laguardia - Dentro de las numerosas medidas que se vienen llevando a cabo en el País Vasco para preservar espacios singulares y su fauna y flora o recuperar los que la acción del hombre ha degradado a través de la sobreexplotación de sus recursos, la Confederación Hidrográfica del Ebro ha finalizado el proyecto de restauración morfológica del paraje Andaverde con la mejora del comportamiento hidráulico del recodo de Gimileo, en Labastida, y que ha supuesto una inversión de 47.050 euros. Se trata de un proyecto en el que están colaborando varias instituciones; el Gobierno Vasco, que impulsó el estudio y la recuperación del lugar; el Gobierno central, a través de la Confederación Hidrográfica del Ebro, que ha ejecutado los movimientos de tierra y cauce en el río, y la Diputación Foral de Álava, que llevará a cabo las acciones de mejora ambiental y paisajística. Y es que la actividad humana, con la construcción de motas, extracción de áridos o cultivos produjo en el meandro del río Ebro, conocido como recodo de Gimileo o Andaverde, una importante alteración de su funcionamiento natural, así como la pérdida de valor ambiental en un hábitat de interés para especies amenazadas, como el visón europeo.
Con el objetivo de mejorar la situación, la Confederación Hidrográfica del Ebro ha finalizado ya la restauración morfológica centrada en mejorar el comportamiento hidráulico del meandro. Esta primera fase ha consistido en el rebaje y eliminación parcial de una antigua mota, con una longitud de 750 metros; retirada de depósitos de gravas de rechazo (procedentes en su origen de una antigua planta de extracción de áridos) y conexión del humedal existente en el interior del meandro con el río Ebro mediante la creación de un canal de entrada, que da servicio a varias charcas, así como la creación de un talud para la nidificación de aves de ribera.
RIQUEZA FAUNÍSTICAS La iniciativa no es nueva y lleva ya muchos años preparándose. De hecho, por encargo de la dirección de aguas del departamento de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente del Gobierno Vasco, entre los años 2002 y 2003 se encargó a la empresa Consultora de Recursos Naturales, S.L. la elaboración del Inventario faunístico de Gimileo y Sotos de Labastida en una tarea de diagnóstico de los valores naturales de esos dos espacios para planificar y desarrollar las actuaciones que contribuyan a conservar y proteger este lugar. El estudio fue exhaustivo y permitió detectar que, a pesar de la sobreexplotación a la que se sometieron esos lugares, la riqueza medioambiental era importante y se había mantenido una cifra importante de peces y animales de todo tipo.
El estudio, que sirvió de base para impulsar la recuperación del Recodo, dejó documentada la existencia de siete especies distintas de peces. La especie más abundante es la perca sol (pez-sol), seguida de la madrilla (loina), el pez rojo (carpín dorado) y la carpa, mostrando valores menores el resto (inferiores al 5% del total). Si atendemos a la biomasa, la especie más relevante es la carpa, seguida del barbo y el pez rojo, con valores notablemente inferiores en las otras. Asimismo, no se descartaba la presencia de dos especies autóctonas como el fraile y la bermejuela, peces muy sensibles a la contaminación. En cuanto a los anfibios se han detectado 10 especies, que incluyen 2 urodelos y 8 anuros. La riqueza y abundancia de especies es superior en la gravera Andaverde con respecto al Soto de Labastida (diez especies frente a siete y 106,5 individuos por hectárea frente a 55), lo que denota la importancia que cumple este humedal como lugar de reproducción para las especies de anfibios de la zona.