Artziniega - El 14 de septiembre está a la vuelta de la esquina, así que el gobierno municipal de la villa medieval de Artziniega -en manos de EH Bildu, con mayoría absoluta- ha decidido asumir el peso de la organización del Mercado de Antaño de este año, que alcanzará su vigésimo segunda edición. Los “apenas dos meses” que quedan para la tradicional cita son el argumento esgrimido por el nuevo alcalde, Joseba Vivanco, para tomar las riendas de la celebración, tal y como hizo el año pasado su antecesor jeltzale, Íñigo Gómez, tras seis años en los que la organización de la cita estuvo en manos de un grupo de hosteleros locales.
No obstante, Vivanco ha dejado claro que “nuestro compromiso ya se sabe desde hace años: a partir de otoño hay que abrir una reflexión seria y participativa sobre el propio Mercado y definir cuál será su futuro. Pero este año toca sacar adelante el de 2019 y trataremos de sumar el máximo número de adhesiones”. Para lograrlo, el martes convocaron una reunión abierta a la población “en la que lo primero que tenemos que hacer es agradecer la buena acogida que tuvo y el rico debate que tuvo lugar durante más de una hora. A partir de ahora tocará hacer cocina para conseguir que tome parte el mayor número posible de personas del pueblo ya sea poniendo puestos, participando en alguna actividad, vistiéndose de época o echando una mano en colocar los pendones”, subraya el regidor. Éste también explica que “estamos abiertos a ideas, a la colaboración, a que quienes se quedaron por el camino se animen de nuevo... Todo con el fin de recuperar por un día, esa ilusión por el Mercado”.
De hecho, Vivanco ya adelantó a este diario que su forma de trabajar iba a ser “contar con la opinión vecinal para todo” y que lo primero a atender, una vez aterrizase, iban a ser demandas vecinales pequeñas, pero muy importantes, tales como poner una papelera delante del polideportivo o un banco en Artekale Plaza para que, especialmente, la gente mayor se pueda sentar a la sombra, “porque el cambio empieza por lo pequeño”, apuntó. De momento, no solo va cumpliendo sus promesas personales sino que se ha bajado el sueldo. Y es que su dedicación exclusiva se verá retribuida con 29.000 euros brutos anuales (1.700 euros mensuales). - A. Oiarzabal