La pandemia satura los almacenes de patatas sin mercado

La decisión se ha tomado a través de un reglamento de ejecución de la Comisión Europea en el que se pone de manifiesto que el sector de la patata se distribuye en patatas frescas, que se adquieren principalmente para el consumo doméstico, y patatas destinadas a la transformación, que se utilizan en la fabricación de piensos y productos alimenticios transformados, como las patatas congeladas (incluidas las patatas fritas congeladas), las patatas desecadas, las patatas preparadas y las patatas conservadas.

La producción de estos tubérculos en la UE asciende aproximadamente a 52 millones de toneladas, de los cuales, 19,5 millones corresponden a patatas destinadas a la transformación. Se calcula que la producción de patatas fritas congeladas supone aproximadamente el 41% de la producción total de patatas destinadas a la transformación.

El cierre obligatorio de restaurantes y otros establecimientos hosteleros, como los comedores escolares y de empresa, así como la cancelación de acontecimientos deportivos y espectáculos, como los festivales al aire libre y culturales y los torneos deportivos, tanto en la UE como en terceros países, que también han paralizado las actividades de hostelería y restauración, han provocado cambios significativos en las pautas de demanda de los productos a base de patata. Dado que, en buena medida, los consumidores han dejado de comer fuera de casa y de comprar comida rápida, la demanda se ha desplazado hacia las patatas frescas para cocinar en el hogar. Por otra parte, el incremento del consumo de determinados productos transformados a base de patata, como las patatas fritas chip y los purés liofilizados, no ha podido compensar la caída de la demanda en los sectores de la hostelería y la restauración.

Por esta razón, la Comisión Europea ha detectado que en la actualidad hay almacenadas grandes cantidades de patatas de este tipo. Se estima que al menos 2.650.000 toneladas de patatas destinadas a la transformación (por valor de 400 millones de euros) de la campaña de 2019 seguirán todavía almacenadas cuando finalice la campaña de 2020 en el mes de julio.

Además, las patatas destinadas a la transformación, cosechadas entre octubre y noviembre de 2019 y que aún permanezcan en almacén, pronto dejarán de ser aptas para cualquier uso debido al deterioro de su calidad. A fin de liberar espacio para las patatas destinadas a la transformación de la campaña de 2020, los productores tendrán que destruir el remanente de existencias que no pueda ser transformado a tiempo. Dado que para eliminar la producción tendrán que incurrir en gastos de transporte y destrucción, existe el riesgo de que opten, como último recurso, por esparcir en las tierras las patatas destinadas a la transformación.

Esta forma de actuar llevará aparejado un riesgo de consecuencias medioambientales y fitosanitarias duraderas, ya que esas patatas germinarán sobre cultivos realizados con posterioridad y es posible que desarrollen enfermedades que causen una contaminación prolongada del suelo y pongan en peligro persistentemente las nuevas plantaciones.

Para tratar de evitarlo, la institución europea ha decidido autorizar a los agricultores, las asociaciones de agricultores, las asociaciones de dichas asociaciones, las organizaciones de productores reconocidas, las asociaciones de organizaciones de productores reconocidas y las organizaciones interprofesionales reconocidas a celebrar acuerdos y adoptar decisiones conjuntas en relación con las patatas destinadas a la transformación en materia de retirada del mercado y distribución gratuita, transformación y procesamiento, almacenamiento, promoción conjunta y planificación temporal de la producción durante un período de seis meses a partir de la fecha de entrada en vigor del presente Reglamento, que ya ha entrado en vigor.

En Álava la producción de patatas goza de una importante especialización. Por un lado, por las propias cooperativas Udapa y Garlan y también por el impulso a ese cultivo desde Neiker, que es quien realiza una notable acción de investigación y creación de nuevas variedades. Por ello, la patata alavesa tiene muy buena salida a los mercados, tanto la de siembra como la utilizada para semilla. En Álava se destinan un total de 1.150 hectáreas a su cultivo con una producción en la última campaña de 41.114 toneladas y un rendimiento de 45.600 kilos por hectárea, aproximadamente. El terreno destinado a patata de consumo es de 650 hectáreas y aunque no toda esa producción está certificada con el sello de calidad baserri la cifra va subiendo y ya supera las 8.000 toneladas.

El destino de estas patatas es en parte para consumo y en otra parte para transformación, ya que se comercializa como chips, patatas fritas, pero también cocida y envasada al vacío o en formato de tortilla. También se utiliza para alimentación animal. Para uso doméstico se destinan unas 20.000 toneladas y para hostelería van 2.000. Junto a ello, para transformación la cifra ronda las 4.500 toneladas

Por su parte, y hasta el momento, en Álava hay destinadas 500 hectáreas de terreno para la producción de semillas para la patata, de las que más de 300 están en Montaña, en el área de influencia de Bernedo, y en Añana. Las patatas destinadas a la siembra deben estar certificadas y de hecho en los propios almacenes se pasan por diversos filtros antes de iniciarse su distribución. Según Neiker, en Álava se dedican a la producción de estas semillas Alavesa de Patatas, una empresa especializada en producción de patata de siembra: Nuestra Señora de Ocón Sociedad Cooperativa, centrada en la patata de siembra, y Udapa, sociedad cooperativa especializada en patata de consumo y ahora también productora de patata de siembra.