- Euskoalavés, Miguel García, el promotor de El fogón de Álava y también conocido como El tío de la carretilla, dedicó toda la Semana Santa a recorrer el Camino Ignaciano promocionando los productos agroalimentarios alaveses a través de su popular carretilla y con numerosas paradas en pueblos y en la propia ruta para contar las excelencias gastronómicas que se pueden realizar con esos productos.
Desde Loiola, en Azpeitia, hasta Lapuebla de Labarca, con el peor clima que se podía esperar: desde frío hasta calor en pocas horas, Miguel García ha vivido una aventura humana llena de detalles. Desde una grave avería de la furgoneta que le acompañaba a distancia como apoyo en caso de necesidad, hasta quedarse sin agua en el día más caluroso en la comarca de Rioja Alavesa.
Pero para él solo hubo una sonrisa permanente ante las dificultades. Tras salir de Loiola el día 11 tuvo que detenerse poco antes de llegar a Zumárraga por la avería del vehículo de apoyo y volver en otro momento de la semana para completar los cinco kilómetros que quedaron sin hacer en el primer día. De Zumárraga a Arantzazu no tuvo dificultades, al igual que desde el santuario hasta Araia, donde -comenta divertido- fue encontrando numerosos peregrinos coreanos. Se entendieron de "esas maneras" y Miguel les obsequió con sal del Valle Salado.
Desde allí iba a contar con el apoyo de un arriero que transporta en burros las mochilas de los peregrinos, ya que el camino es muy malo cuando ha llovido. Finalmente no pudo contar con esa ayuda y parte del tramo hasta Alda la intercaló por la carretera, por Kontrasta, subiendo el puerto de Opakua, ya que era imposible el paso a causa del fango acumulado. Por cierto que como iba contando a través de las redes sociales su periplo, muchas personas acudieron a saludarle a lo alto del puerto y a desearle suerte en el resto del camino. A Alda llegó justo cuando una cuadrilla de unas 40 personas iba a comenzar una comida a la que se le había invitado y donde tuvo ocasión de compartir algunos de los productos que lleva en la carretilla.
De Alda fue a Santa Cruz de Campezo y luego la subida del puerto para pasar por Genevilla, Aguilar, Meano y entrar a Rioja Alavesa por Kripan. Tanto en Alda como en Campezo recogió el buen sabor de boca que deja en los peregrinos el saber que hay sendos albergues pensados para ellos.
Tras bajar el puerto, en Kripan, le esperaban personas que estaban siguiendo su periplo y hasta una señora le insistió en que se quedara a comer en su casa con su familia, pero García siguió el camino hacia Laguardia, aunque con el problema de no haber repostado agua para el trayecto. Desde la villa amurallada, donde repuso fuerzas, retomó el domingo la ruta hasta completarla en Lapuebla de Labarca, donde a su llegada se le recibió con canciones de ambiente de ETS, el grupo más popular de la comarca.
Atrás quedaron muchos kilómetros, muchas "parrafadas" con otros senderistas y paseantes y muchos productos alaveses. Vinos blancos de Rioja Alavesa que algunas personas del propio País Vasco dijeron desconocer y otros echar en falta en los lineales para poderlos comprar. Legumbres exquisitas con sello de calidad, las patatas mas premiadas, las sidras, el txakoli o las cervezas del territorio, los embutidos, la sal o los cafés, que de todo hay en Álava y con todo ello el carácter abierto y amistoso de esta tierra.
Yosu Vázquez y Luis J. Rojas. Vázquez y Luis Javier Rojas, un deportista invidente, se habían propuesto subir el Kilimanjaro. Sin embargo, como expresan, "da mucha pena y rabia, más cuando los dos, estábamos fuertes física y mentalmente, llegar a los 5.400 metros de los 5.895 y decidir darse la vuelta". Lo cierto es que guiar a un persona ciega en un recorrido tan extremadamente técnico como la ruta Machame al Kilimanjaro en cinco días, es un esfuerzo para el que hay que estar muy preparado. A ello se une que "el recorrido para hacerlo en solitario Javi y yo no era el adecuado y el sacrificio de dos de nuestros compañeros, Fernando Alonso Pérez y Spiderabel Fernández Mendívil no estaba dentro de nuestros planes". Por esa razón, "darse la vuelta a pocas horas de la cima teniendo aún mucha fuerza y ganas es algo muy difícil de decidir, pero la seguridad nos pareció lo más importante. Esta vez no ha sido".