Ya falta menos para La Blanca, y se nota. Vitoria repite tradiciones previas a la bajada de Celedón y caldea el ambiente antes del txupinazo. Ayer, los encargados de llamar a la fiesta fueron los auroros. Once años llevan rondando las calles medievales de Vitoria, con sus vecindades y hornacinas, anunciando los festejos de La Blanca, repitieron el recorrido desde la balconada de San Miguel, santuario de la virgen.
Además, como año jubilar que es 2019, por los 50 años de la Catedral Nueva, la de María Inmaculada, además de la Aurora 2019 con letra de Jesús Moraza y Karlos Agirre, con música de Jesús Moraza, se cantó una nueva Ave María con letra de Ramón Loza y música de Jesús Moraza. La cofradía de la Virgen Blanca y todos los auroros felicitaron al nuevo Celedón de Oro, Jesús Moraza, que “con tanto cariño y profesionalidad nos dirige”, señalaron.
El recorrido fue el tradicional, por las hornacinas de Correría (Virgen Blanca, La Vega, Santa Ana), subiendo a la Catedral de Santa María para cantar en su pórtico, primero, y degustar un chocolate con kotxotxos, después, en la plaza. Tras regresar a Cuchillería y sus hornacinas (San Marcos, San Antonio de Padua, Cordón de San Francisco), los auroros hicieron meta en la balconada, enclave elegido para retratarse en una foto oficial.
Y es que, la fiesta de los auroros se ha convertido ya en uno de los actos emotivos y tradicionales que tiene lugar el domingo anterior a La Blanca. “Este año cumplimos once años rondando las calles de nuestra villa medieval, con sus vecindades y sus hornacinas. Inmejorable forma de anunciar las fiestas”.