La celebración de las Fiestas de San Prudencio y Estíbaliz, patrones del territorio histórico, es la fecha elegida por la Diputación para hacer entrega de la Medalla de Álava, la mayor distinción del ente foral y mediante la que se pretende reconocer la trayectoria de personajes o entidades ilustres de la provincia. En esta ocasión, el agraciado ha sido Pablo Laso, toda una leyenda de Vitoria por su carrera en el mundo del baloncesto, ya fuese en su exitosa etapa como jugador –entre otros, del Baskonia, al que condujo a su primera Copa del Rey en 1995– o en la que actualmente está protagonizando como entrenador, ahora a la espera de nuevo destino tras haber cerrado una etapa gloriosa en el Real Madrid con la conquista de dos Euroligas, seis Ligas ACB y otras tantas Copas.
El apellido Laso es historia del baloncesto en Vitoria; no en vano, su padre, Pepe, fue uno de los grandes precursores de este deporte en la ciudad. Y la continuidad que su hijo Pablo le dio en el Baskonia es clave para entender la historia del club.
Tras despuntar en el patio de San Viator y ser considerado uno de los jóvenes españoles de mayor proyección, una etapa en Estados Unidos precedió a su desembarco en el Baskonia. Tenía apenas 16 años cuando debutó con el Caja de Álava –durante toda su etapa como compañeros, su luego presidente, Josean Querejeta, le llamaba junior–, no llegaba al 1,80 y tenía una mecánica de tiro bastante peculiar, pero el baloncesto fluía por su cabeza a velocidad de vértigo.
Durante once temporadas, Laso fue afirmándose como el cerebro de un Baskonia que fue creciendo al ritmo de vértigo que marcaba su base. Primero en Mendizorroza y después en el Pabellón Araba, su electricidad en el juego y su sensacional visión de juego engancharon al baloncesto a toda una generación que vibró con sus conexiones con Jeelani, Micheaux, Rivas, Arlauckas, Bannister o Green. Las primeras semifinales de la ACB, las finales de la Recopa de Lausana y Estambul y las dos de Copa, con el título y su MVP en 1995 coronando su histórica trayectoria como azulgrana.
Tras cerrar una carrera histórica en 2003 (sigue siendo el máximo asistente y ladrón de la ACB), inició ese mismo año una trayectoria en los banquillos que tuvo en 2011 un golpe de timón que le acabó convirtiendo en leyenda. No sin pocas críticas, su fichaje por el Real Madrid supuso un hito histórico en lo personal y lo acabaría siendo también en un club que, de la mano del vitoriano, reverdeció viejos laureles con seis Ligas, seis Copas y dos Euroligas en una década.
MEDALLAS DE ÁLAVA
- 1990. José Miguel Barandiaran.
- 1991. Micaela Portilla.
- 1992. María Josefa Sancho de Guerra (a título póstumo).
- 1993. Alberto Schommer.
- 1994. Club Deportivo Aurrera.
- 1995. APDEMA.
- 1996. Afición del Baskonia.
- 2000. Fernando Buesa.
- 2001. Martín Fiz.
- 2003. Asociación de Donantes de Sangre de Álava.
- 2004. Mercedes Benz y Cámara de Comercio e Industria de Álava.
- 2005. Asociación de Víctimas del 3 de Marzo.
- 2007. Teodoro Olarte Aizpuru (a título póstumo).
- 2008. Francisco Xabier de Landaburu (a título póstumo).
- 2009. Almudena Cid.
- 2010. Club Natación Judizmendi.
- 2011. Coral Manuel Iradier.
- 2012. Caja Vital Kutxa.
- 2013. Egibide, Fundacion Diocesanas-Jesús Obrero.
- 2014. Cofradía San Roque de Llodio.
- 2015. Clubes alaveses de fútbol con más de 50 años: Alipendi (1926), Laudio (1927), Oyonesa (1928), Aurrera de Vitoria (1935), Vitoria (1945), Amurrio (1949), Nanclares (1960), Abetxuko (1962), Salvatierra (1964), San Ignacio (1964) y Racing Santo Domingo (1964).
- 2016. Michelin de Vitoria.
- 2017. Juan José Mena.
- 2018. Eusko Ikaskuntza y Euskaltzaindia.
- 2019. Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Álava.
- 2020. Armando Llanos Ortiz de Landaluze e Instituto Alavés de Arqueología.
- 2021. Deportivo Alavés.
- 2022. Eduardo Anitua.
- 2023. Pablo Laso.
