laguardia - Detrás de Villa Lucía y de otras muchas iniciativas vinculadas a ese nombre y a la familia Santamaría aparece siempre la figura de Luchi, de Lucía Santamaría Martínez. Emprendedora de muchos proyectos, junto a su marido, Manuel, y apoyo permanente a las actividades impulsadas por sus dos hijos, Juanma y Rubén Lavín Santamaría, pasado mañana verá reconocida, una vez más, su trayectoria profesional por la asociación de jóvenes empresarios de Álava, Ajebask. El acto se llevará a cabo durante la gala organizada por esta asociación empresarial en el Gran Hotel Lakua de Vitoria y allí estará Luchi, junto al resto de la familia y muchos de los colaboradores que trabajan en o para Villa Lucía.

Lucía Santamaría Martínez, nació en Laguardia en 1932. Es la octava de los nueve hermanos que tuvieron Gregorio Santamaría San Pedro y Lucía Martínez Ruiz de Samaniego. Se conoce documentalmente que los ascendientes de esta familia son vecinos de Laguardia al menos desde 1570 y por ello se puede certificar que Luchi, como le llaman sus seres queridos y amigos, es de origen riojanoalavés de pura cepa. A los 4 años, veraneando en Portugalete con su hermana Rosario, y durante la Guerra Civil, fueron embarcadas con destino a la Unión Soviética, junto con los denominados niños de Rusia, miles de menores de edad que fueron enviados al exilio durante dicha contienda. Afortunadamente, unos amigos de la familia las recogió en San Sebastián donde hizo escala el barco, regresando así a su querida Rioja Alavesa. A los 9 años le llevaron interna al colegio de Pamplona de las Josefinas donde fue instruida en la cultura, educación, buenos modales y en las labores de la casa y, sobre todo, en el conocimiento de la cocina y la gastronomía.

Luchi comenta que “mis padres me enviaron a las Josefinas de Pamplona a aprender lo que en aquella época se suponía que debíamos saber las mujeres: bordar, planchar, cocinar?pero yo me quedé sobre todo con lo que más me gustaba, con todo lo relacionado con la cocina”, recuerda. Bueno, “también hago punto y ganchillo y en los ratos libres hago chaquetitas, toquillas y ropita a los hijos del personal de la casa y de amigos y familiares”, dice.

Pasión por la cocina Mientras tanto ayudaba los fines de semana a las labores de la familia Santamaría, aprendiendo de su madre Lucía y de su tía Justina sobre todo temas relacionados con la cocina y la gastronomía típica de la zona. Ellas fueron sus auténticas maestras en la cocina y en la vida, enseñándole desde pequeña a trabajar, a amar su tierra y sus orígenes y a dedicarse a hacer el bien a los demás. Acude a cursos de cocina en Logroño, Pamplona y Vitoria. Tiene un gran recuerdo de los realizados en el famoso hotel y restaurante Frontón de Vitoria, así como en otros centros y locales de la ciudad. A los 17 años se va definitivamente a Gasteiz a ayudar a su padre y a un hermano que eran fundadores, socios y gestores de la compañía Automóviles de Álava.

Desciende de una familia dedicada a los negocios relacionados con el vino. Su abuelo fue un arriero que realizaba la ruta del vino y del pescado. La familia tenía varias bodegas tradicionales en Laguardia, así como campo, la primera gasolinera de la villa, pescadería, servicio de transporte de vinos, de mercancías, de pasajeros? Toda la familia ha sido una familia de emprendedores. Todos sus hermanos han tenido negocio propio. “Y en la familia de mi marido Manolo Lavín también han tenido todos negocio propio”, puntualiza. El abastecimiento de todos los que trabajaban en la empresa familiar hacía que el número de comidas diarias fuese muy elevado, amén de las comidas que a representantes de las instituciones alavesas y vascas ofrecían cuando se acercaban a Laguardia para realizar sus gestiones.

Nace la familia Lavín Santamaría En 1955 conoce a Manuel Lavín Peral con quien se casó el día de el Carmen en la iglesia de San Miguel en 1960. En el 62 tuvieron un hijo que murió al nacer y el mismo día de 1963 nació su hijo Juan Manuel y en 1966 su otro hijo Rubén. Tiene dos nietas: Lucía y Nerea. En 1986 deciden Manolo y Luchi montar una cafetería-restaurante en Vitoria llamada Altair. Previamente y para conocer los entresijos del negocio hostelero acudieron a diferentes establecimientos para aprender: El Deportivo Alavés con Asun, Andere de Fabián, la cafetería Fueros con Iñaki, Gasteiz Bi de Herminia, Marixa, Tertulia, así como otros establecimientos de la familia. A algunos de los cuales fueron también sus hijos para aprender y así ayudar al negocio familiar. Recibe clases de cocina de cocineros franceses y nacionales de prestigio que aplica a su cocina de corte tradicional y vasco-riojano-alavesa.

El vino de Rioja Alavesa siempre ha estado presente en la familia y por lo tanto en su nuevo negocio. La promoción de dichos caldos ha sido constante y se ha utilizado el vino no sólo para degustar sino también para cocinar, por lo que Luchi siempre dice que “el vino es un gran alimento. Y cuanto mejor sea el vino, mejor sale la salsa, la comida o los postres”.

Casada con Manuel Lavín “que se dedicaba a la compra-venta de ganado”, una vez que sus hijos Juanma y Rubén crecen, cumplió el sueño de su vida. “Tenía mucha ilusión por tener un negocio de hostelería, así que abrimos la cafetería Altair en la Avenida de Gasteiz”, explica Luchi. Dada su ubicación, cerca de muchas oficinas y de una parada de autobús, la iniciativa fue todo un éxito. De tal manera que “como había muchos clientes que nos pedían pintxos o platos preparados para llevar, toda la familia nos implicamos en emprender una nueva aventura: Altair Abadia Catering. Con la división de Altair-Abadía Catering dan servicios a los congresos que llegaban a Gasteiz y aprovechaban para traer a Rioja Alavesa a los asistentes para conocer el mundo del vino y la enogastronomía de esta comarca. Costaba mucho abrir las puertas de las bodegas y sobre todo por las noches. Así, coincide con diferentes bodegueros que abrían tímidamente sus puertas a ese nuevo mundo que era el turismo del vino y la enogastronomía. Uno de ellos es Victorino Eguren y su familia, a quienes conoce en servicios de catering y de restauración que realizan en la nueva bodega de Páganos, donde se llevan a cabo diferentes servicios, fiestas de todo tipo e incluso de corte medieval donde la gastronomía tradicional era la protagonista de excepción.

Villa Lucía, en honor a su madre En 1992 monta con su marido Manolo y sus hijos unas cocinas centrales en Laguardia en la finca que lleva el nombre de su madre (Villa-Lucía) y que perteneció a la familia de Félix María Samaniego. De igual manera levantan unas carpas climatizadas para vivir la experiencia de Rioja Alavesa desde dentro. En 2000 la familia, con Luchi y Manolo al frente, termina el centro temático del vino Villa-Lucía y en 2002 participa en la creación del hotel Villa de Laguardia. En 2009 lleva a cabo en el mencionado hotel el Wine Oil Spa Villa de Laguardia. En 2010 crea dentro del museo del vino la experiencia 4D En tierra de sueños con más de 17 premios internacionales, entre ellos en Hollywood, New York, Berlín, Zagreb, Varsovia y Viena, siendo considerado único en su género a nivel mundial.

Llega 2016 y crean una nueva iniciativa en Villa-Lucía, llevando a cabo un viejo proyecto de asador-restaurante abierto al público donde los productos km 0, locales y el vino de Rioja Alavesa son el centro de la unidad gastronómica. También el espacio gastronómico Villa-Lucía con diferentes unidades nuevas dirigidas al turismo familiar, gastronómico, de ocio y enológico. Por todo ello ha recibido diferentes reconocimientos a nivel personal y a nivel profesional con su familia. En 2018 y 2019 se embarcan en el proyecto Villa-Lucía con los cinco sentidos, donde la inclusividad y la accesibilidad 100% y universal son la nota dominante. Hoy en día sigue pendiente de todo lo que sucede en las cocinas de la empresa familiar que llevan actualmente sus hijos Rubén y Juanma. Sigue estudiando y practicando cocina todos los días. Tras editar un libro en castellano e inglés apoyada por el gastrónomo y premio nacional de gastronomía Pepe Barrena sobre la cocina tradicional de la familia y vasco-riojana, a sus 87 años, Luchi está con la ilusión de sacar a la luz un segundo libro sobre la cocina del vino de Rioja Alavesa y sobre grandes recetas universales donde el vino es protagonista de excepción.