Vitoria. Aunque Javier Cameno era ayer el objeto de todas las miradas en su calidad de pregonero de las fiestas de La Blanca 2012, la velada que ayer se disfrutó en la Plaza Nueva de Vitoria fue un merecido homenaje a los Celedones de Oro, asociación que cumple medio siglo de rebosante salud y de la que Cameno es presidente. Ayer le arroparon en el escenario otros tres miembros de la institución. Iñaki Landa, que encarnó durante 21 años al símbolo de Vitoria por excelencia; Jose Mari Sedano, creador de la bajada de Celedón en 1957; y Angelines Cobas, voz inconfundible de las ondas vitorianas durante muchos años y encargada ayer de aportar sonoridad de transistor a un acto plagado de referencias al pasado, y a una ciudad que en estos días de agosto se reivindica como corazón de un acontecimiento "único en el mundo".

Eso es para Cameno el txupinazo el 4 de agosto, el preludio del día de grande de las fiestas, una llamada a la fiesta que gracias a un muñeco vestido de blusa, a un cable y a la entrega de decenas de miles de vitorianos, efectivamente, no se puede comparar con ninguna otra fiesta. El pregonero, que llamaba ayer a todos, y singularmente a los políticos, a "mirar lo que nos une", rememoró a los músicos, toreros, alcaldes, deportistas y filántropos que durante el último medio siglo han sido distinguidos con un celedón de oro, y tuvo un especial recuerdo para los nueve "creadores del mayor invento vitoriano del siglo XX: la bajada de Celedón".

Quién iba a decirles a aquellos jóvenes que su genial idea, a medio camino entre la gamberrada de blusa y el folklore, iba a cuajar hasta el punto de generar mitos falsos en tan sólo cincuenta años. Ayer Cameno utilizó el atril del Principal para desmentir la más grande leyenda sin sustento que ha circulado por Vitoria durante medio siglo. Celedón y el aldeano de Zalduondo, Celedonio Anzuola, no tienen absolutamente nada que ver. "Nadie en 1957 habíamos oído hablar de Celedonio Anzuola, es un símbolo exclusivo de nuestro txupinazo", afirmó Cameno.

En su discurso, el pregonero dedicó además referencias para el año Green, el patrimonio cultural de la ciudad, su Anillo Verde, sus servicios sociales, su sistema de transporte, sus centros cívicos, elementos que convierten a Vitoria en "una ciudad de lujo, para enamorar, para vivir, para disfrutar, para pasear, para presumir".

Pero por encima de todas estas señas de identidad, el presidente de los Celedones de Oro resaltó "cuatro elementos que nos unen; la Virgen Blanca, Celedón, el Alavés y el Baskonia".