in duda hoy es un día especial para todos los que estamos aquí. La mayoría no nos conocemos, no sabemos nuestros nombres, pero con tan solo cruzar una mirada, sabemos que nos une un sentimiento difícil de explicar. Esta pandemia nos ha arrebatado un trozo de vida, un pedazo de nuestro corazón. Ha sido un año muy difícil, lleno de crueldad y mucho sufrimiento.

Afortunadamente para los que estamos aquí, en medio de este duro camino apareció Betirako, que ha sido sin duda como un oasis en medio del desierto. Muchísimas gracias de corazón a todo el equipo, por permitirnos tantos desahogos, tantas horas de escucha, por brindarnos tanta compresión y cariño.

Siempre he dicho que para mí habéis sido mi silla en el camino, esa en la que hacer una pausa para expulsar tanto dolor y poder seguir avanzando. Agradecimiento eterno para vosotros. Y, por supuesto, también para el Gobierno Vasco por poner a disposición este servicio tan valioso y hacernos sentir que a pesar de las dificultades ocultas que puede generar la gestión de una pandemia, no estamos solos. Eskerrik asko.

El verdadero sentido de estar hoy aquí es para homenajear a todos nuestros héroes que de forma injusta tuvieron que emprender su último viaje solos.

Voy a leer unas palabras dedicadas a ellos, que aunque salen de mí, estoy segura de que forman parte de los sentimientos de aquellos que hemos perdido a un ser querido en medio de estas dolorosas circunstancias.

Te prometo que sigues aquí, vivo en cada latir. Sigues en cada abrazo, en cada lágrima, en cada logro y en cada uno de mis fracasos. Sigues incluso cuando creo que ya nada tiene sentido y entonces sigues tú. Tu esencia permanece, tu voz se escucha, te siento sonreír. Duele tener que cerrar los ojos para verte, pero sé que vives en mí.

No pude verlo, pero estoy segura de que en el momento de tu partida, tus ojos estaban llenos de coraje porque una despedida así solo está preparada para los valientes como tú, para aquellos que lleven a sus espaldas mucha lucha y poco miedo.

Tu marcha ha servido para enseñar al mundo la grandeza e importancia que tienen los pequeños detalles que día a día parecen insignificantes: un abrazo, un paseo, un "te quiero" cara a cara, una puesta de sol, la libertad€ Esa lección de vida solo la pueden dar los grandes, aquellos que tienen un corazón que no les cabe en el pecho.

Eres amor y amor es todo lo que me recuerda a ti. Llegas a mi pensamiento y me doy cuenta de lo maravilloso que ha sido compartir la vida a tu lado y de la cantidad de cosas que tengo que agradecerte; gracias por todos los momentos vividos y los consejos recibidos, por los enfados, por las manías, por haberme dado incluso más de lo que tenías y que seguramente no merecía. Gracias por tu sonrisa, por tu fuerza, por tus abrazos, por tus llamadas, por tu compañía. Gracias por todo y perdón por tantas cosas€

No ha sido mi elección vivir sin ti, pero sí vivir en tu honor así que voy a pensarte todos los días de mi vida. Voy a dedicarte mi sonrisa por las mañanas. Voy a recordarte en cada uno de tus gestos. Voy a ser valiente, o al menos a intentarlo. A eso no te gana nadie.

Voy a perseguir la felicidad todos los días. Te lo debo. Voy a llorar de risa y a sonreír de tristeza.

Voy a llevarte conmigo de una manera diferente, cerca€ Muy cerca€ Te llevo en el alma en el pulso de mi muñeca. De aquí nadie me puede apartar de ti.

Hasta siempre mi guerrero de eterna sonrisa.

(*) Blanca Fuentes perdió a su padre en la primera ola de la pandemia de covid-19 y fue una de las usuarias de Betirako, el programa de apoyo psicológico al duelo impulsado por el Gobierno Vasco. La autora leyó este texto el pasado sábado en el acto que tuvo lugar en el centro de interpretación de los humedales de Salburua

Se puede contactar con Betirako en el telefóno 900 908 744 y la web www.betirako.org