Entran de donde las personas huyen y protegen a sus guías y a los ciudadanos por encima de su propia vida. Probablemente los nombres de Jo o Enno no le transmitan nada. Pero son dos de los 39 perros que velan por la seguridad de Álava durante las 24 horas del día, los 365 días del año. Son perros policía y, junto a sus guías, agentes de la Ertzaintza, no descansan para proteger al ciudadano en diferentes actuaciones relacionadas con explosivos, drogas, rescates o en la propia seguridad ciudadana.

"Son perros muy fieles a sus guías, altamente cualificados y preparados para diferentes actuaciones", explica a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA Miren Zamakola, responsable de la Unidad Canina de la Ertzaintza. Todos ellos entrenan duro para estar formados; tienen habilidades similares, pero personalidades contrarias.

Algunos son jóvenes, tímidos, y tranquilos. Otros, más veteranos, necesitan más adrenalina o emociones más intensas en sus entrenamientos. Pero todos ellos tienen una misma virtud en común: son valientes, pese a temer, avanzan. "Hay pruebas que al inicio les pueden costar un poco más, pero respetamos que cada perro es diferente y son ellos los que marcan sus ritmos, nuestra función es ayudarles y estar al lado en esa confianza", añade la policía.

Sus palabras quedan reflejadas en dos de los perros policía durante el entrenamiento de rescaten en el que trepan por una escalera para socorrer a la víctima. Uno de ellos, que lleva tiempo sin entrenar con dedicación debido a una baja laboral de su guía, sube con dudas, más dubitativo a cada peldaño; pero no deja de subir. El otro, más veterano y entrenado, no espera ni medio segundo tras recibir la orden de su guía para comenzar a subir con firmeza y velocidad. Cuando acaban, ambos perros corren hacia sus guías porque saben que a ritmos diferentes, los dos han conseguido el objetivo. Y reclaman su premio y los mimos.

Todos los policías caninos están divididos por especialidades y actúan y son formados para ramas específicas. Están los perros que intervienen en la detección de drogas en vehículos o cárceles, por ejemplo; los de rescate, que ayudan y facilitan las labores de búsqueda de ciudadanos desaparecidos, incluso por mar; y los de seguridad ciudadana.

La especialidad más compleja es la de explosivos, ya que en muchas de estas actuaciones el perro no va acompañado por el guía. Este se queda a una distancia prudencial para protegerse ante amenazas de bomba. Además, y con el objetivo de proteger también al agente de cuatro patas, se les adiestra para que, una vez detectado el explosivo, sean capaces de sentarse y no moverse, marcando así la existencia del artefacto. Deben permanecer inmóviles por si se trata de una bomba que se active con el movimiento.

Cada detalle durante los entrenamientos, y también durante las actuaciones policiales, evidencia la gran capacidad evolutiva y y para captar los detalles de estos animales. "En asesinatos son capaces de encontrar sangre de la víctima en cualquier rincón escondido", dice la policía. Por eso, ante cualquier emergencia en Euskadi, resultan una herramienta esencial para poder avanzar en las investigaciones. Por ejemplo, en las labores de rastreo en Zaldibar los policías especializados en rescate trabajaron día tras día sin descanso para lograr avanzar la investigación.

Adiestramiento

¿Cómo se logra preparar a un perro para que logre desarrollar estas cualidades y convertirse en un agente de Seguridad? "Para preparar a los animales para estas complicadas actuaciones, es el guía quien lo acoge como un miembro más de la familia", explica Zamakola. Es decir, cada policía tiene su perro: no solo trabaja con él, sino que además conviven juntos en el domicilio personal del agente de la Ertzaintza. Crean un vínculo especial, único, capaz de convertir al perro en un fiel compañero. "Se convierten en parte de nuestra familia", dice la responsable.

Estos animales son adquiridos por el Gobierno Vasco con un año de vida, aproximadamente. Se realiza la compra de estos perros por concurso y, una vez que se elige al criador, la Ertzaintza acude a visitar a todos los animales hasta elegir a los que convertirán en policía. Después se los llevan a Berrozi, donde se les realizarán las primeras pruebas para detectar las habilidades y cualidades del animal. Se comprueba así si el perro es sociable, tiene miedos, es inquieto, si tiene curiosidad o no por aprender y, en definitiva, si será apto o no para convertirse en guardián de los ciudadanos.

Una vez que se comprueba y trabaja la inquietud del animal, comienza el trabajo entre su responsable y el nuevo miembro. Primero, la obediencia. Tienen que aprender a reconocer y obedecer a su guía ante cualquier estímulo y orden. Ser capaces de entrar en incendios y ayudar a las víctimas, buscar a desaparecidos por tierra y mar, detectar sangre en rincones escondidos y escenas de homicidios, y ayudar a los ciudadanos y a sus compañeros ante cualquier peligro.

Este trabajo puede prolongarse hasta seis meses. Y después, día a día, se sigue trabajando el estímulo para que ellos mismos generen la suficiente confianza. "No les adiestramos con el castigo, trabajamos con premios y con el estímulo", explica. Primero, para premiar la dedicación y el esfuerzo, se les recompensa con comida. Después, una vez que van adquiriendo las cualidades y ya existe la confianza entre el guía y el animal, se les premia con un mordedor añadido de los mimos y felicitaciones del policía.

¿Qué ocurre cuando un guía se retira, pero su animal sigue siendo joven para seguir en el cuerpo de policía? En ese caso, según explica Miren Zamakola, el animal pasa a un nuevo guía y primero se pasa por el proceso de adaptación. "No suelen tardar mucho en adaptarse, en dos o tres semanas están totalmente acostumbrados al nuevo guía", explica. ¿Y si la situación es al revés y es el perro quien se retira y no el guía? "En ese caso, la primera opción que trabajamos siempre es que el guía se quede con el animal. Es al policía o a su familia a quienes se le ofrece la oportunidad de quedarse con el perro. En el 90% de los casos los perros policía que se jubilan se quedan con su guía o con su familia", explica.

En el 90% de los casos los perros policía que se jubilan se quedan con su guía

No obstante, cuando estos perros policía son retirados por enfermedad, se quedan en el equipo de la policía, "no se sacrifican". Son sus veterinarios los que velan para que el animal no sufra durante la enfermedad y se les sigue intentando mantener en activo. Es decir, no acuden a actuaciones, pero sí se les entrena junto al resto de policías para seguir ofreciendo estímulos al animal.

"Para nosotros es muy duro cuando un perro se nos enferma o se muere. Nos pasamos muchos años al su lado, se convierten como en un miembro más de la familia y suele ser un golpe doloroso", dice la jefa de la unidad.

De sus palabras a los hechos. En su caso, ha perdido a su animal hace pocos meses y en la actualidad ha adquirido un nuevo perro a nivel personal de la misma raza que su anterior fiel compañero. "Ellos velan por nosotros, nos protegen y ayudan a los ciudadanos. Son una herramienta muy importante del proceso de las investigaciones. Y nosotros también velamos y cuidamos de ellos. Es un equipo muy completo. Y cada vez hay más interés por parte de muchos agentes de la policía por formar parte de este equipo", concluye.

Intervenciones, en números

Los perros policía trabajan sin descanso. Junto a sus guías, son policías durante la mañana y la noche y responden ante cualquier emergencia en cualquier lugar de Euskadi. De hecho, reflejo de ello son los números. Solo el pasado año, estos policías caninos intervinieron hasta en 1.292 actuaciones en Euskadi, 259 de ellas en Álava, 716 en Bizkaia y 301 en Gipuzkoa (y otras 16 por diferentes lugares de Euskadi).

Además, según detalla Miren Zamakola, el pasado año los perros policía intervinieron en 624 actuaciones relacionadas con explosivos, en 291 de drogas de las cuales 88 fueron movilizaciones incidentales y también en los centros penitenciarios de Euskadi, a razón de uno semanal en cada uno de ellos. También ayudaron en 320 actuaciones de rescate (incluyendo jornadas diarias en Zaldibar y movilizaciones por búsqueda de personas perdidas) y 57 actuaciones de protección ciudadana.

Como novedad, este año, en marzo, la Ertzaintza amplió sus capacidades creando la especialidad de Detección Acelerante de Fuego (DAF). Se trata de una unidad que investiga y trabaja en caso de que un incendio haya sido intencionado.

Esta línea de actuaciones es similar a la registrada este año. Según los datos que maneja esta unidad, durante el segundo semestre de este año, los perros policía han ayudado hasta en 143 actuaciones en el territorio alavés, 220 en el vizcaíno, 171 en el guipuzcoano y un total de cinco rescates y actuaciones de drogas por diferentes municipios de la Comunidad Autónoma Vasca.