- La curva de casos en Euskadi dibuja una meseta, pero no consigue bajar de los 1.000 positivos diarios. Después de varias semanas escalando sin parar subidos a la segunda ola, alcanzando el pico más alto el pasado día 12, el ritmo de infecciones se empieza a estabilizar aunque lo hace en cifras demasiado elevadas. De hecho, los 1.069 nuevos contagios que ha dejado la pandemia en la CAV, significa que Osakidetza detecta prácticamente un contagio por minuto.
Las 14.886 pruebas diagnósticas realizadas el jueves colocan la tasa de positividad en el 7,2%. Se trata de cifras muy parecidas a las de la jornada anterior, cuando se detectaron 1.050 personas infectadas y el porcentaje de positivos fue del 7%, el menor en un mes. El número R0, que muestra a cuántas personas puede contagiar un infectado, se situó en 0,86. Este indicador lleva diez días bajando de manera ininterrumpida.
Pero aplanar la famosa curva se antoja complicado. La transmisión comunitaria del virus está descontrolada y en este momento la tasa de incidencia acumulada de la CAV es de 781,5 casos por 100.000 habitantes, por debajo de los 799,4 de la jornada anterior, pero lejísimos de los ratios deseables ya que se considera preocupante estar por encima de los 60 casos. De hecho, el mapa de municipios con el semáforo rojo del covid sufre pocas variaciones. Sigue habiendo 59 localidades en riesgo extremo ya que en Bizkaia se mantienen 26 localidades en la zona roja, en Gipuzkoa 31, y 2 en Araba.
Por su parte, los centros hospitalarios cruzan los dedos para que continué aliviándose la presión. De hecho, de las 622 personas hospitalizadas con covid que había el martes se ha pasado a 610 el miércoles. Esto ha sido posible gracias a la reducción de pacientes UCI de 137 a 133 y al menor número de nuevas hospitalizaciones, que pasaron de 79 a 56. En este momento hay 477 personas ingresadas en planta, ocho menos.
Aunque en proporción, los adolescentes de 13 a 18 años son los que registran mayor tasa de contagios, (812,6 casos por cien mil) la pandemia está bajo control en el ámbito educativo. Así, Euskadi mantenía ayer 124 aulas clausuradas tras detectar algún caso de covid-19, una más que el día anterior, lo que supone el 0,71% de las clases existentes hasta educación no universitaria posobligatoria este curso. 84 centros mantenían alguna clase afectada pero no había ningún centro con la actividad presencial suspendida.
Por ello, el consejero de Educación, Jokin Bildarratz, indicó ayer que la "ambición" de su departamento es lograr que el presente curso concluya de forma presencial en junio. Bildarratz aseguró que la situación del covid-19 va "mejorando". "Tener un aula cerrada es malo, pero ante la que está cayendo y viendo como va la evolución, estamos contentos", manifestó. Quiso agradecer el "magnífico trabajo que han hecho los directores y el profesorado para que esto sea posible", ya que para ellos "es una gran responsabilidad estar con 20 o 25 alumnos en el aula".