AMURRIO - Los termómetros del centro urbano de Amurrio marcaban al mediodía de ayer 32 asfixiantes grados que hacían presagiar una exitosa nueva edición de la fiesta del chacolí alavés. Y así fue. El XXI Txakolin Eguna fue un auténtico hervidero de gente que, atraída por el sol y el aroma del oro líquido de los campos ayaleses, consumió a lo largo de la jornada entorno a 7.500 botellas del caldo protagonista, distribuidas en 25.000 copas y vasos. “Nos ha salido un día de mucho calor, y eso es el 80% del éxito de esta fiesta. Impresionante es la palabra que creo mejor define lo que estamos viviendo en el recinto ampliado del parque y el entorno de la escultura Guk. Todo un acierto, sin duda, la decisión tomada hace tres años de trasladarnos aquí, con el permiso del Ayuntamiento, porque edición tras edición se incrementa el número de amigos del txakoli alavés que nos visita. Por eso hemos habilitado más puestos de venta de tickets, para que no haya colas de espera y vaya todo más ágil”, explicó el gerente de Arabako Txakolina, Joxean Merino, echando mano del balance de la pasada edición, en la que se sirvieron en torno a 6.000 botellas distribuidas en 20.000 copas. La cuestión de las elevadas temperaturas fue el tema de todas las conversaciones. “Estamos achicharrados pero contentos”, confesaba a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA Oskar Etxebarria, propietario de una de las dos nuevas bodegas que se han sumado este año a Arabako Txakolina. Concretamente, la Etxebe. Una pequeña txakolinería artesana, dimensionada para elaborar 2.000 botellas anuales y ubicada “en pleno centro de Amurrio, junto a la iglesia, en lo que era la antigua carpintería Revuelta, aunque el viñedo, de entorno a una hectárea, lo tengo en el barrio Uskati, cerca del campo de fútbol de Basarte”, matizó, no sin cierto pesar. Y es que las insólitas heladas de mayo, “me han arrasado el 80% del viñedo, así que el año que viene la añada será escasa fijo”, lamentó.

MERMA PRODUCTIVA De este desolador vaticinio también habló Bittor Villanueva de la bodega Astobiza de Okondo. “Las heladas nos van a hacer sudar este año. Nosotros tenemos 4.000 metros afectados, que hemos tenido que tratar con esperguros. Un sistema que ayuda a rebrotar a la planta de nuevo para que sobreviva, aunque ya este año no dará fruto, con lo que ello implica en merma de producción”, explicaron desde esta txakolinería, de cuya producción “un 35% y cada vez más se exporta. Año pasado ampliamos cartera de clientes a cuatro países, que este hemos afianzado e incrementado con la entrada de Rusia y Perú”, informó. En las inmediaciones, Josu Ortuzar de la bodega Artomaña tampoco escondía la preocupación del sector ante el cambio climático. “El agricultor se pasa la vida mirando al cielo, pero de un tiempo a esta parte, mucho más, con estos cambios e imprevistos. Nosotros porque tenemos un 90% del viñedo protegido con un sistema de riego antiheladas -no porque seamos más listos que el resto, sino porque tenemos la suerte de tener el nacimiento de un arroyo cerca del viñedo y una concesión que nos permite usar su agua solo para estos casos- e igual libramos, pero hay productores que se han quedado sin nada y eso va a repercutir en la producción global de la Denominación de Origen de 2020”, reconoció. Con todo, también puso sobre la mesa que “si nuestro vino es cada vez más apreciado es, precisamente, por su tipicidad. Y esa viene dada, no solo por la tierra, la variedad de uva y el manejo humano, sino también por la complejidad del clima. Así que seguiremos luchando para poner en el mercado caldos de calidad, suba o baje la producción”, esgrimió.

El sector txakolinero está en puertas de otra de las fases críticas del proceso vegetativo del viñedo: el de la floración. “Ahora necesitamos calor, calor y calor, pero si viene lluvia, comienzan otra vez los problemas por el riesgo de Mildiu y similar. Vamos a celebrar que con la añada de 2018 nos hemos recuperado algo del batacazo de 2017”, brindó Ortuzar, en referencia a la caída de más del 50% de la producción sufrida hace dos vendimias y a que en ésta han recuperado un 40% del grano. En concreto, estiman que se han embotellado en torno a 500.000 unidades, frente a las 350.000 del pasado año, ligadas además a un mantenimiento de su ya famosa alta calidad, ya que la calificación oficial de la añada -según los paladares expertos del laboratorio de análisis sensorial de la facultad de Farmacia de la UPV- ha sido de muy buena.

Embajador de altura. La jornada sirvió para designar a Juanito Oiarzabal como embajador de la anterior cosecha. El himalayista tomó el relevo de Patxi Antón, presidente de Gasteiz Wine City, y se comprometió a “hacer todo lo que esté en mis manos, porque no solo existen los de Bizkaia y Gipuzkoa. El presidente de Arabako Txakolina, Luis Mariano Álava, le entregó la distinción y remarcó la idoneidad de su figura para representar al txakoli alavés en todos los rincones del planeta.