Tras recorrer los datos de los expedientes trimestrales de la defensora vecinal entre julio y septiembre, a los que ha tenido acceso DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, repasamos uno de los asuntos más llamativos de los que La Síndica dará parte este jueves a los grupos municipales.
Las multas de tráfico forman parte usualmente de las quejas de los vecinos, ya sea por no estar de acuerdo con la denuncia recibida o por los tratos recibidos por parte de los trabajadores. Pero, en alguna ocasión, también por regresar a su vehículo tras las vacaciones y ver que, en su lugar, solo hay un nuevo aparcabicis.
Ocurrió en la calle Adriano VI en verano de 2020. El vecino denunciante comunica que se marchó de vacaciones y dejó su coche correctamente aparcado en esta vía. Diez días más tarde, durante su escapada, recibió una llamada a las 8.30 horas desde Gasteiz que no pudo atender.
Al regresar la llamada, vio que se trataba de la centralita de la policía municipal, a quien proporcionó sus datos y le comunicaron que en el sistema no figuraba ningún incidente a su nombre.
Pero el parte de intervención de esa misma mañana refleja que se llevó a cabo la reestructuración del estacionamiento de bicicletas junto al que había aparcado, añadiendo dos series de soportes. Al no poder contactar con el dueño, en vez de mover el vehículo a una nueva ubicación, se construyeron los nuevos soportes alrededor de este.
Pasan dos días. El coche, cómo no, sigue en su nuevo aparcamiento, en el espacio para estacionar las bicicletas. Un policía local, al observar esto, procedió a colocar una denuncia y, además, la grúa transportó esa misma noche el automóvil al almacén municipal.
El dueño regresa dos días más tarde y se encuentra con el renovado aparcabicis. Sin rastro de su coche. Supuso que había sido reubicado, por lo que contactó con la Policía, quienes le comunicaron dónde estaba estacionado el vehículo.
Esa misma mañana, al intentar recuperar el coche, el vecino fue a Aguirrelanda, donde le informaron que para retirarlo debía pagar un importe de 180 euros y pedir, más adelante, la devolución de esta cantidad.
La “negligencia de los empleados municipales”, como indica el vecino, le parecieron “totalmente injustos” pero hizo un pliego de descargo que ascendió hasta los 210 euros por la sanción y sus correspondientes recargos.
Pero la historia no termina aquí. Al lograr una audiencia personal con un empleado municipal, este le comunica que habían resuelto devolverle los iniciales 180 euros.
Transcurre un año entero y el ciudadano, en el expediente que maneja la defensora vecinal, informa de que este importe aún no ha sido devuelto. “La maquinaria municipal enseguida apremia al pago y aplica recargos pero es muy laxa en el cumplimiento de sus deberes”, concluye.