Agurain - Las localidades de la Lautada se convertirán durante cuatro días en escenario de una iniciativa de inclusión social denominada Caminando con el circo y los asnos con la que se pretende que personas con diversidad funcional trabajen el ocio y la convivencia en relación con el cuidado de los animales y la muestra de un espectáculo de circo en diferentes pueblos de la Llanada.
En concreto, serán catorce o quince jóvenes, la mayoría alaveses con diversidad funcional, los que van a caminar entre el día 5 y el 8 de este mes acompañados de varios burros y que representarán una obra circense. La iniciativa partirá el próximo viernes desde la localidad de Albéniz a donde los participantes llegarán en tren. Seguidamente, saldrán andando, acompañados de los burros, hasta la cercana localidad de Araia. Por la tarde y acompañados por un grupo de percusión acudirán hasta el lugar de la representación para poner en escena su espectáculo de circo. Una actuación para mostrar la necesidad de inclusión de todas las personas en la sociedad. Caminando con el circo y los asnos es una experiencia de las asociaciones alavesas Ikiriki y Azirkarte, que aprovecha los beneficios que estos animales otorgan a los humanos. La siguiente parada tendrá lugar en el albergue de Barria. El domingo, los participantes en esta “emocionante experiencia”, según la definen sus impulsores, llegaran a Ozaeta donde realizarán a las 19.30 horas una nueva representación. El recorrido concluirá un día más tarde en Elburgo. La distancia total rondará en torno a los 40 kilómetros, divididos en cuatro etapas. Mientras, los y las jóvenes, de edades comprendidas entre los 15 y 22 años, participarán en una experiencia de convivencia con la naturaleza junto a los asnos, animales especialmente sociables con el ser humano y cuyos beneficios son palpables, ya que a través de su comportamiento proporcionan tranquilidad, autoestima, confianza o equilibrio.
Tanto en Araia, Ozaeta como en Elburgo se representará la obra El sauce, que transcurre en un huerto abandonado que el grupo se propone restaurar. Este singular árbol aparentemente no puede dar frutos, pero ellos y ellas enseñarán que todos los integrantes del huerto tienen la capacidad y la oportunidad de aportar algo. “El circo social se puede entender como una herramienta educativa donde a través del juego y el deporte se pueden generar muchos beneficios. Trabajamos malabares, saltos, acrobacias... en el circo cabe todo el mundo, a quien no se le dan bien los equilibrios se le pueden dar bien los malabares, o si no el montaje de escenografía, o la música”, explica Iñaki, miembro de Azirkarte.
Los participantes serán los encargados de cuidar durante toda la experiencia de los burros aportándoles los cuidados básicos como el cepillado, la alimentación o el acompañamiento. “Se genera un vínculo afectivo que facilita el sentido de la responsabilidad, la autoestima y la autoconfianza”, añaden. En definitiva, una experiencia que aúna días de ocio, convivencia, cuidado de los animales y las representaciones circenses en diferentes pueblos de la Lautada.
Albéniz. La iniciativa partirá el viernes desde esta localidad a la que los participantes llegarán en tren.
Araia. Acompañados por un grupo de percusión acudirán hasta el lugar de la representación para, posteriormente, poner en escena su espectáculo de circo. Una actuación para mostrar la necesidad de inclusión de todas las personas en la sociedad.
Barria. La siguiente parada será el albergue.
Ozaeta. Nueva representación.
Elburgo. Fin del recorrido el lunes. En total, 40 kilómetros.