Vitoria - Hasta el sol se paseó ayer por una de las arterias con más solera del Casco Viejo de Gasteiz, la Herrería, con el fin de no perderse la Fiesta de la Vecindad, una de sus jornadas más especiales, en la que se dieron cita tradición, gastronomía, música, diversión, y, sobre todo, participación. Todo un planazo para el primer sábado de septiembre, gracias al esfuerzo de las sociedades gastronómicas de la última vecindad de la ‘Herre’ (Burduntzi, Iturriondo, Txipristin y Zapardiel), así como el de los comercios pertenecientes a este último tramo de la calle, ya que un año más han vuelto a unir fuerzas para organizar su fiesta anual en honor de Nuestra Señora del Buen Camino.
Como manda la tradición, el estruendo del txupinazo lanzado en la plaza de la Fuente de los Patos dio inicio al mediodía a una intensa mañana de celebraciones, que interactuaron a la perfección con el tradicional Mercado de la Almendra que, como todos los primeros sábados de mes, acogió el Casco Viejo de la capital alavesa. El aurresku y la ofrenda floral a la virgen, cuya hornacina se ubica en el número 43 de la Herrería, precedieron a un vistoso espectáculo de danzas vascas. La fiesta, que se prolongó hasta bien entrada la tarde, contó con otros alicientes como una exhibición de bailes de salón a cargo del grupo Cariño Písame y una concurrida degustación popular a cargo de los organizadores. El mejor sabor de boca en el broche de oro a estos festejos para quienes se acercaron a la zona, pues ya se sabe del arte entre los fogones de sociedades gastronómicas como las de este rincón de Vitoria. “La buena acogida que esta pequeña fiesta ha tenido en las ediciones anteriores entre los vecinos y visitantes nos permite a las sociedades organizadoras con el ánimo suficiente para organizar la misma, aportando desde la más absoluta modestia unos momentos de acercamiento e integración con el fin de intentar hacer lo más amable posible la convivencia entre todos los que disfrutamos de esta zona de la ciudad”, relata José Antonio Arberas, portavoz de la vecindad. La organización, un año más, quiso recordar la importancia que en otros tiempos tenían las vecindades en la ciudad de Gasteiz a la hora de intentar conseguir una mejor calidad de vida, con el trabajo colaborativo de todos, “pues el ritmo de vida actual excesivamente individualista y un tanto frenético, no ayuda a la existencia de esta relación vecinal”.