¿De qué forma ha afectado esta crisis a su negocio?
-En este tiempo de confinamiento es como si se hubiera parado el mundo, aunque en mi caso personal tampoco he sentido con especial intensidad el confinamiento porque si el mundo del vino se había parado, el mundo de la viña sigue adelante. Por eso no me he dado mucha cuenta: el trabajo sigue, aunque en los temas de conciliación con la vida familiar sí que se ha notado, porque hay sido más difícil. Nosotros exportábamos bastante, y algo sí que seguimos haciendo. Y la venta local, para la que hace algo más de un año creamos la cooperativa Biba Ardoak, de viñedos ecológicos de Euskalerria, con la que también vamos tirando. No tengo la bodega paralizada a cero y no me puedo quejar porque algo de negocio muevo.
¿También les ha afectado la crisis en el sector hostelero, en el canal Horeca?
-Sí. Lo que ocurre es que nosotros movíamos muy poco directamente a la hostelería. Vendíamos a distribuidoras, que esas sí que han parado, incluso hasta sus pagos. Las vinotecas y así, sí que siguen vendiendo y también hay algo de venta online.
Una parte de la promoción del vino se realiza en las ferias nacionales e internacionales. ¿Se ha notado la suspensión de estos eventos?
-No acudir a ferias, como era la de Prowein, supone algo importante, porque además es la única a la que asistimos y donde pensábamos presentar el vino nuevo, que es algo que hemos tenido que aplazar. Estamos intentando sobreponernos ante esta nueva situación, de la que no sabemos ni cómo vamos a salir.
¿Cuáles serían las medidas idóneas para salir de esta crisis, aparte de vender?
-Una comarca que se dedica casi exclusivamente al vino y cuyas ventas a nivel de Euskadi, solo de esta comarca, suponen el 18%, dejan ver una solución que es más clara que el agua. Creo que deberíamos impulsar el consumo local y la gente, con su poder ahora de decidir, a la hora de comprar también puede decidir qué tipo de futuro quiere desarrollar también. Es una oportunidad bonita para empezar. Pero es difícil.
Internet está siendo clave en esta pandemia, entre otras cosas para vender. ¿Está sirviendo para ello?
-La venta online sí que supone una ayuda, pero las bodegas no pueden subsistir con la venta en este canal. Al final es algo, al menos en mi caso, que sí, que hacemos venta online, pero yo no puedo asegurar un año solo con este tipo de venta. Y además, y pongo un claro ejemplo de estos días, estoy espergurando porque aún no han llegado los trabajadores y estoy a la espera de tener cuadrilla; estoy haciendo algunos pedidos que llegan a la bodega. Además, tengo que ir a repartir a las casas. Asimismo, tengo que quedarme con los críos, porque no se los puedo dejar a nadie€ Entonces, la venta online y repartir supone mucho esfuerzo para nuestra bodega y no tenemos una infraestructura que sea cómoda para trabajar. Lo que sí he hecho es apuntarme a Distock, a la plataforma de ABRA, que espero que se ponga ya en marcha, para que aligere y me quite todo ese trabajo.
Como bodeguera, ¿se ha sentido arropada por el Consejo Regulador de la denominación Rioja de la que forma parte?
-Pues es muy gracioso que todavía no se sepa, con la que está cayendo, si habrá vendimia en verde, o cuales serán las normas y los rendimientos de este año. Para mi tipo de bodega no me siento arropada, porque el Consejo no ha hecho nada especial.
¿Y por parte del Gobierno Vasco o de la Diputación de Álava?
-Lo poco que he hablado con ambas instituciones, y llevamos de confinamiento casi 60 días, no veo que tengan nada claro, la verdad.