Las tranquilas calles de Artziniega vivieron una pequeña revolución al mediodía del jueves cuando comenzó a circular la noticia de que su peregrino más famoso, Ginés López Marín, y sus compañeros de aventuras y amigos -la borriquilla Marina y el perrito Comotú- ya estaban de regreso. No en vano, partieron el pasado 2 de marzo (el día que cumplió 66 años) con la firme intención de afrontar su tercer camino de ida y vuelta a Santiago “a paso de burra, porque aquí la que manda es Mari”, recuerda Ginés. Y tras más de 1.600 kilómetros y cuatro meses fuera de casa, lo han logrado, pese a la dureza del clima de las primeras semanas y lo novedoso de su itinerario.

De hecho, este trío de peregrinos se comprometió con la asociación de amigos del camino de Santurtzi (Camisan) a que la salida y meta oficiales de la aventura iban a estar en la localidad costera vizcaína y lo han cumplido. “Partimos el 4 de marzo de allí y regresamos el pasado lunes, que menudo recibimiento nos tenían preparado. Hasta manzanas para Marina”. Y es que, “les hemos cambiado hasta la canción, ahora cantan: Desde Santurce a Santiago...”, bromea Ginés, en referencia al letrero que han llevado durante toda la aventura, adherido a la parte trasera de su ya famoso carrito.

No es el único desvío intencionado que han añadido a la tradicional ruta. Y es que, tras entrar el 21 de abril con todos los honores en la plaza del Obradoiro de Santiago, y sellar la compostela, no se detuvieron a descansar antes de emprender el camino de regreso a casa, sino que enfilaron hacia Fisterra y luego a Muxía. De igual forma, las últimas etapas de peregrinaje han guiado sus pasos por poblaciones de Cantabria y la costa vizcaína, en incluso Portugalete y Bilbao, antes de regresar al Valle de Ayala. “Lo que hay que aprender de los animales, he visto llorar de alegría a mi otro perro Hiru, de ocho años, cuando nos ha visto aparecer; y Marina en cuanto ha reconocido su suite (un albergue, con pesebre y campa que tenemos en el límite con el Valle de Mena) ya ni caso me ha hecho”, explica emocionado Ginés, para quien el bienestar de sus compañeros de viaje ha sido, es y será siempre lo primero.

Susto en el viaje “El único susto del viaje me lo llevé ya a la vuelta, a la altura del precioso pueblo medieval de Cacabelos, en León. Unos gitanos en una furgoneta destartalada aparecieron junto a la pradera cercana al albergue en la que estaba Marina, y emperrados en que se la vendiera o se la llevaban gratis, y yo que no está en venta ni tiene precio. Hasta la hospitalera llamó a la Guardia Civil, pero mientras no se diera el hecho no podían hacer nada, así que me pasé toda la noche en vela”, relata Ginés. “Ha sido el único percance, porque el resto es todo maravilloso. No se puede explicar con palabras la buena gente y la increíble solidaridad que te encuentras a cada paso. Hay que vivirlo y animo a hacerlo”.

próximos retos De hecho, Ginés se ha convertido en todo un defensor del envejecimiento activo. “¡Jubilados del mundo, dejar de mirar obras y moveos del sofá, aunque sea para ir al monte a coger setas o lo que sea, pero moveros y disfrutar de la vida!”, exclama.

Piensa seguir haciéndolo “mientras me aguanten las ruedas”, señala en referencia a sus piernas. No en vano, ya tiene cubierta la agenda para los próximos cuatro años: el próximo año a Lourdes, que “sólo son 370 kilómetros”, dice. “En 2020 al Rocío” -asiente-, “un periplo de 2.200 kilómetros en seis meses, si me da permiso mi señora”. Y en 2021-22, “el mismo día que cumpla los 70 años arrancaré de nuevo a Santiago, que quiero hacerlo en el año santo compostelano”. Y, luego, a Roma. “Es algo que me ha metido en la cabeza un peregrino francés que he conocido, que venía de allí y se ganaba la vida tocando la flauta. No sé si me querrá recibir el Papa, y tampoco me lo voy a tomar a mal. Si algo aprendes en el camino es a cambiar el chip y no discutir con nadie. Los enfados no entran en mi agenda”, apostilla.

Como en sus anteriores aventuras, Ginés tiene en mente ir acompañado de sus fieles amigos de cuatro patas. “Marina ahora mismo tiene 11 años, que equivalen a 22 de una persona y la media de vida en las razas caballares es de 45 años, así que está en plena juventud. De todas formas, también estoy preparando a un caballo de 17 meses, pero hasta que no cumpla tres años no estará listo”, declara.

Mientras, Ginés disfruta de su regreso en su tierra, la misma que le ha visto partir hacia Santiago en tres ocasiones, hasta la próxima peregrinación.

De Euskadi a Santiago. Este simpático trío de peregrinos de Artziniega, compuesto por Ginés, Marina y Comotú, ha recorrido 1.600 kilómetros a pie en cuatro meses, en su tercer Camino de Santiago.

De Lourdes a Roma. Los retos que se marca Gines para los próximos años son viajar a Lourdes, al Rocío, a Roma y de nuevo a Santiago, eso sí, en año compostelano. Y tiene en mente peregrinar acompañado de sus fieles amigos de cuatro patas, como hasta ahora.