A veces les acompaña la soledad. Otras veces el miedo a morir. Y otras la angustia del recuerdo de algo pasado que les atormenta. No es fácil cuidar de las emociones de las personas mayores, pero sí necesario.

Requiere de responsabilidad y conocimientos. Pero también de una gran dosis de paciencia, empatía, cariño y tiempo. Con el objetivo de aprender a gestionar las emociones de personas enfermas y mayores, la Diócesis de Vitoria ofrece durante hoy y mañana la posibilidad a todos los alaveses a participar en un curso que ayuda a reconocer la importancia de estos cuidados y a tratar la impaciencia y nerviosismo de muchos familiares y cuidadores. El curso será impartido y dirigido por la psicóloga clínica, profesora en la Universidad del País Vasco y doctora en psicología por la Universidad de Barcelona, Carmen Maganto.

Así, el Instituto Teológico de Vida Religiosa del País Vasco, con sede en el Seminario de Vitoria, impartirá el taller formativo bajo el título El reto emocional de trabajar con la vulnerabilidad.

Se desarrollará concretamente durante hoy y mañana en la Casa de Espiritualidad de Larrea, en Amorebieta (Bizkaia), y se centrará en las buenas y las malas maneras de gestionar las emociones, la importancia de la percepción y de la comprensión, cómo afrontar el miedo, la ansiedad o el estrés y el modo de trabajar con la agresión o la irá. Todo con el objetivo de aprender a hacer frente a los retos ante una situación de enfermedad desde las emociones, especialmente en cuidado y atención a enfermos vulnerables.

Según explica Maganto en DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, es importante cuidar el bienestar emocional en todas las etapas de la vida, "es algo fundamental" para conseguir, de hecho, una buena calidad de vida. Pero no es siempre fácil. Según destaca, no todas las personas saben cuidar de los pequeños detalles a los que hay que atender, y los que saben, no siempre pueden lidiar con su propia impaciencia.

Maganto tiene amplios conocimientos de cómo tratar a las personas enfermas o mayores. Sabe la teoría, pero también la práctica. Habla de situaciones cotidianas con personas mayores con mimo, delicadeza, de manera pausada, despacio y con admiración. Asegura en este sentido que cuidar de personas vulnerables puede acabar despertando en ocasiones emociones negativas como cansancio, agotamiento, o fatiga emocional€

Y es que a veces no es fácil lidiar con que las personas mayores quieren seguir las recomendaciones de sus cuidadores, quieran comer, o salir a la calle, por ejemplo. A veces las emociones de estas personas con las del cuidador no son compatibles, pero es importante que el cuidador conozca su propia personalidad para poder trabajarlas y ayudar así al otro.

En este sentido, Maganto asegura que a quién le afloran esas emociones tan negativas o de frustración son personas que de por sí tienen menos paciencia o lidian peor con la frustración y el primer paso contra eso es, precisamente, reconocer este hecho. "Ante ciertas situaciones, no todo el mundo reacciona igual. La reacción depende del cuidador ya que no partimos de cero. Hay situaciones que pueden sacar lo mejor de mi o lo peor. Pero eso es porque cada persona es distinta", asegura y añade: "Hay personas que se alteran fácilmente. Suelen ser personas nerviosas, impacientes. Yo siempre digo que no se aplaude solo con una mano. A unas personas ayudar y arropar emocionalmente a la persona mayor les puede parecer más fácil y a otras, en cambio, la situación les puede desquiciar completamente".

Esto dependerá del nivel de tolerancia de cada uno. "La persona mayor despierta en ti cómo eres tú. Nuestra propia vulnerabilidad choca con la vulnerabilidad del otro. Y si yo tengo un nivel de tolerancia bajo al rechazo, me va a costar más cuidar de mi madre o dedicarme laboralmente a esto", explica.

Situaciones cotidianas

En este curso la psicóloga ahondará en estas explicaciones y detalla situaciones reales donde se refleja el nivel de baja tolerancia de las personas más impacientes. Lo explicará en situaciones cotidianas. Por ejemplo, en esos momentos en los que la persona mayor se niega y rechaza la alimentación, o no quiere ser ayudada para vestirse y el cuidador acaba agotado emocionalmente.

Pero también dará consejos sobre cómo afrontar estas situaciones, cómo ayudar al enfermo, pero también cómo ayudarse a uno mismo también. Entre esos consejos explicará, por ejemplo, la diferencia entre cuidar y sanar. Es importante aprender a estar serenos, y también se tratará de las personas en el final de sus vidas.

De hecho, en estas fases son muchas las personas que se van apagando incapaces de perdonarse algún episodio del pasado. En estos casos es importante recordarle a la persona mayor, según Maganto, todos los logros que ha conseguido a lo largo de su vida. "En este curso también hablaremos sobre cómo al final de la vida nuestra memoria nos devuelve a la mente historias no curadas. Es curioso. La persona mayor no recuerda qué comió ayer. Pero sí recuerda alguna bronca de infancia con su madre. O algún problema con su pareja. Esas situaciones las viven con mucha angustia. Y aquí es importante que les ayudemos con el trabajo de sanación, el perdón, el que se puedan disculpar y perdonar las heridas del pasado. Yo siempre les digo que no deben olvidar, pero sí perdonar, no vivir con rencor", asegura.

Los que quieran participar podrán hacerlo rellenando la inscripción en la web de la Diócesis de Vitoria, vía email escribiendo a info@diocesisvitoria.org o llamando al 945 216 410. Quienes elijan la modalidad presencial, el coste será de 150 euros incluyendo materiales, alojamiento y manutención en Amorebieta durante esos dos días, mientras que para seguirlo online su coste será de 80 euros.