baños de ebro - Los vecinos, los veraneantes y los amigos de unos y otros en Baños de Ebro, lograron organizar ayer una XXVI Fiesta de la Vendimia de Rioja Alavesa llena de buen gusto, cómoda para poder pasear por las angostas calles y bien organizada para que todo funcionara como un reloj. Con todo eso era imposible que esta nueva edición de la fiesta no saliera a pedir de boca. Durante meses los grupos de trabajo habían ido perfilando hasta los más mínimos detalles, incluido un espectacular escenario que no tenía los dibujos de la anterior edición, hace 16 años, pero si un entrelazado de sarmientos como fondo de escenario que llamaba la atención por su singularidad y acierto.

Después de tantos preparativos era lógico que todo estuviera a punto. Desde las 9.30 horas los equipos de trabajo ya se habían ido colocando en sus lugares, comenzado por los más lejanos y sufridos, los del aparcamiento en Torremontalvo. Ellos no pudieron disfrutar de la fiesta, pero realizaron un magnífico trabajo canalizando el buen aparcamiento de los vehículos en una gran explanada que se había acondicionado para estacionar en batería, e indicando a la gente el lugar desde donde partían los autocares-lanzadera hacia la entrada de Baños. A la misma hora, a la entrada de la calle Mayor ya se habían instalado el puesto de Cruz Roja con dos ambulancias y en la plaza del Ayuntamiento, en una lonja, un amplio equipo estaba listo para repartir las más de 7.000 copas que se distribuyeron a lo largo de la jornada, así como el espacio de venta de camisetas alegóricas de la fiesta, al precio de diez euros.

El bar del jubilado se vio enseguida desbordado por una avalancha de visitantes que reclamaban café y que solo pudieron contener sacando los mostradores a la calle. Como estaba previsto, aunque los representantes de las instituciones no tuvieron interés en disfrutar, ya que a la misma hora habían ido anunciando una cascada de declaraciones públicas en la plaza del Ayuntamiento, en la de la Constitución dio comienzo a las 10.30 horas la fiesta, con una exhibición de danzas de los grupos de Rioja Alavesa, tras la presentación de Juantxo Martínez, responsable de presa de la Cuadrilla y director de la revista Berberana. Se trató de un breve repaso a la riqueza de danzas que tiene esta comarca con grupos en varias localidades y que concluyó con la ya tradicional Danza del Vino interpretada por Iñaki Palacios. En ese momento ya no cabía ni un alfiler en la plaza donde se desarrollaba el acto principal, aunque a pie de escenario se había dejado un pasillo para que por él pudieran pasar las parejas de niños de los pueblos de la comarca: ellas con el letrero con el nombre de su pueblo y ellos con los canastillos con las uvas llegadas desde los diferentes lugares de la comarca.

Sobre el escenario, y antes de comenzar a descargar las uvas, el presentador llamó al alcalde, Patxi García quien dio la bienvenida a los asistentes “animados por venir a conocer la cultura del vino, que es sinónimo de alegría y júbilo, de tradición y placer”. Un mérito que lo es “de generaciones pasadas y que tiene su prolongación en estos jóvenes que labran en porvenir afrontando retos importantes”. El alcalde dedicó palabras de agradecimiento “especialmente a mis vecinos, el pueblo de Baños de Ebro”, a quienes dio “las gracias por vuestra colaboración, entrega y dedicación y compromiso para continuar con este arraigado y esperado festejo” y no olvidó a sus vecinos de Torremontalvo “que hoy nos han vuelto a prestar un pedazo de sus tierras para poder aparcar los coches de las personas que han acudido a la fiesta”.

loquillo Tras ello, presentó al pregonero de este año, el cantante Loquillo, de quien elogió su dedicación a la música durante muchos años y su decisión de fijar su residencia en Laguardia. Loquillo, ya solo en el escenario, quiso ser breve, pero también dio contenido a sus palabras. “Lo primero que ocurre cuando llegas a esta tierra -dijo el cantante- es la sorpresa que uno recibe cuando ve el poder de la cordillera, cuando siente la fuerza de la tierra, cuando observa los viñedos y prueba el caldo ya universal de Rioja Alavesa. Con el paso del tiempo, una vez que pasas un año, dos años, te das cuenta de la verdadera riqueza de esta tierra. Y esa riqueza sois vosotros”.

Volviéndose hacia el lugar, al pie de un lateral del escenario, donde se encontraban los representantes de las instituciones: Gobierno Vasco, Diputación, Juntas Generales, Consejo Regulador y otros, les dijo que “muchos de los habitantes de esta tierra me han pedido y me gustaría dirigirme a las autoridades aquí presentes, porque me han dicho que os diga la necesidad de crear una entidad propia para estos vinos y esta tierra. Es un deber histórico y lo digo de verdad”, y concluyó trayendo a colación una de sus canciones “yo para ser feliz no quiero un camión, quiero una viña y quiero un tractor. Salud para todos”.

Después de los aplausos y ya con el escenario vacío, el presentador llamó primero a los pisadores de este año que, por azar del sorteo, fueron los mismos, Marauti y Rober, que también tuvieron esa responsabilidad hace dieciséis años, en la fiesta anterior, y a continuación fue realizando el llamamiento a las parejas de niños, por sus nombres y localidad. Poco a poco los pequeños fueron subiendo al escenario y depositando las uvas en la prensa hasta que esta estuvo llena. Entonces fue el momento de descalzarse, entrar en la prensa y comenzar a pisar las uvas, mientras que por la canilla caía el primer mosto de la que se espera que sea una vendimia excelente según apuntan todos los parámetros y si el tiempo no hace alguna de las suyas en los próximos días.

Jóvenes de Baños de Ebro recogieron en unas jarras de barro ese primer mosto y tras llenar las copas que tenían las autoridades, que habían ido subiendo al escenario, se escenificó el primer brindis del año como suele ser tradicional. A continuación se fueron llenando las copas de cuantas personas quisieron probar el mosto hasta que éste dejó de manar y, a partir de ese momento, comenzó el lento pasear por la ruta de alrededor de 1,2 kilómetros que se había diseñado por las calles de Baños de Ebro.