Conocí a Javier Cameno a finales de los setenta, cuando por cuestiones profesionales me desplacé a Vitoria-Gasteiz para dirigir Radio Vitoria, en aquellos tiempos, emisora asociada a la Cadena SER, en la que Cameno manejaba la información deportiva con éxito y respuesta popular. Eran los tiempos tortuosos del Glorioso Javier sufría como nadie viendo los avatares de un histórico venido a menos.
Él me sirvió de cicerone para entrar en la sociedad alavesa y vitoriana y conocer a los personajes destacados del quehacer ciudadano en toda la gama de actividades de una ciudad y un territorio que buscaba encaje de futuro en un momento importante del desarrollo alavés y vitoriano.
Era un personaje construido a sí mismo que llegó a ser importante desde su puesto de trabajo en la caja Vital, donde formó con Pascual Jover, director general, un tándem eficaz, innovador y moderno.
Pertenencia al solar alavés
Javier tenía el sentimiento de su pertenencia al solar alavés y sus gentes grabado a fuego, a las que amaba, defendía y apoyaba, en todo lugar y circunstancia.
Javier era paladín de la defensa de todo lo que llevase la marca de Vitoria y la tierra alavesa. Paseaba alavés con seguridad y aplomo y su forma singular de sentir Araba le había hecho reconocible en cualquier lugar del mundo. Seguro de sí mismo, valiente ante las dificultades de la vida, Javier era defensor intenso de todo lo que formaba parte de la existencia de una tierra como la nuestra y nuestras gentes.
Emprendedor, interesado por la vida y sus ecuaciones, siempre encontraba fuerzas interiores para acometer proyectos, propuestas y planes. Javier solo sabía acometer la vida desde la pasión, la fuerza interior y la entrega a Álava que fluía por sus venas.
Mirada de águila, tenacidad de león y poder de la imaginación, Javier es y ha sido personaje irrepetible de la fauna alavesa; cualquier actividad de la vida captaba su interés si Álava y/o Vitoria llamaban a un nuevo reto.
La Virgen Blanca
Cameno sintió profundamente el amor y la pasión por los usos y costumbres de las alavesas/es, por sus símbolos, iconos y en especial la Virgen Blanca, devoción profunda y sentida por la patrona d ella ciudad vitoriana. Nuestro amigo desaparecido dejará huella indeleble de ejemplo de sentimiento patrio. Se ha ido con la entereza del luchador en medio de una enfermedad agresiva y diezmadora.
Cabeza de león, mirada de águila, cuerpo de jugador poderoso en la pintura, velocidad de pensamiento supersónica, entrega a los demás y donante generoso de su travesía vital, Javier jugará en las alturas inmensas del cielo una eterna partida de mus con sus compañeros Prudencio de Armentia, José Mari Sedano, Primi, todos ellos personajes inolvidables del humano vivir.
Javier, gohian bego