El año pasado cayeron en dos meses ocho corzos al canal del río Alegría y en lo que llevamos de este 2021, ya van tres, según las cuentas que llevan los vecinos de pueblos como Argómaniz y Arbulo, cercanos a esta infraestructura hidráulica creada hace más de 40 años para mejorar el abastecimiento de agua al embalse que da de beber a Vitoria y a Bilbao. Unos residentes que, desde entonces, se han convertido en verdaderos especialistas en salvar a estos animales y estar con ellos antes de que lleguen los servicios de emergencias, cuando el tiempo apremia. Sobre todo, cuando ven, por ejemplo, que el cuello de los corzos parece "que empieza a doblarse", lo que significa que "tenemos que ayudarles rápidamente porque el animal está tan cansado que pronto puede ahogarse". Es entonces cuando no dudan en coger sus arneses caseros, acompañados de grandes bolsas de plástico, una escalera y cuerdas, para sacar de allí con vida a toda la fauna que cae en él, como liebres, jabalís, erizos y hasta perros.
Hace tres años, cansados de ver como este tipo de sucesos se repetían y del "estrés y sufrimiento" que causaba a estos animales, decidieron visibilizar este problema, "aunque desde siempre ha existido", como remarcan, haciendo fotografías, como las que ilustran esta información, de toda esa labor de salvamento, tanto la protagonizada por ellos, como por la Er-tzaintza o por los Bomberos.
A juicio de los residentes y de grupos ecologistas como Ekologistak Martxan y Zadorra Bizirik, la mejor solución es la de instalar rampas salideras, al ser "la más rápida, sencilla, eficaz y ecológica". Por su parte, las instituciones implicadas evalúan en estos momentos cuáles son las mejores medidas. Mientras tanto, como anuncian, la sociedad de aguas municipales de Vitoria-Amvisa (que es la concesionaria de esta infraestructura hidráulica), la Agencia vasca del Agua (URA) y la Diputación Foral de Álava están en conversaciones para cerrar un convenio para hacer una gestión conjunta del canal.
Como recuerdan desde Amvisa, anteriormente se había barajado la posibilidad de taparlo, "pero creemos que lo mejor es mantener el canal porque tiene una función de prevención de inundaciones, ya que asume el caudal del río Alegría. Y si no existiera el canal, hay municipios del entorno que podrían sufrir inundaciones, como ocurría antes".
En esas conversaciones, como añaden fuentes de Amvisa, se está abordando la problemática de la fauna que cae al canal y las posibles soluciones. "Las opciones son varias, aunque no muchas, pero no vamos a adelantar ninguna", explican.
La decisión al respecto se adoptará en el marco del acuerdo político que están cerrando las instituciones para la gestión del canal "que, aunque es de titularidad municipal, ha perdido su razón de ser inicial para el suministro de agua".
Los vecinos, por su parte, no cejan en su empeño de hacer algo más al respecto. Prueba de ello es la campaña de recogida de firmas lanzada a través de Change.org desde hace 15 años, y que vive justo frente a este canal, para pedir que se instalen rampas salideras en el mismo.
"Es dramático ver cómo los animales sufren al verse atrapados, cómo muchos mueren ahogados y otros por el estrés y cómo muchos otros fallecen, una vez fuera, por las heridas que se hacen al intentar salir. Hoy son corzos, pero mañana puede ser un niño", argumenta en esta iniciativa, que al cierre de esta edición, llevaba unas 52.000 rúbricas recogidas.
Según precisa, gran parte del problema en el canal de Alegría reside en que los animales, como los corzos, cuando van saltando por el campo, no lo ven porque no hay ninguna barrera que lo señalice. Una excepción es la del quitamiedos que hay a un lado del canal, pero, como señala, no es suficiente porque "mide 40 centímetros en una parte y medio metro en otras, así que cualquier ciclista, cualquier niño o cualquiera que vaya un poco despistado, cae al canal y como no conozca donde están las escaleras, que hay tres de salida, como la de las piscinas, en cinco kilómetros, se pueden caer", alerta.
Respecto a la posible solución, lo tienen claro: "Yo siempre digo que la mejor solución, más rápida, efectiva, económica y ecológica son las rampas salideras, que se colocan en un lateral de los canales, así, si los animales caen, pueden buscar una salida. De lo contrario, cuando intentan saltar, se destrozan las patitas o sufren otro tipo de heridas".
Esta propuesta, como aclara Sáez de Argandoña, ya la han puesto en marcha con éxito en León y en Palencia. "Es lo más sencillo de colocar del mundo", destaca esta mujer que, al igual que otros vecinos, pide que "hagan algo ya, que llevan un año con un equipo de trabajo. Que lo solucionen ya porque a partir del mes de junio, es cuando el caudal del canal baja casi sin agua. Es la época ideal para hacer algo, entre junio y septiembre". Además, en primavera, como avisa Sáez de Argandoña, es la época del año en la que más animales caen en esta "trampa", como la califican. "Uno de los meses en los que más caen es mayo, justo cuando acaban de tener a las crías, porque solemos sacar a algunos muy jovencitos, aunque también en febrero y marzo suele caer alguno", detalla.
Y cuando hay caza, también ven mucho corzos. "De hecho, ahora es época de caza de corzo y sabemos que el 90% de los que sacamos del canal acabarán con un tiro. En cualquier caso, intentamos que el sufrimiento animal sea el mínimo posible", resalta esta vecina de Argómaniz.