El colegio Ramiro de Maeztu de Oion está experimentando una importante transformación gracias al trabajo conjunto de la comunidad escolar y de las familias, rompiendo los tópicos que lo han acompañado desde hace años debido a la complejidad y cantidad de alumnos. Un nuevo equipo directivo y un esquema de trabajo que impulsa y anima a la participación está dando resultados tan positivos que hasta los propios alumnos aprueban con nota el nuevo proyecto educativo.
Alicia Fernández Huarte, directora, e Iñigo Gil Hernández, jefe de estudios, encabezan estos cambios en los que los libros ya no son lo más importante ni los exámenes. “El año pasado nos dimos cuenta de que necesitábamos cambiar para hacer metodologías más activas, donde el alumnado fuera el protagonista de lo que aprende”, explica la directora a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. “Este año lo que hicimos fue proponer desde Infantil hasta 4º de Primaria trabajar con proyectos las asignaturas de euskera, sociales y naturales, ya que nos interesaba mucho la comunicación lingüística, porque el euskera muchas veces lo asociaban a algo académico que tienen que memorizar para un examen, y no al hecho de comunicar. El proyecto nos daba la oportunidad de que los chavales trabajaran, lo expusieran y que tuviera un sentido para ellos, que no fuera tan solo para responder a un examen”, subraya.
El proyecto, denominado Handitzen, handitzen (Creciendo, creciendo) fue expuesto recientemente en una jornada en la que estuvieron los alumnos y las familias, conociendo y evaluando la experiencia, que ha sido muy positiva. “Durante el primer trimestre lo centramos en el cuerpo, que es lo más cercano a ellos. En el segundo trimestre será el entorno y el tercero el mundo. De lo cercano a lo lejano. Queríamos trasmitir que somos una escuela que estamos creciendo, que nos estamos adaptando, que ha cambiado mucho en estos últimos años en cuanto al profesorado, al alumnado y todos, profesores, padres y alumnos, queremos crecer con el proyecto”, incide Alicia Fernández.
“En este trimestre, en el que tratamos el cuerpo, cada clase ha ido eligiendo las características que creían oportunas. Unos han escogido gigantes y cabezudos, otros se han centrado en los dientes y han hecho una consulta dentista, otros han tratado temas de primeros auxilios y de cómo actuar, otros han hecho una ambulancia, también se ha elegido la maternidad y el embarazo... En Infantil se han decantado por las emociones y los sentimientos, otros eligieron los sentidos?” matizan ambos.
Para la directora, “lo importante de todo esto es que tuvieran tres características: uno, la comunicación en euskera; otro, que todos y todas formaran parte del proyecto, que nadie se quedara fuera porque es un producto de todos, y finalmente que los alumnos acudieran felices y motivados al colegio, lo cual hemos logrado a través de estos proyectos”.
Por su parte, el jefe de estudios resalta que “hasta ahora estamos acostumbrados a utilizar libros, exámenes... y al final no nos dábamos cuenta de que para los críos de seis, siete u ocho años cerrarles la materia a los contenidos de un libro y meterles esa presión de los exámenes no es conveniente. Si tú estás bien, estás motivado y con ganas, aprendes mucho más fácil que cuando es un tostón de un libro”, mantiene Iñigo Gil Hernández.
trabajar por la inclusión Para llevar a cabo estos cambios han tenido que superar muchas circunstancias, pues el colegio de Oion es un centro “al que hay que darle la vuelta”, explica el jefe de estudios. “Tenemos que dejar de pensar en que tenemos tantos alumnos y de tantas nacionalidades como una dificultad, porque mientras más sean, más vamos a aprender unos de los otros. Todos somos iguales y nosotros somos educadores y debemos luchar por la igualdad. Este año hemos trabajado especialmente la inclusión y hemos hecho un gran esfuerzo este curso para que en cada clase haya dos profesores”, asevera.
Y es que, según detalla la directora, el colegio Ramiro de Maeztu, el centro más grande de Rioja Alavesa, cuenta con unos 370 alumnos y unos 40 profesores, procedentes de Oion pero también de Moreda, Yécora, Barriobusto, Labraza, Assa e incluso de Logroño. “Al presentarles el proyecto a las familias vimos que por parte de ellas había mucho miedo al hecho de quitar los libros de texto, y nos preguntaban que qué iban a aprender, si iban a estar solo jugando... Nos comentaban también que los profesores que vienen cambian mucho. Pero al final hemos demostrado que el profesorado se ha implicado al 100%, el claustro se ha comportado de chapeau participando en todas las reuniones, y las familias han podido ver que los alumnos aprenden y que lo que aprenden lo saben comunicar”, concreta la directora.
Finalmente, el jefe de estudios reconoce que el año pasado cuando se planificaron estos cambios había “profesores que se echaban las manos a la cabeza preguntando que cómo íbamos a quitar los libros. Creo que son miedos, Hay que dar pasos como han hecho en otros lugares que hemos visitado que trabajan de esta forma y no han tenido problemas. Hay miedo a lo nuevo, pero cuando demostramos cómo trabajamos, lo que hacemos y viendo los trabajos que han hecho sus hijos, las familias se fueron satisfechas”, se felicita. Además, “los chavales están encantados porque se han dado cuenta de que han estado motivados y han dado lo mejor de ellos mismos”, concluyen los responsables del colegio.