La intervención artística en Huecomadura impulsada por la Diputación de Álava y encargada a la artista Irantzu Lekue, ha resultado ser un nuevo éxito de implicación y participación de personas de numerosos ámbitos y lugares. Y, como muestra, este pasado fin de semana han sido muchas las personas que se han acercado hasta Ullibarri-Jauregi para participar, dar ideas o disfrutar del trabajo que allí se ha realizado.
Esta iniciativa forma parte del proyecto Bidearen aztarnak Bidearen aztarnakcon el que la institución foral persigue, a través de la participación local y de cuantas personas quieran colaborar, la recreación artística y recuperación del patrimonio artístico de la vía verde del ferrocarril vasco navarro.
El denominado túnel de Huecomadura, de 73,5 metros, es el de más corto del recorrido y fue el más costoso de construir en su momento debido al terreno arcilloso del lugar. Esta actuación es la segunda que se lleva a cabo, también con esta artista, tras una primera realizada en el túnel de Cicujano, que recreó los árboles históricos del lugar y numerosos pasajes de la vida del trenico gracias a los testimonios de las gentes de la comarca.
Irantzu Lekue cuenta que previamente a esta semana, el pasado día 30, se llevó a cabo un proceso participativo y la presentación del proyecto en Ullibarri-Jauregi, del que salió un grupo de trabajo que aportan ideas, juntamente con otras que se han ido sumando directamente o a través de las redes sociales, entre ellas de gentes que vivieron en el lugar o que tienen familiares en la zona y conocen sus historias.
Después de aquella reunión se celebró un proceso participativo ya práctico. Acudieron vecinos de Ullibarrti-Jauregi, que se animaron con una primera parte de trabajo, que era "ir pintando baldositas, de 10 por 10, en las que cada persona puede plasmar su recuerdo o su idea sobre el vasco-navarro, la madre-tierra... para construir un mosaico en el túnel. Esas baldositas se están dibujando con pintura vitral y posteriormente se hornearán antes de colocarlas haciendo estratos en la cúpula del túnel". También se ha comenzado a trabajar en el suelo, dando una imprimación base e incorporando arena para dejar la calzada antideslizante y pintando los laterales. Luego se incorporó un grupo de mujeres ciclistas que habían programado una ruta desde Vitoria hasta el túnel y se quedaron. De esta forma, se pudieron dejar pintadas las dos entradas del túnel, tratar el suelo y seguir con las baldosas.
El domingo, que "salió un día horrible, llegaron algunas familias y con los txikis pintamos algunas baldosas más, que cocí por la tarde ya en casa". Además, se han puesto en contacto conmigo Kepa Menéndez, autor de La ficha 145 de Núremberg; geólogos de la zona; Javier Suso y su archivo fotográfico; personas y familiares de habitantes de Ullibarri-Jauregi o de la zona y hasta de Montaña Alavesa para dar ideas y conocer el proyecto.
De esta manera, cuenta la artista, "se han recuperado de la memoria algunos recuerdos e historias, como el atropello de un niño en el túnel, los productos que se transportaban en el trenico, como los huevos o la remolacha, o los viajes en el tren para ir a las piscinas de Maeztu, o la utilización de las estaciones para que las parejas pudieran quedar y alguna de las bodas que de esas citas surgieron. Tampoco han faltado recuerdos a la fauna y flora de la zona, como los micharros, los lirones grises, y cómo los cogían; o la colección de billetitos de tren de aquella época, que alguna persona guarda como recuerdo".
Próximos pasos. Los siguientes pasos en este proyecto son seguir haciendo más baldosas que reflejen los recuerdos de la gente y repetir el proceso participativo un poco más adelante, ya que llovió y resultó afectada alguna pintura del exterior.
Indica la artista en relación a una parte del trabajo.
Cuenta Irantzu Lekue.