El agro alavés mira al cielo con “gran preocupación y nerviosismo”, sobre todo desde el último mes porque a la falta de lluvias de las últimas semanas se le han sumado las heladas que han dejado pastos y praderas, como los de Kuartango, “achicharrados”, además de afectar a flores, como la de la colza, y al cereal. “Las previsiones no son nada halagüeñas, tal y como estamos. El campo ahora mismo está aguantando como puede la falta de precipitaciones. Estos días nos dan previsiones de lluvias pero no es suficiente. Tiene que empaparse el suelo y llenarse las balsas”, avisa Jon Moraza, agricultor y vicepresidente del sindicato agroganadero alavés UAGA.
A día de hoy, las zonas más afectadas serían las del sur de Álava, “la comarca de Trebiño y la zona de Lantarón, porque lo que es la Llanada, algo más ha llovido, pero lo que es el cereal está aguantando. De Vitoria a Salvatierra el desarrollo de los cultivos está algo mejor, aunque puede cambiar de la noche a la mañana porque si mayo que es el mes más importante, que es cuando la espiga empieza a formar y hay falta de agua en el suelo... las producciones se quedan muy menguadas y la cosa se complicará para todos, da igual en la zona que estemos”.
En cuanto a las balsas de riego, precisa que este año están al 30% de acumulación de agua “porque como no ha llovido lo suficiente en invierno, va a suponer que no va a haber agua para regar todos los cultivos de regadío, como son las alubias, las patatas, la remolocha y el maíz. Especialmente, para la remolacha que es la que necesita más agua”.
Merma de producción
Por tanto, en este 2023 vuelve a llover sobre mojado, pero no en el sentido que les gustaría. “Todo empezó hace un año, desde abril-mayo del año pasado, cuando ya hubo sequía”, recuerda este ingeniero agrícola cuyos cultivos principales son el cereal y la colza y forrajes en ecológico, además de patatas.
Entonces, como recuerda, la producción cayó en picado, en cuanto a cereal de un 30%, en cuanto a forrajes de un 50%, de patatas un 20%... “El único cultivo que se mantuvo bastante decente fue la remolacha, pero este año las cosas se están complicando bastante”, matiza Moraza, por lo que “las previsiones son que va a haber bastante merma de producción, aunque no sabemos si será a niveles del año pasado”.
En definitiva, hay miedo, tanto en el sector agrícola como en el ganadero “porque vemos que las cosas no van nada bien y porque los costes son muy elevados, tenemos unos gastos muy grandes de semilla, fertilizantes y abonos y si no tenemos una producción adecuada, vamos a ir a pérdidas sí o sí”.
Por ejemplo, en el caso de los ganaderos el problema que tienen es que los pastos de los montes y las praderas no se están desarrollando en condiciones. Hay expertos que calculan que sacarán un 20% del forraje que debieran sacar, tanto por la sequía por las heladas, que los han dejado “achicharrados”, “y eso va a suponer que el ganadero va a tener que hacer frente a la compra de piensos y de forrajes”, añade Moraza. Y sus precios, por culpa de la inflación, también están por las nubes.
La escasez de precipitaciones también está provocando que se adelanten algunas siembras, como la de patata o girasol, aprovechando la poca humedad del suelo para que germinen.
La sequía también ha hecho que el Consorcio de Aguas de Rioja Alavesa tome medidas preventivas en 15 municipios, donde ha prohibido limpiar con agua las calles y cerrar las fuentes públicas que no tienen pulsador. Además, solo regarán los jardines públicos, de 23.00 a 00.00 horas. Una demanda de agua que aumenta a partir de junio, cuando su población se duplica con los veraneantes, y que coincide también con el llenado de piscinas, para lo que se necesitará permiso municipal. Un consumo que también se incrementa en septiembre con la vendimia.