vitoria - La asociación alavesa de diabetes, y de forma más específica la madre de una niña afectada por el tipo 1 de esta enfermedad, se han encontrado con una primera y “rotunda negativa”, en sus palabras, a su pretensión de que el Gobierno Vasco proporcione personal especializado en los comedores escolares para controlar las tomas de insulina de los menores o sus raciones de hidratos de carbono. Se trata de una reivindicación que el colectivo alavés lanzó públicamente el pasado noviembre y que en las últimas semanas ha hecho llegar a las distintas instituciones implicadas por carta y en una reciente reunión con personal de la Organización Sanitaria Integrada (OSI) Araba.

Sin embargo, “tras haber valorado y sopesado cuidadosamente la situación”, Osakidetza ha estimado que, al menos en el caso de esta menor de nueve años, “la atención diaria de un profesional sanitario (...) no es el proceder más adecuado para ofrecer una ayuda lo más integral y positiva posible” a la niña. Fuentes de Osakidetza apuntan a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA que, en su lugar, ayudará tanto a esta menor como a su familia y su entorno escolar “con formación específica y acompañamiento” para que tanto ella como su entorno “se empoderen”. El Servicio vasco de Salud no aclara si el apoyo se ofrecería a todas las familias que lo demanden.

En conversación con este diario, el colectivo alavés de afectados considera “totalmente insuficiente” esta propuesta, teniendo en cuenta además la “constante” rotación de personal que se da en los jantokis. El colectivo sigue denunciando que los protocolos actuales “no funcionan” y, por ello, obligan a muchas de las familias con niños diabéticos a ocuparse personalmente de su cuidado cuando se encuentran en el comedor escolar, lo que a su juicio supone un agravio comparativo con lo que sucede en algunos centros concertados y en, al menos, varios casos puntuales en la vecina Bizkaia. La consecuencia es que en bastantes ocasiones, las familias -sobre todo las madres- tienen que reducir sus jornadas laborales, solicitar permisos habitualmente y, en el peor de los casos, dejar sus trabajos.

La asociación alavesa, que pretende reunirse también con el Consejo asesor de la diabetes y Emakunde, remarca que no se resigna a abandonar su reivindicación. “Pensamos que se trata simplemente de un tema de comprensión de la diabetes tipo 1, de visibilización y sensibilización”, lamenta Merche Larrea, vicepresidenta y madre de un niño afectado. - C.M.O.