- El Consejo Regulador de la Denominación Calificada (DOC) Rioja ha comunicado a los elaboradores la normativa para poder constituir el stock cualitativo de vino, con el fin de hacer frente a un descenso de elaboración por las razones que sean.
La figura del stock cualitativo está prevista en el pliego de condiciones de la Denominación en dos de sus apartados. Por una parte, constituyendo una reserva de uva por hectárea, siempre que no se traten de viñedos singulares. El segundo apartado es el que se refiere al vino y tiene como objetivo preservar la sostenibilidad cuantitativa y cualitativa de la elaboración.
En el caso de la próxima vendimia el Consejo ya anunció que permitirá la entrada en bodega de un volumen equivalente al 100% de los rendimientos establecidos por las normas de la Denominación, lo que supone 6.500 kilogramos por hectárea para uvas tintas, y 9.000 kilos por hectárea para blancas, y un rendimiento de transformación del 70%.
Debido a que hay que fijar los volúmenes para crear esas reservas de uvas y de vino, se resta una parte que, en el caso de las uvas tintas, el máximo amparable será del 95%, es decir, de 6.175 kilos por hectárea, mientras que el 5% restante (325 kilos) podrá destinarse a stock cualitativo o a vino común si dicho stock no queda formalizado. En el caso de las uvas blancas, el máximo amparable será también del 95%, es decir, de 8.550 kilos por hectárea, destinándose el 5% restante (450 kilos) a vino común. El acuerdo de constitución de stock cualitativo deberá ser expresamente acordado y reflejado en el contrato de compraventa de uva entre el viticultor y la bodega.
El stock cualitativo fue una decisión adoptada tras el bajón de producción de la vendimia 2017. Con el fin de poder contar con una reserva que palíe los posibles descensos se admite la creación de esas reservas, con la condición de que una vez pasado el año de almacenaje, si no se ha utilizado y por lo tanto comercializado como vino amparado por la Denominación, de debe derivar como vino común, sin ningún tipo de Denominación.
En otro orden de cosas, el sindicato agrario Asaja confirmó ayer que el viticultor perdió dinero en la campaña 2020 tras conocer los datos hechos públicos por la consejería de Agricultura sobre el precio percibido por el agricultor durante la pasada campaña.
En concreto, y según los datos del área de estadística de la consejería recogidos en su último boletín semanal del Observatorio de Precios, el precio de las uvas de la pasada cosecha fue inferior a lo que cuesta producirlas, tras cifrar en 67,83 céntimos el coste de producción de un kilo de uva tinta en vaso y 63,32 el dinero percibido por el viticultor; mientras que en el caso de las blancas en vaso el mismo kilo tuvo un coste de 56,72 céntimos y el precio percibido fue de 51,93 céntimos.
Unos datos, que para la central demuestran que "tenían razón cuando no les salían las cuentas con la horquilla de precios que Agricultura avanzó" ya que "las cifras finales evidencian que la realidad de la media de las operaciones de uva de la pasada campaña se situó por debajo de los costes de producción".
"Lamentablemente lo que en líneas generales concluye la actualización de estos datos es que el viticultor ha sido quién más ha sufrido la crisis del covid-19 ya que se ha demostrado la falta de proporcionalidad que existió el año pasado".