El rol del cuidador es muy importante a la hora de mejorar la calidad de vida del paciente. Cuidar a una persona diagnosticada con Alzheimer requiere de mucha dedicación y paciencia. Por ello, en la tercera jornada del IX Congreso Nacional de esta enfermedad en Vitoria, la Investigadora en Ciencias de Salud, Luz María Peña Longobardo puso en valor peso de los cuidadores informales en el curso de la enfermedad, y el impacto económico que suponen los costes de atención no profesional sobre los sanitarios en el transcurso de la enfermedad.

"El 46% de los cuidadores familiares reconocieron que su salud se ha visto resentida como consecuencia de los cuidados prestados, un 75% vió afectada en su ámbito laboral y un 90% en su vida social".

Esta enfermedad supone una alta incapacidad ya que limita a la persona para que pueda desarrollar las actividades básicas e instrumentales de la vida diaria, por lo que además de necesitar atención sanitaria, demanda atención continua.

La doctora en economía de la salud, comentó que "se evidencia que el coste de aquellos cuidados informales que brindan muchas familias, rondan los 33.000 euros al año por persona enferma", por tanto, "si comparamos este coste con el sanitario que giraba en torno a los 1000 euros por paciente, vemos que su peso sobrepasa con creces a los relacionados a nivel médico".

Según estudios citados por Peña durante la ponencia, se considera que los cuidados informales ejercidos tienen coste por dos motivos: "Porque su familia deja de hacer sus actividades - en ocasiones remuneradas y en otras no- y está sacrificando su tiempo para prestar ese cuidado a los pacientes. Esto tiene un coste, una pérdida laboral para el sistema y la sociedad en su conjunto".

Cuidados familiares sin remunerar

Muchas personas cuidan de sus allegados 24 horas al día y siete días a la semana, teniendo consecuencias en su vida personal, su economía, o sus relaciones personales. Según los datos aportados por Peña, "el 85% de las personas dependientes reciben cuidados de parte de su familia desde el momento del diagnóstico frente a un 12% que tiene a una persona contratada".

Y es que el trabajo que realizan los cuidadores es continuo y aumenta progresivamente a medida que avanza la enfermedad y los síntomas empeoran. "En términos medios, los cuidadores invierten unas 64 horas a la semana de cuidado familiar, siempre y cuando estuviera a cargo de una persona con alzheimer pero no catalogada como dependiente", añade la economista.