Aunque abril es el de las aguas mil, los embalses alaveses siguen acusando la sequía de las últimas semanas. Según detallan desde la Agencia vasca del Agua (URA), Ullibarri y Urrunaga, se encuentran al 76,75% de volumen total y al 74,4%, de volumen útil, “cerca de los valores habituales en estas fechas, aunque estamos en valores relativamente bajos comparando con los datos de los últimos diez años, ligeramente por debajo de la curva de garantía para esta época del año”.

No obstante, los sistemas de abastecimiento que toman el agua del sistema de embalses de Ullibarri disponen de 140 Hm³ de agua almacenada. “Por lo tanto, aunque estemos algo por debajo de los valores medios de estas fechas, seguimos en una situación de plena normalidad”, aclara URA a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.

Como explica, el abastecimiento anual del 50% de la población de la CAPV que bebe del sistema de embalses requiere detraer del sistema alrededor de 23 Hm³, para el abastecimiento de la población y la industria de Vitoria-Gasteiz y unos 95 Hm³ para el área metropolitana del Gran Bilbao. “Es decir, en este momento hay en el sistema agua para más de un año, y aún queda primavera por delante, con meses de alta probabilidad de lluvias”, subraya la Agencia vasca del Agua.

Por lo tanto, hay que tener en cuenta que aún queda temporada habitual de lluvia. “La realidad es que en este momento hay en el sistema agua para más de un año, con la primavera por delante: lo que permite decir que su situación sigue siendo realmente de normalidad”, reitera.

Pequeños sistemas

De persistir la escasez de precipitación, sí que es previsible que en los próximos meses, los pequeños sistemas de abastecimiento que beban de manantiales o pequeños ríos “se vean más presionados por la menor disponibilidad de agua, como ocurrió el verano anterior en los sistemas no regulados por embalses. De momento, se trata de hacer un estrecho seguimiento de la situación”.

En cuanto a las probabilidades de lluvia que hay para lo que queda de primavera, una estación crucial ya que las normalmente frecuentes lluvias, permiten afrontar con cierto colchón los secos meses de verano, la meteoróloga de la Agencia vasca de Meteorología (Euskalmet), Onintze Salazar, declara que es imposible saber cómo se presenta, porque no hay pronósticos fiables que puedan manejar para saber cuánta lluvia podamos esperar, lo que sí que pueden decir es que el año 2022 sí que fue muy seco “y especialmente muy seco en el centro y sur de Álava y luego tenemos desde que hemos empezado 2023 un enero que podríamos calificarlo más o menos normal en cuanto a precipitaciones de Álava, pero después hemos tenido un febrero y marzo muy seco. Realmente echando la vista hacia atrás, salvo las precipitaciones de enero, está lloviendo menos de lo habitual, incluso en algunas zonas, por ejemplo, el año 2022 rozando la mitad de lo que suele ser la media”.

Encontrar una razón que explique esto, requiere de muchos más estudios, como matiza Salazar. Probablemente pueda deberse al cambio climático, “porque la temperatura realmente constatamos que está subiendo. Por tanto, que 2022 también fuera extremadamente cálido entra en esa lógica, pero también podríamos tener un año 2023 más frío pero lo que cuenta es la tendencia no cada año en concreto”.

Con la temperatura sería más fácil dar una razón, pero el problema con la precipitación es que todavía los datos históricos no marcan una tendencia muy clara, “por lo que no significa que estemos ya sumergidos en una tendencia. Lo que sí que vemos es que 2022 fue muy seco y que este año está lloviendo bastante menos, pero que entre dentro del cambio climático, podría ser porque Álava es la zona, digamos, con el clima más mediterráneo en el centro y sur, ya que en principio se espera que son las zonas de la península que claramente puedan sufrir más las consecuencias del cambio climático, pero eso no significa que el año que viene venga muy lluvioso”.