Amurrio - La localidad afrontó ayer su sexta y última jornada festiva en honor a Nuestra Señora de la Asunción y San Roke con el sol como principal protagonista. Y es que, si hace un año fue la lluvia quien quitó las ganas de subir hasta las campas del patrón, ubicadas a casi tres kilómetros del centro urbano, a la ya tradicional despedida gastronómica de las fiestas, ayer fueron las altas temperaturas las que amedrentaron al personal para hacer lo propio. Pese a ello, el programa siguió con el guión previsto y desde las nueve de la mañana este idílico entorno comenzó a recibir a los y las valientes amurrioarras que se disponían a participar en los concursos de tortilla de patatas y bacalao al pil-pil, organizados por el club de montaña local Mendiko Lagunak, para el último día de fiestas.

Igualmente madrugadoras fueron las personas que, en un auténtico desafío al cuerpo tras tanta jota, secundaron la novedosa llamada del mismo club para subir hasta Elexazar a conocer el yacimiento romano, de mano de Juanjo Hidalgo. El director de las nueve campañas de excavación arqueológicas llevadas a cabo en el enclave que, en base a lo concluido, se trata de una granja de abastecimiento del Imperio Romano, que estuvo habitada hasta el año 240, aproximadamente. “La verdad que no esperábamos tanta gente, para ser el último día de las fiestas. De la ermita ha salido un grupo de 30 personas, pero arriba han ido llegando por libre otra treintena, así que ha sido todo un éxito”, explicó a DNA el speaker de la jornada, Jon Guerrero.

Cazuelas, bombonas de butano, botellas de todo tipo de líquido, peladuras de patata y cáscaras de huevo regaban un recinto salpicado, aquí y allá, de los grupos de personas, de todas las edades, que acudieron tanto a disfrutar de la jornada gastronómica como a aprovechar las campas y sombra de este entorno natural para dar un merecido descanso al cuerpo.

En total, el XLIII certamen de bacalao al pil-pil reunió a siete participantes y el vigésimo concurso de tortilla de patata, un total de 47. Mientras todos ellos daban los últimos retoques a sus platos, antes de presentarlos a la una del mediodía, un poco alejados del barullo se encontraban los integrantes de la gran familia de la carnicería Burutxaga, a quienes se les ha adjudicado este año el suministro y asado de las morcillas que constituían el segundo plato de la comida popular a base de paella. “Hemos traído 950 unidades, pero no sabemos si asar todas, porque con este calor y tan apartados del ambiente, la gente -sobre todo mayor- igual no se anima a bajar la cuesta desde la ermita”, opinaban.

Y es que, hasta hace dos años, que la paellada corría a cargo de aficionados a la gastronomía local en lugar de venir de catering, todos ellos se ponían a cocinar en medio de las campas, mezclándose con sus convecinos y dando ambiente y color a la jornada. Sin embargo, tanto el año pasado como este hacerse con un plato de arroz y la consiguiente morcilla asada, a parte de un ticket a 1,50 euros, ha implicado descender hasta la zona que ocupa la txosna durante la feria ganadera de San Roque.

La que sí fue ubicada en las inmediaciones de la ermita, a parte de bien recibida, sobre todo, por las familias con txikis, fue la pastora ayalesa Ainara Gotxi, que ofreció una exhibición de esquileo tradicional. En total, llevó a cabo a tijera el esquilado de seis ovejas pertenecientes a la ganadería de Víctor Gotxi, que hizo menos tediosa la espera del resultado de los certámenes gastronómicos.

Éste llegó en torno a las 14.00 horas y en base a las puntuaciones que habían otorgado en la cata los jueces Germán Urruela de Orduña y Felipe Enarez de Sestao. En el certamen de bacalao al pil-pil resultó vencedor de la categoría general el amurrioarra Basilio Aldama (190 euros), seguido del Txoko Gorobel (155 euros); mientras que en local, el máximo galardón fue para la cazuela de Estíbaliz Pikaza y el segundo, para Gorka Saratxaga. El premio de cuadrillas en bacalao se fue para Herriarenak.

Por su parte, en el certamen de tortilla de patata el primer galardón de la categoría general recayó en Luis Izaga; mientras que los ganadores de 2018, el grupo de amigos que se inscribió con el nombre Patxi eta Iñaki, quedaron en segunda posición. Asimismo, Euskotarrak hizo la mejor tortilla de las cuadrillas, seguidos por Antonio Barceló de Dantza Lagunak.

Después de la comida popular hubo romería con Orots, y luego se regresó al centro urbano para presenciar dos espectáculos de teatro. Por un lado, la pieza infantil Kalean otso, etxean uso de la compañía Patata Tropikala y, por otro, del montaje entre fardos de paja Envá con Amer&Africa. A este le tomó el relevo el espectáculo musical Los hits de tu vida, en la plaza Juan Urrutia; mientras el txosnagune ofrecía una proyección de fotografías sobre lo que han dado de sí estas fiestas. La juerga se alargó hasta que, a medianoche, llegó el momento de acompañar a Iguarrako en el vuelo de retorno a su guarida, con el encendido de bengalas y el disparo de baterías pirotécnicas.

La despedida de la mascota, que se perdió de vista en la noche llevándose consigo los chupetes de los txikis del lugar, vino precedida de un desfile animado por la fanfarre Betijai y el grupo local de batukada Battuere, a cargo de vecinos ataviados rigurosamente de negro. No en vano, tocaba enterrar la presente edición festiva, aunque con eso de que era sábado, quien quiso tuvo la oportunidad de seguir bailando con una disco festa, en la que sonó música de los años 80 y 90.

En el concurso de carrozas de la noche anterior ganó Euskotarrak, que apostó por un tributo a la película Aladdin, en el que no faltó ni un gigantesco elefante. Por lo que respecta al resto de cuadrillas, Dantza Lagunak quedó en segundo puesto en el podio gracias a su carroza tributo a La Sirenita y la tercera posición fue para el castillo medieval con el que se lucieron los jóvenes de Txabolakoak. El Boli quedó en cuarto puesto, Herriarenak, en el quinto y Trot-Art, en el sexto.