En la década de los años ochenta del siglo XX la dictadura militar brasileña se marcó el objetivo de hacer desaparecer las culturas indígenas del país para el año 2000. Fracasaron, en buena medida gracias al trabajo de muchos religiosos que se plantaron ante la depredación medioambiental de los remotos territorios amazónicos. Fracasaron hasta el punto de que hoy los pueblos indígenas del Brasil continúan creciendo con una tasa mayor que la media nacional.
En 1998 el sacerdote jesuita Claudio Perani impulsó la creación del Equipo Itinerante del CIMI, el Consejo Indigenista Misionero, un órgano de la Conferencia de los Obispos de Brasil fundado en 1972 por los obispos Pedro Casaldáliga y Tomás Balduino. El CIMI lucha por la supervivencia de los pueblos indígenas, y les apoya en sus luchas de resistencia e insurgencia, en la conquista de derechos y políticas públicas diferenciadas y en la demarcación y defensa de sus territorios.
En la actualidad, el Equipo Itinerante promueve el proyecto de ecología integral Flora, que trata de dotar al pueblo indígena Sateré-Mawe, en el corazón de la Amazonia brasileña, de equipos de transporte fluvial y otros servicios de electricidad a base energía solar, además de contribuir al fortalecimiento de sus derechos y su territorio.
El Equipo Itinerante está coordinado actualmente por el jesuita Fernando López, que junto a las brasileñas Arizete Miranda y Raimunda Paixao protagonizarán una charla en la sede de Alboan, en el Centro Loyola de la calle Monseñor Estenaga de Gasteiz, mañana martes a las 18.30 horas.
Allí darán testimonio de su itinerancia por las fronteras geográficas y simbólicas de la Amazonia. “Es un don y un regalo inmenso formar parte del equipo del CIMI de apoyo a los indígenas en situación de aislamiento; es una experiencia profunda, consoladora e indescriptible. Las regiones donde se refugian los hermanos aislados son remotas, muchas veces intactas y vírgenes”, señala el propio Fernando López, quien explica que su trabajo consiste en buscar, identificar y documentar con coordenadas GPS, fotos, vídeos e informes de campo los vestigios de la presencia de “parientes aislados” o “guerreros valientes”, como los indios de la región familiarmente los llaman.
La vida y el territorio
“También registramos las invasiones que encontramos, las amenazas a sus territorios y a su propia existencia, y con esas informaciones, bien documentadas, procuramos incidir políticamente en distintas instancias gubernamentales y sociales para proteger y defender sus vidas y territorios”, señala.
Para López “es un enorme privilegio poder estar allí; entrar en las cabeceras de los ríos y en la selva profunda acompañados por indígenas de la región, ser testigos presenciales y vivenciales del hábitat de los últimos pueblos libres del planeta; pisar aquella tierra sagrada, ver, oler, escuchar, comer y beber lo mismo que aquellos hermanos y hermanas libres; sentir en la piel el sudor frío y en la aceleración de los latidos del corazón las amenazas, invasiones y conflictos que atentan contra sus territorios y su propia vida física y cultural”.
Según explica, “hay momentos en los que la sangre hierve en nuestras venas: ya sea por sobrecogimiento frente a la grandeza de la creación en estas selvas y ríos, ya sea por indignación frente a la violencia y depredación impuesta por nuestro mundo civilizado”.
En su lucha por la defensa de los derechos de los pueblos indígenas, el Equipo Itinerante ha encontrado el apoyo incluso del papa Francisco, que en 2015 en su encíclica Laudato Si denunciaba que “las formas altamente concentradas de explotación y degradación del medio ambiente no solo pueden acabar con los recursos de subsistencia locales, sino también con capacidades sociales que han permitido un modo de vida que durante mucho tiempo ha otorgado identidad cultural y un sentido de la existencia y de la convivencia”.
El papa alertaba de que “la desaparición de una cultura puede ser tanto o más grave que la desaparición de una especie animal o vegetal”, de que “la imposición de un estilo hegemónico de vida ligado a un modo de producción puede ser tan dañina como la alteración de los ecosistemas”.
Ese mismo año 2015 se firmó un convenio de mutua ayuda entre los jesuitas del Brasil y el CIMI. Según Erwin Kräutler, obispo emérito del Xingú amenazado de muerte por defender la vida de los pueblos indígenas de la región, este convenio constituye “un paso histórico nuevo y muy importante”.
Mañana el propio Fernando López explicará de primera mano las vicisitudes de los pueblos indígenas de la Amazonia en la sede de Alboan, que ya dedicó a esta causa su séptima carrera solidaria, celebrada el pasado 13 de febrero por las calles de Vitoria-Gasteiz con el lema Corre por la Amazonia.