la partida de la corporación: Ya se marcha la justicia, la justicia principal, Dios quiera que el año que viene vengáis a visitar. No sé cómo despedirme para despedirme bien Me despido del Alcalde y de los demás también. Ya se marcha la justicia que ha venido a este lugar. Los ángeles le acompañan y la Virgen del Pilar. No hay hombre como Dios ni mujer como María, ni Santo como San Juan ni lucero como el día.
Tras tomar la parcelaria que discurre junto al caserío de Sallurtegui el alcalde, Raúl López de Uralde Baltasar, acompañado por los miembros de la corporación enfilaron el camino hasta la calle Fueros de Agurain cargados donde decenas de vecinos les esperaban con ramos de flores.
El primero en recibirlas fue el primer edil, de mano de su familia. Rubén Ruiz de Eguino, Ernesto Sainz Lanchares, Maite Ortego, Sonia Barquilla o María Loiti, como representantes del PNV en el Ayuntamiento y Nahiara Gastiain, Oier Arbina, Bakartxo Bravo, Xabi Sáez de Urabain o Raúl López de Uralde, todos ellos de EH Bildu, entre otros, recibieron el cariño de los suyos por las calles de la villa.
Tras los caballos desfilaron las tres carrozas elaboradas por los vecinos de la localidad para la ocasión. Una con una boda caribeña en la que todos los miembros iban de blanco salvo el cura, una txabola tradicional del monte y un grupo de jóvenes cabreros hicieron las delicias de los que se echaron a las calles desde primeras horas de la mañana.
El recuerdo a las tradiciones continuó tras el almuerzo. A la media mañana tuvo lugar la misa mayor en la Iglesia de San Juan durante la cual se llevó a cabo la tradicional procesión de San Juanico.
A esa misma hora y guiados por los miembros de la Sociedad Txuri Urdin de la localidad más de medio centenar de niños y niñas de hasta 11 años hicieron redoblar sus tambores.
Este año se ha aprovechado el acto de entrega de premios de las carrozas para entregar a la atleta Majida Maayouf y a Jon Izagirre, ciclista profesional, y vecinos de la localidad por su labor en el deporte.
La tradición del día de San Juan se completó con la reunión de los vecinos y visitantes en la plaza de la localidad.
En la actualidad no hay toros, pero siguiendo una antigua costumbre, tiene lugar la merienda al aire libre en la “olbeas” o portegados de San Juan. El vino lo pone el ayuntamiento gratis, parece que como pago de las labores que durante el invierno hace el vecindario en quitar la nieve, según se trasluce de algunos documentos municipales.
A esta merienda llaman el “pellejo” los naturales de Agurain y según cuentan algunos documentos y la tradición oral se debió a unas fuertes nevadas que acaecieron hace algunos siglos y en pago el Ayuntamiento pone los “pellejos” de vino.
Los “diputados de parroquia” se encargaban de dar y repartir estos “pellejos” de vino tinto a los vecinos reunidos para la merienda (en la actualidad abundan también los forasteros).
Un año más a las ocho de la tarde miembros de la corporación repartieron vino entre los asistentes a las meriendas. Los vecinos acuden con un jarro y otros utensilios para llevar a consumirlo con la merienda que han preparado en familia o entre amigos.
Los asistentes se buscaron un sitio entre el gentío que disfrutaba de un ambiente cordial pues este día vuelven a Agurain numerosos salvaterranos ausentes, familiares y amigos en busca de diversión y actos tradicionales.