Las consecuencias de la pandemia también se están dejando ver en el medio rural con un aumento desmesurado de fauna salvaje, sobre todo corzos, jabalíes y conejos. Y es que el hecho de los confinamientos, que trajeron como consecuencia una menor presencia de personas en el campo, ha favorecido ese aumento e, incluso, una mayor confianza de los animales para adentrarse en los pueblos en busca de comida en los contenedores de residuos.
Personas que trabajan en la vigilancia de los campos o los cultivos o los propios agricultores reconocen que "este año hay una auténtica barbaridad de corzos". Hace unos meses, con un poco de suerte, se podían ver uno o dos corzos y sin embargo, ahora es frecuente encontrar grupos de dos o tres juntos y apenas se asustan cuando la gente se para a verlos.
De hecho, ese fenómeno también ha incrementado los accidentes de tráfico y se llegan a barajar cifras de tres, cuatro o cinco atropellos diarios en algunas zonas, como es el caso de Montaña Alavesa. Un vecino de Santa Cruz de Campezo señalaba que "la gente de los pueblos ya está un poco asustada porque se ven muchísimos más que antes y como se multipliquen al ritmo actual se van a comer las cosechas". Hay, incluso, quien argumenta que "apenas nadie pone por esa zona maíz, porque se lo comían los jabalíes, pero a este paso es que no van a poner ni cereal".
Por su parte, el diputado de Agricultura, Eduardo Aguinaco, señalaba que "desde hace unos años en Álava y en otros muchos territorios las expansión de la fauna silvestre provoca entre otras afecciones daños en la agricultura, principalmente provenientes del jabalí y del corzo, e incluso también del conejo".
En el caso de jabalí, añadía, "cuyos daños son más importantes, en praderas o en cultivos, estamos en plena época de caza, con autorización de batidas, hasta el último día del mes de febrero, con muy buenos resultados y abundantes capturas y con eso esperamos que se contribuya a bajar la densidad de animales y de esta forma se pueda controlar la expansión de los daños".
Previendo que la situación se pueda prolongar en el tiempo, Aguinaco destacaba que "en el caso de que fuera de la campaña de caza se sigan produciendo daños agrícolas, la orden foral de Vedas ya habilita mecanismos, como las esperas, los recechos o las batidas sin escopeta, con perros para espantar a los animales de la zona donde más daños puedan producir, para contribuir desde la Diputación a disminuir, que no eliminar, las afecciones que puedan ocasionar la fauna silvestre en nuestro entorno".
También en Rioja Alavesa La situación no se ciñe tan solo a una época del año, sino que "lo mismo ocurre en Rioja Alavesa, en el entorno de la primavera, cuando empiezan los primeros brotes en el viñedo, con los daños que provoca el corzo, que en los últimos años no se ha contenido su expansión. O los que en la actualidad ocasionan los conejos en la misma comarca y para lo que se están dando autorizaciones extraordinarias en estos momentos para hacer frente a su expansión, ya que son muy prolíficos y en ocasiones hay superpoblación".
A pesar de las dificultades que se producen por la alerta sanitaria y las medidas de seguridad, el responsable foral agrario quería dejar claro que "todo esto está contemplado dentro de la normativa y lo que hacemos es atender las peticiones que fundamentalmente vienen de juntas administrativas y ayuntamientos, que son los titulares de muchos de los terrenos y también de los que tienen el derecho de caza que, mayoritariamente en Álava, son los cotos".
Personas. La ausencia de humanos en el campo provocó el auge poblacional de varias especies.