amurrio - A la espera de los resultados del laboratorio. Ése es el resumen de la octava campaña de intervención arqueológica en el yacimiento romano de Elexazar en Amurrio que, dirigida por el investigador Juanjo Hidalgo, se ha desarrollado este verano en este paraje situado a 550 metros de altitud y dentro de un espacio forestal público de media montaña.

En concreto, los trabajos se han centrado en el gran recinto rectangular de 22 por 5 metros del lado oeste del poblado para poder identificar la estructura con una hipotética zona de establos. Un recinto cubierto para la guarda de animales domésticos, seguramente de ganadería vacuna, que revelaría la gran incógnita existente sobre qué hicieron allí arriba los romanos desde finales del siglo I hasta el año 235-240 de nuestra era.

“Los indicios apuntan a eso, a que era un poblado para la cría de ganado con el que abastecer al Imperio, pero en esta campaña lo único que hemos hecho ha sido sacar carretillas y carretillas de tierra, para dejar a la vista la estructura de las construcciones -ya registradas, topografiadas y documentadas-, hasta alcanzar la roca madre y respetando los muros que, a lo largo de este otoño, van a ser recrecidos y consolidados por una empresa para ponerlo en valor como sitio arqueológico”, explica Hidalgo.

Y es que se trata de construcciones “realizadas sin mortero y poco consistentes, por lo que ha habido que retirar todo el derrumbe, ya que hemos trabajado por debajo de umbrales y esto era un auténtico pedregal resultante de la caída de las paredes, techo, e incluso suelo, porque aquí todo era de piedra”, subraya el investigador, que no ha podido sacar mucha más información de los escasos restos constructivos, aunque sí tiene claro que se encuentran “ante un pabellón grande, sin divisiones internas ni agujeros y con acceso, probablemente, por arriba”, que encajaría muy bien con el supuesto establo.

Por ello, sí que se han estado dedicando a recoger muestras de tierra de diferentes estratos y tanto de fuera como de dentro del citado recinto, para analizar su contenido en pH (H20), materia orgánica y asimilable, y hacer comparativas con el fin de obtener una información fiable con la que poder trabajar hipótesis bien fundamentadas. “Si ha habido animales estabulados, aunque hayan pasado dos mil años, eso nos lo va a decir el análisis de fosfatos, y para ello contamos con una de las mayores expertas en este tema: María Ruiz del Árbol, científica del CSIC”, apunta Hidalgo, que también cuenta con otros profesionales voluntarios interesados en “flotar la tierra para buscar restos de semillas, pólenes, e incluso ácaros, que te pueden dar muchísima más información que restos de cerámica o de hierro”, aclara.

En cualquier caso, el interés del yacimiento se mantiene vivo, y puede ser de gran importancia para conocer más de cerca este tipo de asentamientos de índole rural y tremendamente desconocidos por la ciencia, a pesar de la escasez de hallazgos. Y es que -salvo el ara taurobolio descubierta en 2013 y ya expuesta en el Museo Bibat de Vitoria-Gasteiz- Elexazar es lo que se denomina un yacimiento pobre en cuanto a materiales que den pistas sobre su actividad, ya que solo se han hallado piezas de cerámica (ollas de pasta gruesa con marcas de alfarero), algún que otro elemento metálico y dos monedas correspondientes a los emperadores Alejandro Severo y Gordiano III, que dan una cronología situada en la primera mitad del siglo III. A ellas se ha sumado esta campaña una punta de 14 centímetros, “seguramente una herramienta de trabajo, pero está oxidada y hay que esperar a restaurarla antes de decir de qué se trata”, subraya.

Lo que sí tienen ya claro es la fotografía del asentamiento. “El plano está totalmente delimitado y ya tenemos datos en cuanto a forma de construir; por lo que, si esta campaña logramos demostrar científicamente su función ganadera, y aunque aún no hemos encontrado zonas que dan mucha información tales como el basurero, a lo sumo nos quedarían dos campañas más para terminar la investigación de Elexazar, cuya importancia radica en que es uno de los primeros yacimientos de su tipología que se excavan en la parte vasca-cantábrica”.

Las campañas realizadas hasta ahora han permitido identificar, dentro de un conjunto más amplio, cuatro áreas constructivas. Una muy arrasada en cuanto a plano original y funcionalidades; una casa principal con patio, ya completamente excavado, que es donde se cree hacían la vida; un edificio con una planta compleja formada por la sucesiva adición de estancias o recintos, comunicados por un camino de pasos empedrados, que es donde se hallaron restos de un hogar, una piedra yunque, clavos de metal y herramientas de hierro que les han hecho calificarlas como zona de talleres; y el gran recinto del oeste en el que se han centrando esta campaña, que creen estaba destinado a establos. “Este está unido con un muro de cierre a la construcción uno, y creemos que su función era la de protección del poblado para que no se escapara el ganado”, matizan.

Próxima campaña Con todo, en donde tienen depositadas grandes expectativas es en el gran espacio central, con una acera de piedras “que servía de paso entre la zona de vivienda y la de talleres, para no embarrarse, que para estas cosas los romanos eran muy organizados”, y en la que esperan poder centrarse la próxima campaña. “Se trata del centro neurálgico de este poblado, una especie de plaza que no foro, y estoy seguro de que, si nos dan permiso, encontraremos gran profusión de restos cerámicos y otros materiales, y puede que alguna sorpresa”, sentencia Hidalgo, no sin antes dar las gracias a los más de 30 voluntarios que han colaborado con la labor de limpieza realizada en las dos fases de esta octava campaña. Y es que el proyecto de Elexazar se está abordando gracias a las personas altruistas que, unidas por el interés de investigar sobre nuestra historia, se están acercando hasta el enclave. No en vano, aunque se cuenta con ayuda municipal y foral, se trata de un dinero que se invierte en las labores de topografía y, sobre todo, en la consolidación de las estructuras de piedra que se han ido rescatando para su preservación, desde el hallazgo de este asentamiento en 2009. Una labor que se retomará este otoño.

año. Hasta esa fecha de nuestra era es cuando estuvo habitado el poblado de Elexazar por gentes del Imperio romano, probablemente, criando ganado vacuno en los montes.