La magia de la Navidad siempre ha iluminado los hogares pero ahora también lo hace en restaurantes y hoteles. La nueva generación apaga las tradiciones más ancestrales y costumbres familiares que estaban arraigadas, como el de pasar estas fechas familiares al calor del hogar, y da la bienvenida a nuevos hábitos que se están consolidando. Así lo confirman a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA los restaurantes que abrieron sus puertas estas Navidades y durante la cena de Nochevieja para atender a cientos de familiares que decidieron cenar a mesa puesta sin tener que trabajar en estos preparativos. "Cada vez son más las personas que deciden pasar estas fechas fuera, se está perdiendo la costumbre de acoger familiares porque a la nueva generación no le apetece tanto cocinar para tantas personas como se hacía antes", explica Dany Mangado, jefe de sala del Gran Hotel Lakua (calle Tarragona, 8). Sus palabras se respaldan en números. Solo en los dos días de Nochevieja y Año Nuevo el comedor de este hotel sirvió hasta a 450 personas; 150 cenas el día 31 y cerca de 300 comidas el 1 de enero y según los números que manejan desde el hotel han atendido a 50 personas más que el pasado año. Es decir, cincuenta personas y familiares que se han sumado a esta nueva tradición de no tener que pensar en un menú, ni ir a la compra a por él, ni cocinarlo: "Para la nueva generación es más cómodo venir a un restaurante, al final preparar la cena de Nochevieja da mucho trabajo, y después hay que limpiar todos los platos? Aquí vienen y disfruta toda la familia, se relajan y pasan una velada de diversión", aclara el jefe de sala.
Muchas de las familiares que disfrutaron de estos menús especiales eran vitorianos y alaveses pero otro gran perfil de comensales era el de turistas que habían escogido la capital alavesa para despedir el año, sobre todo catalanes, valencianos y franceses, aunque "vinieron de bastantes sitios".
Cotillón La opinión de Dany es similar al de la directora de otro hotel de la ciudad, el ubicado en portal de Castilla 8, Hotel Silken Ciudad de Vitoria. Leire Aramburu explica que 200 personas celebraron con ellos el fin de año en la cena y cotillón posterior que habían organizado para sus invitados. En su opinión, la tendencia de cenar fuera en Nochevieja comenzó hace unos años pero a medida que avanza el tiempo, está tendencia se va consolidando. De hecho, en su opinión, ya no es sólo la cena de Nochevieja la que anima a pasarla fuera del hogar, sino también la comida de Reyes y otras celebraciones. "Hoy en día casi todos trabajamos mucho fuera de casa y cuando volvemos lo que menos nos apetece es tener que preparar una cena tan laboriosa como la de Nochevieja, nos da más pereza?", explica. Y también añade que el hecho de invitar a gente al hogar conlleva, prácticamente, cenar a destiempo porque el que reparte no se lleva la mejor parte, sino más bien todo lo contrario; el que sirve en la mesa, normalmente la madre de la familia, tiene que hacerse sus paseos entre la cocina y el salón, atender a todos y, al final, son las que menos disfrutan: "Esto está empezando a cambiar. Ahora queremos disfrutar y cenar todos juntos y a la vez y cenar fuera te da esa posibilidad además de que te quita de mucho trabajo", asevera Leire. Además, los menús especiales también animan a tomar esta decisión; ensalada de nécora, rodaballo, cordero, aperitivos varios? y hasta barra libre. Como iniciativa para animar más si cabe esta celebración, desde la dirección de este hotel tomaron la decisión de aunar grupos pequeños y formar mesas más animadas para, por un lado, combatir posibles problemas de espacio y, por otro, combatir la soledad, en caso de que algún ciudadano vaya sin compañía, por eso las familias con menos de seis miembros, se les agrupa en una mesa más grande, para completar al menos mesas de ocho comensales. "A veces vienen parejas, solo vienen dos, y lo que nosotros hacemos es juntar, por ejemplo, a cuatro parejas en una mesa", dice. Y esta iniciativa fue tan bien recibida el pasado año que este han repetido. Y mientras unos comían otros trabajaban. En total un equipo formado por 22 personas atendieron con mimo a sus clientes pero una vez que terminaron de dar las cenas, y antes de empezar con la fiesta posterior, sacaron un pequeño rato para juntos comerse las uvas y brindar por el nuevo año, "lo hacemos rápido pero lo celebramos juntos", dice la directora.
Desde el restaurante Sagartoki (calle Prado 18) sus camareros y cocineros también abrieron las puertas de su restaurante para acompañar a sus clientes en esa noche. Elena Navarro, de administración, asegura que cerca de cien personas eligieron este restaurante para pasar la velada con ellos. "Vinieron muchas parejas, aunque también vinieron familias de seis u ocho integrantes", explica.
Pasar la cena en estos tres lugares tiene un precio que ronda los 100 euros, si bien en alguno de ellos no llega a ese precio o en otros se rebasa por unos pocos euros más, y se acerca a los 120? "aunque no se paga sólo por la comida, sino por toda la diversión durante y después de la cena", detalla Leire.
Y si algo tiene Vitoria es diversidad, también en los gustos y como no en la preferencia. Por eso, las familias que se decantaron por pasarlo fuera de sus hogares pero con un presupuesto más reducido también tuvieron esa oportunidad. El restaurante La Mafia (Avenida Gasteiz, 17) ofreció un menú a sus comensales aunque no lo hizo en Nochevieja, sino en Navidad. El 25 de diciembre cerca de 180 personas llenaron el comedor, muchos de ellos adolescentes. "Como curiosidad sí que podemos decir que hubo mesas formadas sólo por adolescentes, se conoce que estamos cambiando hasta esas costumbres", explica a este periódico Larisa, miembro del equipo de La Mafia.
Y si estas noches pasadas muchas familias han decidido no trabajar ni invitar a gente a sus hogares, mañana la escena se repite ya que el día de Reyes los restaurantes vuelven a abrir sus puertas para cocinar por los demás. El Conde de Álava (calle Cruz Blanca 8) es uno de los restaurantes que ya están elaborando y trabajando el menú para que sus comensales no se preocupen de nada. De hecho, al parecer, lo hacen tan bien que sus clientes son uno de los más fieles de la ciudad: "llevamos 22 años celebrando la comida de Reyes con las mismas familias. Cuando acaban de comer se apuntan en la agenda del próximo año y nos reservan su mesa, y así año tras año? También vienen en los cumpleaños o celebraciones y a lo largo del año nos llaman para decirnos: Oye, apunta a uno más que este año viene uno nuevo, o cuando falta alguien en la mesa para que no contemos con él?", explica José Luis Díez, jefe de cocina y socio del Conde de Álava.