Desde que el ser humano dejó las cavernas, la evolución de la organización social ha progresado de la mano de los avances en los conocimientos científico, técnico y tecnológico. Desde el principio de los tiempos, el hombre ha centrado sus esfuerzos en mejorar su calidad de vida creando objetos que le ahorren esfuerzos, aumenten la producción y le proporcionen confort y bienestar. Aún en nuestros días prevalecen inventos que surgieron en la Prehistoria y que sin ellos hoy en día no podríamos vivir. En ese contexto, Agurain acogió el fin de semana un encuentro de amantes de las tecnologías primitivas de la mano de Desprehistoria Taldea, que dio a conocer iniciativas como la tallas de hueso y piedra, el curtido de pieles, la forja, las pinturas rupestres o la extracción de fibras naturales.
A lo largo del fin de semana se desarrollaron diferentes talleres de tiro con arco o azagaya, entre otros. “Para impartir ciertos conocimientos hemos contado con personas especializadas en estas materias”, explicaba Iker Uriarte, uno de los organizadores del evento, que contó con la presencia del famoso luthier Alfonso García Oliva, de Edu Gordo para ofrecer sus conocimientos sobre el fuego por métodos primitivos, de Iñigo Lizarraga en la forja, de Julián Márquez para talla de hueso y piedra y de Ángel como experto en pinturas rupestres. “Este evento muy generalizado en Francia y en el norte de América es la primera vez que se celebra en el País Vasco”, explicaban los organizadores.
En el encuentro, celebrado en el Txopper Klub de Agurain, también estuvieron las integrantes de Argia, la asociación de mujeres del municipio de Elburgo, que desde hace una docena de años realizan diferentes acciones como mercadillos o cenas para recaudar dinero para un proyecto en Malpaisillo (Nicaragua). Acudieron hasta la capital de la Llanada oriental con un amplio surtido de jabones, cremas, sales, ungüentos, aceites e, incluso, pacharán.
En la explanada del recinto cultural, los asistentes tuvieron la oportunidad de conocer los trucos para encender fuego con un arco de madera, una cuerda y una piedra. Allí se explicó que una tabla con varios agujeros, un arco con cuerda y una sujeción superior, en este caso con una piedra, son los instrumentos necesarios para comenzar con una técnica en la que la posición es uno de los pasos más importantes. En concreto, la clave reside en colocar “una rodilla apoyada en el suelo un poco hacia atrás y la otra flexionada para que sirva de apoyo al brazo con el que se sujeta el palo sobre el que gira la cuerda para que no se cargue la zona posterior del brazo”, explicaba Gordo a los que se arremolinaban a su alrededor. En apenas unos segundos de vaivén, proseguía señalando que “lo importante es mantener el ritmo y la fuerza”. Consiguió hacer fuego, hazaña que fue aplaudida por los asistentes.
A su lado, estaba la exhibición de talla de instrumentos musicales. De simples trozos de madera surgieron utensilios musicales como pequeñas flautas. Los asistentes también tuvieron la oportunidad de ver cómo de un trozo de boj, madera de gran consistencia, salían preciosas cucharas. “Hay que ir rebajando en el sentido de la veta. Lo difícil llega cuando te encuentras nudos”, relató el experto, navaja en la mano. En diferentes mesas se pudieron conocer los artilugios que los antepasados utilizaban para la caza y la pesca. Herramientas que les servían para encontrar alimentos y protegerse de los animales y del clima. De los animales que cazaban aprovechaban todo, como sus pieles, colmillos, garras, huesos o grasa para hacer utensilios, armas, vestidos y para alimentarse. En otro txoko del recinto, dos chicos emularon la fabricación de utensilios a partir de la técnica de la talla consistente en golpear la piedra separándola en fragmentos.
Las pinturas rupestres también tuvieron cabida en esta rendezvous o cita con las tecnologías primitivas de Agurain. Carbón triturado, un poco de aceite y clara de huevo fueron los elementos utilizados para la elaboración de la tinta que imitaba a la primitiva. Cultura, tradición y deporte se unieron en una cita en la que participaron aficionados y expertos en arqueología experimental, quienes mostraron sus puntas de flechas y azagayas en sílex, cuarcita y obsidiana, hueso y asta, reproducciones de todo tipo, de hachas y de instrumentos varios. Este evento tiene como objeto difundir el uso de dos herramientas de caza habitualmente empleadas en la Prehistoria.