VITORIA - La cabeza visible del departamento del Gobierno Vasco en la inauguración del tranvía, Nuria López de Guereñu, repasa para DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA lo que supuso el proyecto.
Una década de aquel primer viaje y entrada en servicio del tranvía. ¿Qué recuerdos le vienen?
-Tuve la fortuna de llegar al departamento en un momento en el que los trámites previos a la construcción física de la infraestructura se habían realizado ya. Una implantación como esta del tranvía requiere un trámite largo, muchos análisis, planificaciones y tener en cuenta diferentes elementos Todo ello teniendo en cuenta si hablamos de un entorno urbano y el trabajo conjunto de tres instituciones implicadas que requirió un proceso muy largo y en el que por fin se llegó a definir técnica y políticamente cuál era la mejor solución. Terminamos de acordar la financiación de la obra y correspondió iniciar la obra. Esa es la parte más bonita, por ver el final de un proyecto y su inauguración. Por ese motivo lo siento como un proyecto muy especial para mi.
Supuso poner en circulación los convoyes y el resto de elementos añadidos que requiere ese transporte.
-Fue una tarea interesante al tratarse de un proyecto completo. No era únicamente la infraestructura, sino que había que enmarcarla en el ámbito urbano de una ciudad, con dificultades técnicas de molestias, como en toda obra, a habitantes de Gasteiz y comerciantes, que creo tratamos de perturbarles lo menos posible. Hubo también además, que diseñar las unidades móviles de los tranvías y tratar de buscar una forma en la que los elementos de pago que los viajeros fueran a utilizar, supusieran una integración a largo plazo entre todos ellos. Ya desde entonces, en el departamento y el Parlamento Vasco se reclamaba la necesidad de contar con un billete único de transporte para todo Euskadi. Eran tres aspectos que había que ir trabajando y fue un proyecto muy completo.
Fue un proyecto largamente perseguido y que tuvo una resistencia inicial a que el tranvía se adentrará por el centro de Gasteiz.
-Estos proyectos alteran el normal funcionamiento de la actividad urbana y éramos conscientes de que podía haber reticencias, como sucede con todos los cambios. En mi caso personal, estaba convencida de que una vez superadas todas esas dificultades y molestias iba a ser algo muy bien aceptado como medio de transporte. Conocíamos la experiencia y respuesta de Bilbao y Gasteiz es un espacio hasta más favorable por su orografía para acoger este tipo de tecnología. También es verdad que todas esas reticencias iniciales se fueron superando, sino al cien por cien, si en buena parte durante la planificación y tramitación previa que llevaron a cabo mis antecesores en el cargo y los responsables institucionales de Diputación Foral de Álava y Ayuntamiento de Vitoria. Cuando las tres instituciones decidimos acometer la obra fue porque de manera previa hubo un trabajo con exposiciones públicas, alegaciones y análisis técnicos, como en todo gran proyecto.
Sin embargo, una vez que empezó a rodar se esfumaron esos temores y se ha integrado en la ciudad.
-A pesar de todas reticencias y de algunos momentos tensos que hubo, cuando las obras de construcción se adentraban en la ciudad, en épocas concretas que había interferencia con la actividad comercial, el reparto diario o los residentes de edificios que veían cómo de repente había que colocar un elemento en su fachada. Todo eso nos llevó a desarrollar una tarea, de la que tengo muy buen recuerdo, de llevar a cabo muchas reuniones con vecinos, comerciantes y demás para explicarles lo que se estaba haciendo. Dedicamos mucho tiempo a eso y seguro que se podía haber hecho más por parte de un grupo de trabajo muy implicado en la tarea. Ahí estaba el personal de Eusko Trenbide Sarea, como constructores, junto a EuskoTren, como futuros operadores de las vías, en el diseño de las unidades para hacer unos convoyes mejores y más modernos que los de Bilbao, con la posibilidad de incorporar ciertos elementos novedosos. Todo aquel equipo estábamos tan convencidos de que iba a resultar un éxito, que eso nos animaba a seguir trabajando y convencer a la gente de que iba a ser complicado, pero intentando minimizar las afecciones y que pudiera estar en marcha cuanto ante.
Con el éxito consolidado en esta década, ¿hubo algún momento de pánico durante el desarrollo de los trabajos por algún motivo que no se desarrollara según lo previsto?
-En realidad no teníamos ninguna fecha tope, sino que nuestro pensamiento era hacerlo bien y de forma ágil. Más allá de eso, nos importaba hacer las cosas integrando entre la ciudadanía a este nuevo habitante de Vitoria. Esto nos exigió mucha tarea que, quizá, no tenía tanto que ver con la obra sino con la explicación de todos los detalles. Hay que poner también en valor que, al ejecutar esta gran obra, dentro de una estructura urbana se pueden dar roturas de tuberías y lo que eso suponía de avisar a técnicos municipales. Hubo una colaboración muy importante y aún hoy no tengo nada más que agradecer ese muy buen trabajo conjunto que se hizo.
Hubo polémica por la colocación en las fachadas de elementos para la catenaria. ¿Se valoró haber optado por otro sistema que no conllevara colocar los postes?
-Cuando se hizo la valoración no se consideró que ese sistema estuviera garantizado para colocarlo en las obras de Vitoria ni estaba generalizado en otros tranvías. Se consideró que, técnicamente, el sistema de catenaria era el más adecuado y el que nos daba más garantías, aunque estéticamente pudiera no ser el mejor. Fue una cuestión que generó polémica y nos llevó a entrevistas con vecinos para dar explicaciones.
En solo diez años de vida ya se ha ganado el apelativo el tranvía de ser el campeón de la movilidad.
-Me alegro de que sea ese el calificativo. Eso quiere decir que cuando estábamos implicados en su puesta en marcha, ahora vemos que mereció la pena todo ese esfuerzo. A pesar de la valoraciones negativas que se decían en 2008 sobre lo que iba a suponer, nosotros fuimos tercos, en ese sentido de persistir. Para mí es una alegría ver cómo se ha llegado a esta celebración de los primeros diez años y el futuro que tiene el tranvía con líneas programadas. En una ciudad como Gasteiz, el tranvía es la mejor solución. Para los desplazamientos diarios de las personas es el medio de transporte más efectivo y rápido. En el sentido contrario, conozco también de la existencia de comentarios de personas usuarias del coche. Argumentan cómo se ha dificultado la circulación por el centro de la ciudad con el vehículo al optar por la priorización en los cruces y semáforos del tranvía. Son modelos de movilidad donde hay que determinar a quien se le da más peso dentro de la ciudad.
La salud es inmejorable con las ampliaciones previstas a Adurza para 2019 y más a futuro a Salburua y Zabalgana.
-Una infraestructura ferroviaria es una inversión importante y es algo rígido, no como el autobús, que puedes ir modificando. Hay que pensar si esas inversiones están justificadas y que van a responder realmente a responder a las necesidades de movilidad de un buen número de personas.
¿Es el tranvía de Gasteiz el mejor recuerdo de su etapa al frente del departamento de Transportes?
-Siempre que me preguntan los recuerdos de esos años, menciono al proyecto del tranvía de Vitoria. Lo hago porque tuve la suerte de estar presente en el momento de la inauguración. Disfruté también del proyecto en las diferentes fases como el diseño de la red, las unidades e implantar el billete único en toda la comunidad.
¿En sus visitas a Vitoria se monta en el tranvía para disfrutarlo como una usuaria más?
-En las ocasiones que acudo a Gasteiz en plan familiar sí que nos gusta viajar en él, que mis hijos e hija lo vean y estén acostumbrados a ello. Vivimos en un pueblo pequeño y no tienen muchas ocasiones de montarse en el. Además es un aspecto que me gusta el de poder viajar en el tranvía e ir escuchando los comentarios del resto de viajeros.