VITORIA - La actividad de la Diputación de Álava recuperó ayer el pulso con la celebración de la primera reunión del ejecutivo foral tras el paréntesis veraniego. En la posterior comparecencia del diputado general, Ramiro González, el jeltzale aprovechó para indicar la senda que va a marcar la actuación de su gabinete en el primer curso tras las pasadas elecciones del 26 de mayo. Con un gobierno de coalición junto al PSE, “claramente reforzado por los resultados de ambos partidos”, enmarcó González, disponen de cuatro años por delante jeltzales y socialistas para ejecutar proyectos. Es consciente el diputado general de las prioridades que deben guiar su acción de gobierno para ahondar en la vía que lleve a “fortalecer el tejido industrial alavés y diversificar en innovación y explorar otros campos como la biociencia robótica”, recetó el jeltzale.

Todo ello lo situó dentro de las “perspectivas positivas” en las que se mueve la economía del territorio, en comparación con la situación geopolítica en Europa. Aludió a los indicios de desaceleración que emite la economía de la locomotora alemana, junto a otras cuestiones como el Brexit o la crisis del diésel. Ahondó González en la necesidad de “continuar una política económica que ha dado un buen resultado” en su primera legislatura. Se refirió a la “seriedad y rigor” aplicado en los cuatro años precedentes y esbozó una gestión “responsable y prudente” hasta el año 2023 para lograr el avance de todo el territorio y de sus habitantes. Aludió a la creación de un “empleo de calidad” y poner la mirada en la denominada Industria 4.0 como factores que no debe descuidar su ejecutivo.

No dejó pasar por alto la ocasión de mencionar algunos de esos proyectos venideros y que apuntan a asuntos como el bus eléctrico inteligente (BEI) que ya tiene sus labores en marcha en las calles de Gasteiz. También al nuevo auditorio y a la reforma del estadio de Mendizorroza o a un centro de la excelencia en la economía del vino, que figuran en el horizonte del político jeltzale.

presupuestos 2020 Toda la acción del ejecutivo de coalición entre PNV y PSE va a estar marcada por las cifras y partidas consignadas en el presupuesto del año que viene. En referencia a su confección y diseño, tras la reunión de octubre del consejo vasco de finanzas se podrá tener ya una “plasmación definitiva”, auguró. Será entonces cuando llegue el momento de “hablar con la oposición para ver si se puede llegar a un acuerdo”, deseó. Aludiendo a la “posición de fortaleza” de su ejecutivo, reiteró su postura de “mano tendida” para negociar las cuentas de Álava de 2020. Señaló también que espera no llegar a la aprobación del documento de una manera aislada y con el único voto de aliado socialista, sino que espera encontrar “grupos de la oposición dispuestos a negociar. No es imprescindible, pero lo vamos a intentar”.

No pasó tampoco por alto la ocasión de referirse a la actitud del PP de querer abrir el melón de una nueva fiscalidad. Aludió al acuerdo de los populares junto a jeltzales y socialistas vigente hasta el año que viene. “Me gusta cumplir los acuerdos y en 2020 se analizará. El PP no respeta el acuerdo”, espetó a modo de reproche a la formación conservadora. Recriminó también la postura de “utilizar la fiscalidad como ariete”, e instó a que la petición del PP de revisar la fiscalidad “exponga también el impacto que va a tener en la recaudación”, concluyó.