Vitoria - Ainhoa García se siente feliz y reconocida en su puesto de trabajo, pero su situación laboral no siempre fue así. Recuerda cómo durante aproximadamente 15 años estuvo empleada en una empresa del sector químico y que a lo largo de aquél ciclo obtuvo un ascenso. “Entonces consideraba que estaba bien pagada, eran las condiciones que yo había firmado. Lo malo es que con el paso de los años vi cómo mis compañeros, chicos, recibían un poquito más de sueldo y mejoraban sus condiciones mientras yo continuaba igual”, rememora.

Pese a ello, siguió adelante y no le quiso dar demasiada importancia a aquellas diferencias de trato. Luego llegó la crisis y el declive de la compañía comenzó a hacerse patente para los integrantes de la plantilla. “Algunos aguantaron, pero yo tenía que pagar una hipoteca y no podía permitirme que me echaran y pasar un año sin cobrar, a la espera de lo que pudiera llegar”, explica.

Tomó una determinación y apostó por pasar de una firma pequeña a una gran empresa. Se decantó por tres y repartió currículums. “Decidí que con la primera que me diera la oportunidad, si las condiciones eran buenas, aceptaría. Tuve la suerte de que me llamaran de Mercadona y de que desde el primer momento me ofrecieran un contrato indefinido y formación a cargo de la empresa”.

El drástico cambio de orientación profesional no la arredró. De trabajar en una empresa de plásticos pasó a desempeñar su labor en tienda, dentro del servicio a domicilio. Antes, cumplió un mes de formación en Zaragoza. “Los viajes, el hotel... Todos los gastos estaban cubiertos. No arriesgué nada, la empresa me ofreció una preparación y me dio una estabilidad”, apunta. Pasó dos años en la tienda de Simón de Anda, en Vitoria, cumpliendo con el objetivo para el que había sido formada, hasta que llegó su momento. “Mi coordinadora me propuso promocionar para ir al almacén y, aunque no tenía nada que ver, acepté”. Superó un proceso de selección por parte del personal del “bloque”, término con el que los trabajadores de la firma denominan a la enorme plataforma logística de la calle Bidegana, y encaró un nuevo proceso de preparación, esta vez en el centro logístico de Abrera, en Barcelona.

“Fue una experiencia para repetir, tanto en lo personal como en lo laboral. De hecho, sigo en contacto con mis compañeros”, ilustra Ainhoa. En enero de 2017 entró en servicio el almacén automático de Jundiz y, desde entonces, se ocupa de la organización en la zona de congelados. Es la responsable de los operarios que gestionan la infraestructura desde que llega la mercancía a bordo de los camiones, comprueba que la recepción de los palés es correcta y realiza el rastreo y seguimiento de todos los materiales hasta que abandonan el almacén, rumbo a las tiendas.

Lo que la compañía invierte en la preparación de los empleados es conocido como “lote de valor” y llega a todos por igual, independientemente del sexo o la edad. Se apuesta por el talento y ni siquiera se habla de igualdad, “porque está absolutamente interiorizada.

Ainhoa se siente motivada, respetada y reconocida. Explica, no sin emoción, que la primera vez que vio el almacén automatizado, le “fascinó”. La compenetración con sus compañeros es total y, por si fuera poco, le acaba de llegar una nueva oportunidad de promoción para ascender al puesto de coordinadora del bloque. Trabajaría en el mismo lugar y en el mismo turno, supervisando todas las funciones del almacén.

Inversión. La primera fase del bloque logístico de Mercadona en Jundiz, infraestructura que entró en servicio en enero de 2017, supuso una inversión de 50 millones de euros. 200 personas trabajan en este almacén de productos perecederos, congelados y, parcialmente, de secos.

Ampliación. Actualmente se llevan a cabo las obras de la fase 2 del bloque logístico, un almacén de línea de pan y producto seco, cuya inversión alcanzará los 15 millones de euros. Cuando entre en servicio -el pan durante el primer semestre de 2019 y el resto a finales de año- dará empleo a 50 trabajadores.

Consolidación. La implantación de Mercadona en Euskadi tuvo lugar en 2014. En estos 4 años, la compañía ha creado 1.400 puestos de trabajo.

La trabajadora recuerda su segundo periodo de formación en Abrera, que le permitió acceder al puesto de organizadora, como una experiencia muy positiva.

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Ainhoa se incorporó a Mercadona hace 3 años y en este tiempo ha pasado del servicio a domicilio a organizar un almacén. Ahora opta a coordinadora del bloque.