la del 6 de enero es una de las jornadas más felices del año para los niños tras la mágica visita a sus hogares de Melchor, Gaspar y Baltasar. Pese a las gélidas temperaturas de estos días, fueron miles los pequeños que desde primeras horas de la mañana de ayer, tras descubrir los regalos que los Reyes Magos les habían dejado junto a sus zapatos, salieron a la calle a disfrutar del último día festivo del ciclo navideño y probar por primeras vez sus juguetes y complementos. Un día por extensión de disfrute para los adultos, muchos de los cuales también han sido sorprendidos con inolvidables detalles de parte de sus majestades de Oriente.

Sin embargo, no todos los niños han podido disfrutar por igual de estos pasados días por culpa de la salud. Es el caso, por ejemplo, de los que se encuentran ingresados en alguno de los hospitales de la red sanitaria local, como el Hospital Universitario de Álava (HUA), y concretamente en la unidad pediátrica de su sede de Txagorritxu. Pero como nada resulta imposible para Melchor, Gaspar y Baltasar, los reyes dedicaron ayer tras una larguísima y fría noche de trabajo unos minutos más de cariño y cercanía con los pequeños que se encuentran allí internados. Éstos recibieron también sus regalos, pudieron charlar con sus majestades y, además, disfrutaron de uno de las tradiciones más dulces de todas las fechas navideñas que acaban de concluir.

No en vano, la visita al centro de la calle José Atxotegi fue doble, porque al hospital gasteiztarra también se acercaron varios representantes de la asociación de panaderías de Álava, que repartieron entre los niños varios roscones que también despertaron sus sonrisas. Se trata de la segunda visita en menos de una semana al HUA-Txagorritxu de este colectivo, que el día 2 hizo entrega a las familias del primer niño alavés de 2019, Thiago, y de la primera niña, Salma, de la primera barra de pan de las 365 con las que la asociación, desde su panadería más cercana, les obsequiará durante todo el año.