Vitoria - La tarjeta individual sanitaria (TIS) que todo usuario de Osakidetza posee sirve ya para retirar los medicamentos prescritos por el personal médico en las farmacias de cualquier lugar de España, a donde por fin se podrá viajar con una preocupación menos. Especialmente, los pacientes crónicos y quienes por una dolencia aguda deben acudir frecuentemente a la botica durante un periodo concreto de tiempo. Tras un largo proceso que ha incluido, primero, la puesta en circulación de la receta electrónica y, después, su extensión e interoperabilidad, las 17 comunidades del Estado han asumido este sistema, que tiene en la comodidad y la seguridad para el paciente sus dos grandes puntos a favor. Sólo faltaba Madrid, que ha estrenado la interoperabilidad este mismo año siguiendo la estela de las también rezagadas ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
Euskadi comenzó a decir adiós a las viejas recetas de papel a finales del año 2013, aunque no fue hasta enero de 2018 cuando su red de farmacias se incorporó definitivamente a este sistema. Desde entonces, un total de 172.351 vascos han retirado su medicación en boticas de otras comunidades autónomas, según los datos en poder del Departamento vasco de Salud. De ellos, 29.284 son alaveses. Castilla y León, con 399.145 dispensaciones, ha sido el territorio donde más se ha utilizado, seguida de Cantabria (197.799), la Comunidad Valenciana (152.086), Galicia (105.356) y La Rioja (100.651). Han sido, en total, 1,28 millones de dispensaciones en algo más de año y medio, 199.099 de ellas para vecinos de Álava.
“La ventaja más evidente de este sistema a priori es la comodidad, pero yo siempre resalto la seguridad para el paciente. Porque en definitiva, cuando éste sale fuera, bien sea por vacaciones, trabajo o cualquier otro motivo, va a recoger la medicación que le han prescrito en cuanto a duración y dosis sin lugar para las dudas ni los equívocos”, expone en declaraciones a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA el director de Farmacia del Gobierno Vasco, Iñaki Betolaza. Un análisis en el que también coincide Milagros López de Ocáriz, presidenta del Colegio alavés de Farmacéuticos, para quien la principal ventaja del sistema de interoperabilidad es poder retirar la medicación en cualquier farmacia “sin la necesidad de llevarse recetas en papel”, lo cual asegura “la adherencia a los tratamientos por parte del paciente”. O lo que es lo mismo, que éste siempre tenga su medicación disponible y no la abandone, con el peligro que esto implica.
Las ventajas, según añade el director de Farmacia, son también extensibles al personal sanitario de Osakidetza, que tiene la “seguridad” de que sus pacientes van a recoger sus medicamentos cuando salgan fuera, y también para el que desempeña su labor profesional en otros sistemas de salud. “Van a tener esa comodidad de que los pacientes de otras comunidades no van a tener que ir a los centros a por recetas”, expone Betolaza.
La progresiva sustitución de las recetas de toda la vida por su versión electrónica ha supuesto también un alivio notable para las arcas públicas, según reconoce el propio responsable de Farmacia: “Desde la implantación de la receta electrónica nos hemos ahorrado 700.000 euros en talonarios de receta. Esto es atribuible tanto a la puesta en marcha -de la e-rezeta- como a la interoperabilidad”.
un proceso “lógico” La implantación de la receta electrónica ha sido, según Betolaza, “un proceso lógico” a la vista de la dimensión que ha adquirido con el paso de los años la digitalización de los servicios sanitarios, que en Euskadi tiene otros precedentes como la puesta en marcha de la historia clínica electrónica. Sin embargo, tal y como reconoce López de Ocáriz, tanto la digitalización de la prescripción como su interoperabilidad han requerido también una “gran adaptación tecnológica”, lo que ha obligado a las oficinas de farmacia a realizar -todavía hoy- “grades esfuerzos económicos para estar al día”.
“Hay que tener en cuenta que se han tenido que integrar los sistemas de receta electrónica de las 17 autonomías, cada uno con sus particularidades, y además hacer posible la lectura de los diferentes modelos de las tarjetas sanitarias de todos los usuarios”, expone la presidenta del colegio alavés. A juicio del director vasco de Farmacia, haber alcanzado la plena interoperabilidad “no ha tenido una duración excesiva” a la vista de que cada comunidad cuenta con un modelo y ha habido que hacer “procesos de prueba y aplicar distintos protocolos”, un desarrollo que exige “mucha precisión para que luego vaya todo bien”.
El Departamento vasco de Salud defiende que la interoperabilidad de la receta electrónica “ha funcionado con total normalidad y sin incidencias reseñables”, hasta el punto de que está desplazando casi por completo a la receta de papel.
Según la presidenta del Colegio de Farmacéuticos, la implantación de la receta electrónica se encuentra ya “a niveles muy altos, superiores al 95%”, aunque López de Ocáriz reconoce que la versión en papel “siempre seguirá existiendo”. Lo hará, según enfatiza, “de forma residual para determinados casos”, como pueden ser situaciones en las que no es posible acceder a los sistemas informáticos por eventuales caídas o debido a las prescripciones especiales.
Pese al buen recorrido que en líneas generales ha tenido la implantación de la receta electrónica, López de Ocáriz todavía encuentra pegas al sistema, a cuya mejora insta a las administraciones competentes. “Tiene algunas limitaciones, como por ejemplo que no se visualiza todo el tratamiento del paciente sino solo los medicamentos que puede llevarse en ese momento. Esto es importante para que en la farmacia se le pueda informar adecuadamente al paciente sobre sus prescripciones”, apunta la presidenta del Colegio de Farmacéuticos. López de Ocáriz también alude a que el sistema “tampoco tiene en cuenta los topes de copago del paciente”, por lo que éste debe conservar sus tickets y solicitar después el reintegro que le corresponda en su comunidad de origen.
Novedad. La tarjeta individual sanitaria (TIS) que todo usuario de Osakidetza posee sirve ya para retirar los medicamentos prescritos por el personal médico en las farmacias de cualquier lugar de España. Tras un largo proceso que ha incluido la puesta en circulación de la receta electrónica y su posterior interoperabilidad, las 17 comunidades del Estado han asumido este sistema, que tiene en la comodidad y la seguridad para el paciente sus dos grandes puntos a favor. Únicamente faltaba Madrid, que ha estrenado la interoperabilidad este mismo año siguiendo la estela de Ceuta y Melilla.
Seis años de proceso. Euskadi comenzó a decir adiós a las viejas recetas de papel hace casi seis años, aunque no fue hasta enero de 2018 cuando su red de farmacias se incorporó definitivamente al sistema. Desde entonces, un total de 172.351 vascos han retirado su medicación en boticas de otras comunidades autónomas, según los datos en poder del Departamento vasco de Salud. Castilla y León es el territorio donde los vascos retiran un mayor número de fármacos. Los pacientes crónicos y quienes por una dolencia aguda deben acudir frecuentemente a la botica durante un periodo concreto de tiempo son los principales beneficiarios de la interoperabilidad.
El director de Farmacia del Gobierno Vasco pone sobre la mesa algunos de los beneficios más importantes que han acompañado a la progresiva puesta en marcha de la ‘e-rezeta’ y su posterior interoperabilidad.
La presidenta del Colegio alavés de Farmacéuticos alude tanto al elevado coste que la puesta en marcha del sistema ha tenido para los profesionales alaveses como a los problemas que aún presenta el sistema.
2013
Año en el que entró en funcionamiento la ‘e-rezeta’ en la red de Osakidetza, paso previo a su expansión y actual interoperabilidad.
17
Comunidades autónomas integran el sistema de interoperabilidad tras la reciente incorporación de Madrid, la última que quedada.
1,28
Millones de dispensaciones de medicamentos se han realizado a pacientes vascos en farmacias de otras comunidades desde comienzos del año 2018.
27%
De las dispensaciones de fármacos que se realizan a los alaveses fuera de la CAV se llevan a cabo en Castilla y León, seguida por la Comunidad Valenciana (16,25%).
95%
Porcentaje de implantación de la receta electrónica en Euskadi en la actualidad. Todavía se utilizan unas pocas recetas en papel para casos muy específicos.
700
Mil euros han logrado ahorrar las instituciones vascas gracias a la implantación de la receta electrónica por la eliminación de los talonarios de papel.