Vitoria - Un buen número de vecinos de Baños de Ebro revivió durante el pasado fin de semana, especialmente el domingo por la tarde, la pesadilla de las inundaciones de septiembre del año 2015, cuando las aguas de las escorrentías de la zona de río Salado anegaron la mitad del pueblo, llenando de lodo bodegas y bajeras. En esta ocasión, afortunadamente, las dimensiones de la avalancha de agua y lodo no fueron tan dramáticas, pero aun así el siempre pulcro Baños de Ebro quedó en una parte de su entramado cubierto de barro y no llegó a más gracias a la rápida actuación de los Bomberos de la Diputación Foral de Álava, en concreto, los llegados desde la UCEIS de Laguardia, que colocaron sacos de tierra para desviar el barro líquido que amenazó con entrar en las viviendas y negocios.
El problema comenzó, en realidad, durante la jornada del sábado. Entonces, desde las tres de la tarde no dejó de llover hasta bien entrada la madrugada. Según explica a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA el alcalde de la localidad, Borja Monje, llegó un momento en el que el subsuelo ya no admitía más agua y entonces comenzaron a formarse escorrentías que primero llenaron las tierras de viñedos de la zona de río Salado, un amplio paraje entre Samaniego y Baños de Ebro y, a continuación, iniciaron el descenso hacia la segunda localidad.
Una parte de ese agua fue recogida por el río San Francisco, un pequeño cauce sobre el que pasa un camino rural asfaltado, en el que hay una estructura que consiste en una tubería para que el agua pueda pasar y continuar su discurrir encauzado en dirección hacia el pueblo.
El problema es que en la entrada de esa tubería ya había barro y ramas acumuladas y la corriente trajo muchas más, con lo que llegó un momento en que el lodo saltó por encima del camino asfaltado y erosionó la capa superficial de las viñas que se encontraban a su paso, llenando la calle-carretera de entrada a Baños de Ebro.
Las primeras medidas las tomaron los propios vecinos tratando de bloquear la entrada del lodo en sus casas. Mientras tanto, a las 20.30 horas, se llamaba al 112 para pedir ayuda. Entre los servicios públicos, los primeros en llegar fueron los agentes de una patrulla de la Ertzaintza. Después se avisó al retén de Laguardia para que enviaran una motobomba. Los Bomberos llegaron en 18 minutos e inmediatamente colocaron sacos de tierra y paneles metálicos para desviar la corriente de lodo por la carretera evitando su entraba en las bajeras de la zona.
El primer edil comentaba ayer lunes que “se ha pedido en varias ocasiones a URA la autorización para poder limpiar el cauce del río San Francisco, pero hasta ahora no nos han dado el permiso para poderlo hacer”. El domingo, sin embargo, no quedó más remedio que ayudarse con una pala para retirar el barro que obstruía la tubería, y ayer mismo el Ayuntamiento decidió construir un nuevo puente con carácter inmediato, tanto que esta misma mañana podrían comenzar las obras.
Y es que, la angustia de lo sucedido hace tres años y el pasado domingo no hace más que alimentar el miedo ante lo que pueda pasar mañana miércoles, día en el que se esperan nuevas tormentas. Un ejemplo gráfico de esa inquietud ocurrió ayer cuando los Bomberos iban a proceder a retirar los sacos de tierra y las planchas. Entonces, un vecino se acercó a los Bomberos y pidió que les dejaran los sacos “ante lo que pueda ocurrir el miércoles”.
Fiestas acortadas Las lluvias del fin de semana han dejado secuelas en las fiestas que se celebraban en la zona, tanto en Baños de Ebro como en Elciego. En el primer caso, las verbenas de la tarde-noche se tuvieron que suspender ante la intensidad de la lluvia y el riesgo que eso suponía en los equipos eléctricos de los músicos.
En Elciego ocurrió otro tanto y hasta una degustación de la asociación Landalán se tuvo que trasladar de ubicación, a los bajos del Ayuntamiento. La lluvia también anegó viñedos en Leza y Navaridas, donde se llegó a desbordar el río y en Lapuebla de Labarca llegó a caer algo de pedrisco, pero no hizo daños gracias a la intensa lluvia que lo acompañó.