Vitoria - Corría el año 1994 cuando el servicio de rehabilitación comunitaria de Gasteiz puso en marcha por primera vez, tras varias intentonas infructuosas previas, una modesta actividad de teatro en la que llegaron a participar una decena de sus usuarios, pacientes con trastorno mental severo. Fueron, tal y como recuerda Boni Ramos, monitor de aquel grupo, "los primeros pasitos" de Luz verde, así bautizado poco después por iniciativa de sus integrantes. Con más ilusión y dedicación que formación o medios y con el impulso clave de la que por aquel entonces era la psiquiatra jefa del servicio, Pilar Oronoz, el grupo fue poco a poco consolidando su actividad hasta transformarse en un colectivo teatral con identidad propia. 1995 fue el año de su nacimiento oficial.
El fichaje de Juan Cruz Polentinos, un profesional del teatro sin vinculación previa con el medio psiquiátrico, sirvió como punto de inflexión en este camino. Polentinos, que todavía hoy es el director artístico del grupo, lo dotó de una estructura y, a base de numerosas sesiones específicas de interpretación e improvisación o de introducción a textos para variar registros, llegó el reto de dar el salto a los escenarios de verdad. "Empezamos con sketchs, ejercicios pequeños... Y a lo largo del tiempo hemos acabado interpretando Entremeses de Cervantes, Pasos de López de Rueda, obras de tres actos de Miguel Mihura, de Alejandro Casona... ", enumera el director del colectivo.
Pocos se lo imaginarían entonces, pero 25 años después de su creación Luz verde está más vivo que nunca, actuando frecuentemente en distintos escenarios de la capital alavesa y de otras localidades del entorno. El grupo ha mostrado su arte también en ciudades como Lugo, Madrid o Lisboa, o incluso en Bélgica. "Comenzamos haciendo pinitos sin conocimiento de causa y mira cómo hemos acabado", bromea de nuevo Ramos, recientemente jubilado y sustituido en su cargo de monitor por Carmen Guerrero, que se suma al encuentro con este periódico. Lo hacen también, cómo no, sus verdaderos protagonistas, siete de los once usuarios del servicio de rehabilitación comunitaria que ahora lo integran. Son Andrés, Juan Pablo Besa, Juantxo de Miguel, Desiré Jiménez, Mónica García, Ane López de Lacalle y Alberto Camacho.
"Yo estoy sorprendido de seguir tanto tiempo y muy a gusto haciendo algo tan gratificante. Nos hemos divertido mucho y hemos aprendido también mogollón", apunta De Miguel, parte activa de Luz verde desde su fundación. Un veterano como también lo es su compañera García, que se sumó al grupo poco después. "No estaba muy segura de mí misma, pero con fuerza de voluntad tiré para delante. Pasamos muy buenos ratos. ¡Que viva el teatro y viva quien lo fundó!", exclama divertida. El grupo tiene ahora en cartel la obra El lío que lían a pío, de José Cedena, y el monólogo El vago, aunque también interpreta ocasionalmente, sobre todo en fechas cercanas a la Navidad, Las tres reinas magas. Polentinos avanza que Luz verde tiene además "otro proyecto en marcha", aunque "no ha dado ni un paso", por lo que todavía habrá que esperar un tiempo para tener más noticias.
María Ricarte, terapeuta ocupacional del servicio de rehabilitación comunitaria, explica que el objetivo que persigue este recurso, integrado en la red de salud mental de Álava, es ofrecer a los pacientes "un tratamiento de rehabilitación adecuado para que puedan volver a la comunidad o mantenerse viviendo en ella de la manera más autónoma posible". El centro, de carácter ambulatorio y que acoge a alrededor de 220 pacientes, cuenta con distintas actividades de rehabilitación psisocial, entre las que se encuentra el propio grupo de teatro, que van desde la práctica deportiva hasta la artística, al plano cognitivo o al manual. Todos los materiales que emplea Luz verde, de hecho, se elaboran dentro del servicio, en otros talleres como los de costura o manualidades.
Doble objetivo "Para incluir a cada persona en una u otra actividad se tienen en cuenta que sean cosas que vayan acorde con sus gustos o intereses, pero sin olvidar que es un servicio de rehabilitación y que esa actividad le tiene que servir para trabajar habilidades que luego puedan tener un impacto positivo en su autonomía", apunta la profesional. Juan Pablo Besa, por ejemplo, formó parte antes de integrarse en Luz verde de la escuela de teatro (TAE) de Gasteiz, por lo que esta disciplina le ha atraído desde hace años. "Meterte en un papel te hace estar en un universo de experiencias que es muy gratificante. A nivel rehabilitador, el teatro es una herramienta muy buena", reconoce este usuario, que a pesar de su experiencia reconoce que "el miedo escénico siempre está ahí".
al detalle
Rehabilitación comunitaria. El servicio ubicado en la calle Reyes Católicos de Gasteiz pertenece a la red de salud mental de Álava y, por tanto, a Osakidetza. Acoge a pacientes con trastorno mental grave y dificultades para integrarse en la comunidad y vivir de forma autónoma y ofrece distintos tipos de tratamiento, como las actividades de rehabilitación psicosocial. Entre ellas se encuentra el grupo de teatro.
Luz verde. El colectivo nació en 1995, tras varias experiencias infructuosas previas, y cuenta en la actualidad con once integrantes, todos ellos pacientes en rehabilitación comunitaria. Ha interpretado a autores como Miguel de Cervantes o Miguel Mihura e incluso ha salido a actuar al extranjero.